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domingo, 25 de agosto de 2013

La comida rápida y la depresión: Sí, están relacionados.

En la pausa del trabajo o cuando pasamos el día entero en la calle apenas hay tiempo ni oportunidad para comer algo sano. Curiosamente en las cafeterías y tiendas, los platos sanos como las ensaladas y las verduras son especialmente caros, mientras que la bollería y la comida rápida tienen además de un aspecto más llamativo, un precio mucho más sugerente. Esto me hace pensar una vez más lo promovida que está por la sociedad la mala alimentación. Esto lo he observado tanto en España como en Alemania (y en Inglaterra, pero esto no me sorprende, teniendo en cuenta que son los peores comedores de Europa), sin embargo no puedo decir lo mismo de los países escandinavos, donde el consumo de alimentos saludables como fruta y verdura está extendido y promovido, siendo los platos estrella de todas las cantinas.

Una pizza o una hamburguesa de pascuas a ramos que yo sepa no ha matado a nadie, sin embargo todos sabemos que el consumo frecuente de comida rápida (o fast food) tiene consecuencias muy perjudiciales a largo plazo, como problemas cardiovasculares, sobrepeso o desórdenes hormonales. Lo que pocos saben es que el consumo de comida rápida es un desencadenante de serios trastornos psicológicos, como por ejemplo de la depresión. También está demostrado que aumentan los niveles de ansiedad en personas con una permanentemente alta activación fisiológica de base.

El azúcar refinado no se ha ganado su mala fama porque sí. Los seres humanos tenemos una hormona producida por las células del tejido adiposo que se llama leptina. La leptina es la encargada de enviar señales de saciedad, regulando la cantidad de consumo y protegiéndonos del sobrepeso y de la obesidad. ¿Pero sabéis lo que pasa cuando se consume azúcar refinado en exceso? El azúcar inhibe esta hormona, descompensándose así el mecanismo regulador y confundiendo a nuestro cuerpo, que no termina de saber cuándo estamos saciados, la conducta de comer se descontrola y esta conduce a un aumento del peso corporal. La comida rápida suele llevar además de un alto contenido en sal, grasas vegetales, colorantes y conservantes artificiales, un alto contenido en azúcar refinado. Si además de esto tendemos a echarle azúcar al café, al té, a la leche... Sin querer y sin ser conscientes, estamos abusando. Es por ello que si te paras a mirar a tu alrededor, encontrarás un alto porcentaje de personas que están por encima de su peso adecuado (además la falta de ejercicio regular sería otro factor colaborador). Si te acostumbras a evitar echarle sal y azúcar extra a los alimentos estarás evitando el abuso, ya que al estar incluídos en casi todos los alimentos (incluídas las frutas) a poco que añadas, ya estarás consumiendo más cantidad de la que debes.

El equipo investigador de la científica Almudena Sánchez-Villegas, después de acompañar a un grupo de 8964 personas a lo largo de medio año (ninguno de ellos había padecido nunca una depresión ni había tomado antidepresvos al comienzo del estudio), atendiendo tanto a su patrón de alimentación como a su estado psicológico, encontraron que la probabilidad o riesgo de desarrollar una depresión en personas que consumían frecuentemente comida rápida, en comparación con aquellos que seguían una dieta sana, era un 51% más alta. Esto se concluyó tras observar que al final del estudio, 493 personas habían sido diagnosticadas de depresión o tratadas con antidepresivos. Este estudio es útil, pues se observa una estrecha correlación entre ambas variables, sin embargo hay otras variables no controladas, como por ejemplo el estudio de un grupo control o la cantidad de ejercicio realizada por cada participante, que de alguna manera también puede empeorar o mejorar tanto el estado fisico como el psicológico.

Pero no es este el único estudio que sugiere este hecho. Otro estudio realizado en la University College London (un aplauso para los ingleses, que empiezan a preocuparse por la salud y la alimentación de sus ciudadanos) en 2010 descubrió que las personas que se alimentan principalmente de comida rápida, tenían un 58% mayor de riesgo de padecer una depresión. El riesgo de personas que se alimentan principalmente de frutas, verduras y legumbres es sin embargo de tan solo un 26%. Estos datos sí parecen alarmantes.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Cuando jugar se convierte en pesadilla: El juego patológico

Nunca me había parado a observar el elevado número de personas que invierten su tiempo en salas de juegos. Pasan horas, y horas, y horas. Nunca me había llamado la atención porque sencillamente ni había estudiado la patología en profundidad, ni conozco personalmente a nadie que sufra esta adicción, por lo que a mí ni me iba ni me venía.

Pero me tocó estudiar el juego en su vertiente psicopatológica, y ahora no puedo dejar de fijarme cada vez que paseo y paso por delante de una sala de juegos o de un casino. Me asomo, echo un vistazo, observo a esas personas, la mayoría hombres, y observo sus conductas compulsivas. Apenas tienen conciencia de que están sucediendo cosas alrededor de esa máquina. Su atención y concentración están plenamente dedicadas a ella, de una manera llamativamente obsesiva.

Munich, la ciudad en la que vivo, destaca además por la frecuencia de salas de juego y casinos en las calles del centro, especialmente alrededor de la estación central. Estos jugadores adictos que tienen la relación más estrecha de su vida con una máquina tragaperras parecen inofensivos, pues se mantienen ocupados y no molestan a nadie, y semejan no afectar a la sociedad. Mentira. No solo son un peligro para la sociedad sino que detrás de esos hombres tan concentrados en su actividad "inofensiva" existe sufrimiento, existen familiares desesperados, existe maltrato, existe delincuencia, existen deudas, existen estafas, existe depresión, coexiste alcoholismo e incluso otras adicciones no poco frecuentes, como a drogas ilegales o al sexo. Y no necesariamente todo a la vez. Ni estrictamente en ese orden.

El perfil del jugador patológico

El juego patológico se considera un trastorno del control de los impulsos. El jugador patológico se distingue del jugador normal al presentar de forma evidente los siguientes síntomas:

1. Una preocupación permanente por el juego y por obtener dinero para jugar
1.a) Necesidad de jugar cada vez una cantidad mayor para lograr el nivel de excitación
2. Una contínua o episódica pérdida de control de los impulsos de jugar
3. Pensamientos irracionales sobre el juego
4. Persistencia en la conducta de juego a  pesar de consecuencias graves sucedidas.

Según datos estadísticos obtenidos en diferentes países, podemos concluir que el perfil psicosocial que cumple con mayor frecuencia el jugador patológico es el siguiente:


- Hombre (proporción respeto a mujeres 2 : 1)
- Edad comprendida entre 18 y 30 anos (generalmente se empieza a "tontear" con el juego en la etapa de adolescencia)
- Personas con un bajo nivel educativo o bajo nivel socioeconómico
- Afecta igualmente a casados y a solteros (hay estudios que apoyan la mayoría de casados y estudios que sostienen que la mayoría son solteros)
- Acuden a atención primaria o a terapia psiquiátrica mayoritariamente varones (relación 3 : 1), casados (70%), con estudios primarios (90%), la mitad con trabajo fijo y con ingresos económicos bajos.

Los resultados de un estudio realizado en la Universidad de Málaga muestra que el juego patológico aparece con mayor frecuencia en aquellas personas que tienen de base los siguientes trastornos de la personalidad: personalidad dependiente, obsesivo-compulsivo, antisocial y narcisista.

Además de tratarse de un trastorno de curso progresivo, cabe destacar que la persona que sufre este tipo de adicción NO consigue jamás la curación o recuperación completa, es decir, la adicción es crónica e incurable, como el alcoholismo, la persona puede mantener una abstinencia del objeto de adicción el resto de su vida pero su personalidad continúa siendo adictiva (me inclino por la existencia de este tipo de personalidad, otros autores por el contrario la refutan) y se debe intentar mantener dentro de unos márgenes de estabilidad y bienestar psicológico para que su calidad de vida no se deteriore. Esto se consigue tanto con psicoterapia como con una red de apoyo familiar y social satisfactoria.


El deterioro progresivo

Como siempre en este tipo de patologías "escondidas" en la sociedad, que pocos advierten, los familiares (mujer, hijos) quedan a la sombra, siendo al final los que más sufren y sobre los que recae la responsabilidad de las consecuencias de las conductas del adicto. (Me dedico exclusivamente a los hombres porque estadísticamente son mayoría y por falta de espacio). Pronto llegan las mentiras, los enganos, las agresiones (psicológicas o verbales) e incluso los hurtos. Los familiares, frecuentemente la madre o pareja, tardan mucho tiempo en alejarse de esta situación, generándose casi inevitablemente una relación de codependencia con el adicto.


¿Qué es una relación de codependencia? Es una relación adictiva y conflictiva que se aleja generalmente mucho del amor. La persona codependiente pasa a personar y tolerar absolutamente todo independientemente de que exista maltrato físico o psicológico por parte de la persona trastornada. Es una relación enferma y suele acabar con graves consecuencias. Suele darse con frecuencia como he dicho en madres o parejas (el sexo femenino invade el grupo de personas codependientes, es posible que mucho tenga que ver su rol social de cuidadora), así como en personas con autoestima baja, que tienen desde el principio un vínculo fuerte con el enfermo y consideran el alejamiento como un "abandono", sintiéndose culpables y manteniendo la protección y la relación de manera incondicional.

El deterioro de las relaciones en el ámbito familiar es así el que primero se manifiesta, pasando en poco tiempo a extenderse al ámbito económico, laboral, de ocio y finalmente social (es cuando "los de su alrededor" ya se dan cuenta de la gravedad del problema) y penal (si llegan a cometer delitos).

Las deudas, los despidos, el abandono de actividades de ocio y el aislamiento social son síntomas avanzados que indican gravedad. En casos extremos el jugador patológico puede llegar a cometer delitos como hurtos o atracos, con el objetivo de conseguir dinero con el que saldar las deudas y continuar jugando para obtener el dinero con el que teóricamente saldarán las deudas, entrando así en un círculo vicioso. También sumamos al ámbito penal aunque no siempre impliquen conductas ilegales, las conductas de riesgo, como la conducción temeraria, el alcoholismo o el consumo de drogas.

Entre las características clínicas más típicas de esta patología están la ilusión de control, es decir, los adictos al juego están convencidos de que son ellos los han desarrollado habilidades y estrategias que controlan a la máquina. Este es uno de los errores cognitivos más frecuentes y que más predicen la persistencia en la adicción. Otra característica típica son las verbalizaciones irracionales. El azar deja de existir para ellos. Un 75% de los jugadores patológicos expresa verbalmente una realidad distorsionada con frases tipo: "tengo la máquina caliente ya", "está a punto" o "si hago esta y esta combinación, no falla".

La coexistencia de trastornos

Curiosamente, las personas que tienen adicción al juego, raramente padecen este trastorno de forma aislada. Un altísimo porcentaje presenta trastornos de ansiedad, depresión, alcoholismo u otro tipo de adicción como tabaquismo o adicción a otras drogas. Incluso se han descrito casos de adictos con un trastorno de adicción al sexo. Esto parece entonces apoyar la teoría de que el tipo de personalidad adictiva, sí existe.

La pregunta que aún no ha sido contestada y que en mi opinión depende de cada caso individual es, ¿son los trastornos de base como la ansiedad o la depresión, los desencadenantes de la adicción al juego? ¿o es la adicción al juego la que origina este tipo de trastornos secundarios?

Parece ser que el ambiente de juego promueve el desarrollo de otras adicciones (entorno de fumadores, camareras ofreciendo bebidas alcohólicas, etc.), pero también hay datos que sugieren que las enormes pérdidas económicas producen una inmensa ansiedad en el adicto, así como un aumento de la probabilidad de desarrollar una depresión.

Pues bien... tras la lectura de este artículo solo me queda invitarte a reflexionar, debatir sobre este tema y estar muy atento a tu propia conducta, asi como a la de los que te rodean... pues vas a encontrarte con más casos de adicciones de los que pensabas: al tabaco, drogas, redes sociales, comida, etc. Como en todos los ámbitos (alimentación, ejercicio) todo en moderación y en equilibrio es sano, el exceso es siempre un indicativo de trastorno.


¡Hasta muy pronto!

miércoles, 14 de agosto de 2013

¡Gracias por la música!

Casi todo aquello que intenta producir un cambio en nuestro cerebro e introducir en él sensaciones o modular nuestras emociones, lleva consigo una banda sonora. Una película, la radio, un programa de televisión, una clase de yoga y meditación, incluso el camino rutinario hacia nuestro lugar de trabajo.


Si estamos tristes, nos tumbamos en la cama a escuchar música melancólica para canalizar nuestros pensamientos y emociones de tristeza. A algunos incluso les facilita soltar un par de lágrimas, y sin música quizás no podrían. Por otro lado, si estamos activos y llenos de energía, buscamos escuchar música que nos incite a bailar, movernos y potenciar ese estado de alegría. ¿Vamos a salir un viernes por la noche? Ya desde por la tarde nos estamos activando con música apropiada a un volumen considerable para ponernos en "modo fiesta". Pero, ¿por qué tiene la música un poder tan extraordinario sobre nosotros? ¿van nuestras emociones siempre acorde al tipo de música que estamos escuchando o es precisamente al contrario? ¿por qué acudimos a ella como reguladora de emociones y de nuestro estado de ánimo? Nos rendimos ante ella y nos dejamos modificar por ella, como si de un taller se tratase.

Antes que comenzar a contar nada, tengo que justificar brevemente el título de este artículo, pues además de ser una fanática de casi todo tipo de música y de tener la suerte de haber heredado una sensibilidad acústica bastante destacable (aunque en mi caso he dirigido este don más bien a los idiomas; tocar un instrumento por desgracia no sé, aunque nunca digas nunca), creo que muchos de vosotros os sentís también agradecidos. ¿Gracias por qué? Gracias a todos los cantautores, compositores, cantantes, grupos, pianistas, violinistas y una innumerable lista de artistas relacionados con el mundo de la música a lo largo de la historia por haber aportado su creatividad, su don, su sensibilidad y en definitiva su música, que juega un papel tan importante en la vida de las personas. Pues, que alguien me explique qué sería de la humanidad sin bandas sonoras como las de obras de arte como La lista de Schindler o Lo que el viento se llevó. Que alguien me explique qué sentido tendrían las reuniones sociales como bares y discotecas, conciertos, fiestas, cenas o barbacoas sin música "de fondo" que amenicen el ambiente; qué haríamos sin villancicos o sin canciones infantiles. Qué ducha más aburrida si no nos pusiéramos a pegar voces o cómo sería de monótona la limpieza de la casa en silencio absoluto. Qué haríamos sin música clásica o chill para relajarnos o sin rock & roll para descargar nuestras emociones más intensas. Cómo iríamos por las mañanas al trabajo o a la universidad después de una noche de dormir poco y sin música en la radio del coche o en el iPod (o iPhone). El silencio es igualmente necesario por supuesto, pero tras un largo tiempo sin escuchar música, la necesitamos, la buscamos. Si no tenemos oportunidad de escucharla, la cantamos (se nos de bien o mal).

No hay que subestimarla, es tan imprescindible, que su ausencia perjudicaría gravemente nuestra salud.

E igual que su ausencia perjudica, su presencia mejora la salud física (pues algunos tipos incitan a bailar) y mental. Tanto es así, que la música se encuentra incluida en la psicoterapia, utilizada a día de hoy como método terapeútico, recibiendo éste el nombre de musicoterapia.

La práctica está extendida actualmente en todo el mundo, siendo avalado su éxito mediante numerosos estudios y existiendo incluso carreras y postgrados de esta ciencia (el primer país que contó con estos estudios fue Argentina). España ha sido sin embargo uno de los países que se ha mantenido más escéptico o al margen del uso de este método.

¿Qué es la musicoterapia y de dónde surge?

La musicoterapia es el manejo de la música y sus elementos (ritmo, melodía, sonido y armonía) para promover la comunicación, el aprendizaje, las relaciones, la expresión, la organización, un estado de ánimo positivo, el movimiento y otros objetivos variados, para mantener las necesidades físicas, emocionales, sociales y cognitivas satisfechas.
El musicoterapeuta es una persona cualificada que suele trabajar con grupos o a nivel individual. Es importante diferenciar entre musicoterapia y educación musical, teniendo esta última la música como fin último y no como instrumento para tratar enfermedades o trastornos físicos y mentales.

Su origen se remonta a la prehistoria. En los ritos mágicos y de curación de aquel entonces ya se utilizaba música como fondo. Pero esto no lo podemos entender todavía como musicoterapia. Sería entonces más bien en la época de los
egipcios 1.500 a.C., en los papiros encontrados en la ciudad de Kahum en 1889, donde se hace alusión a la música como agente capaz de curar el cuerpo y el alma.
El primer relato sobre aplicación de musicoterapia es un poco después, por el pueblo Hebreo, que utilizaba este método en el tratamiento de problemas físicos y mentales.
Los primeros fundamentos científicos se escribieron en la antigua Grecia, destacando pensadores de la época como Pitágoras, Platón y Aristóteles.
A partir de aquí la música como forma de psicoterapia en enfermedades físicas y mentales ha ido evolucionando a lo largo de la historia (no me voy a detener en ello porque podría escribir diez artículos) y a día de hoy existen estudios que demuestran claramente los beneficios y mejoras tras este tipo de terapia.

El efecto terapéutico de la música

Se ha mostrado a través de innumerables estudios científicos su enorme eficacia en niños con trastorno autista (otro tema muy interesante para un próximo artículo es el efecto terapéutico de los animales de compañía), siendo en éstos hasta hoy su aplicación más frecuente, mejorando notablemente sus habilidades comunicativas.


lunes, 12 de agosto de 2013

¿Puede la meditación causar cambios en el cerebro?

Hasta el día de hoy millones de estudios científicos se dedican a investigar los efectos terapeúticos de la práctica regular de la meditación. El equipo de investigación de Yi-Yuan Tang encontró que tan solo después de cuatro semanas practicando meditación, se producían cambios biológicos en el cerebro.
En el estudio se distribuyeron 113 estudiantes que jamás habían realizado meditación en dos grupos distintos.
Uno de los grupos fue entrenado en mindfulness, centrándose los investigadores en este caso en un entrenamiento de la atención y de relajación corporal.
El otro grupo se centró en simples ejercicios de relajación general.
Los investigadores comprobaron en los participantes tras cuatro semanas si se habían realizado cambios biológicos en el cerebro, encontrando cómo en algunas zonas de la corteza cerebral había habido una clara mejora en el aislamiento de los axones y un aumento de la velocidad de transmisión de la corriente nerviosa.
El córtex prefrontal está estrechamente relacionado con el control de las emociones y percepciones, así como con la resolución de conflictos. Ambas habilidades se mostraron mejoradas. De ahí que los científicos hayan planteado la meditación como medida terapéutica en enfermedades y trastornos en los que estas capacidades se encuentran reducidas: trastorno de hiperactividad con déficit de atención (TDAH), depresiones, trastornos de ansiedad, trastorno de personalidad borderline o esquizofrenia.

Otro estudio realizado por el equipo de investigadores de Fadel Zeidan de la Universidad Wake Forest en Carolina del Norte investigó la relación entre la meditación y la percepción del dolor.
Cada uno de los 15 participantes debía someterse a dolor voluntariamente. Se les colocó una placa de metal a 50ºC en la pierna derecha, que se encendía y se apagaba cada 6 minutos, y los participantes tenían que notificar cuán desagradable y dolorosa resultaba la experiencia. Además de estos datos subjetivos recogidos, se midió objetivamente la actividad cerebral durante el experimento.
Después de esto, se introdujo a los participantes en un curso intensivo de meditación durante 4 días y se les sometió de nuevo a la prueba, indicándoles que debían realizar esta vez meditación durante el contacto con la placa. Durante y después de esta segunda ronda, fueron recogidos los testimonios de sensación subjetiva. Según estos datos, el dolor percibido durante la meditación se redujo en intensidad un 40% y fue un 57% menos desagradable. Estos resultados son comparables a los efectos producidos por antiinflamatorios (AINE) como el paracetamol o el ibuprofeno. Una evidencia más del poder que tiene la mente.

El efecto de la meditación en la percepción del dolor ha podido ser demostrado en muchos otros estudios, pero el equipo de Fadel Zeidan quería además medir la actividad cerebral para descubrir qué zonas cerebrales sufrían cambios y cuáles eran estos cambios. Los resultados mostraron cambios producidos en regiones cerebrales como el Gyrus postcentralis, en la que la actividad cerebral se redujo considerablemente; el Gyrus es una zona relacionada con la percepción del lugar y con la intensidad del dolor. También en otras regiones como el córtex orbitofrontal, relacionada con la evaluación de las sensaciones, pudieron medirse cambios significativos.

Actualmente se utiliza la meditación como instrumento terapéutico como ya he comentado en anteriores artículos, sin embargo no hay que dejar de ser críticos con los estudios científicos distribuídos, como por ejemplo con este último de Fadel Zeidan y cols., en el que la muestra de participantes es demasiado pequeña (15 personas) y no se ha utilizado para en prueba un grupo control.

Con mucha seguridad aparecerán en un futuro próximo más y más completos estudios acerca de este tema que avalen el efecto positivo de la meditación en personas tanto sanas como enfermas, pues los beneficios que tiene sobre salud física y mental no solo pueden leerse por doquier, también pueden experimentarse y conocerlos desde la evidencia.

¡Hasta muy pronto!


"La ciencia y la meditación son los primeros grados de conocimiento y sólo el éxtasis conduce a las verdades eternas" (Charles Lamb)


Bibliografía:
Https://www.psycheplus.de

viernes, 9 de agosto de 2013

ADOLESCENCIA (2ªParte): Exploración y búsqueda de IDENTIDAD

Perdonad el retraso pero llevo una semana sin ordenador. Ayer me compré uno pero no funciona bien la batería, así que es un poco complicado sentarme tranquilamente a escribir. También me disculpo por la posible falta de tildes, pero el teclado que utilizo hoy es alemán, lo que me dificulta todavía más el uso de tildes y de ñ.
Bueno, como comentábamos en el artículo anterior, la adolescencia es la etapa vital menos estudiada desde el punto de vista psicológico, y sin embargo una de las más complejas e interesantes.
En este artículo vamos a hacer un pequeño recorrido por los principales autores/corrientes que han aportado sus teorías y estudios para comprender mejor esta etapa evolutiva.

Es posible que al ser un poco denso interese mayoritariamente a profesionales de la salud relacionados con este ámbito, pero como autora invito a todo el mundo a leerlo, pues no deja de ser una etapa de la que merece la pena aprender, pues es el periodo de construcción de lo que somos ahora, es la etapa vital mas susceptible de formar y deformar al adulto en el que nos hemos convertido.

Los autores más influyentes: S. Hall, A. Freud y Peter Blos

La primera obra que tuvo una influencia importante durante años en el estudio de esta complicada etapa de la vida fue la de Adolescence, de Stanley Hall (1844-1924). Este autor defiende que el desarrollo ontogénico recapitula el desarrollo filogenético del ser humano. La adolescencia es así una etapa vital ontogenética muy tumultuosa, con desequilibrios y desajustes emocionales en un continuo con dos polos: los impulsos infantiles y las demandas y exigencias de la sociedad.

La hija del famoso psicoanalista Sigmund Freud, (ese que ve sexo en todas partes) Anna Freud (1895-1982), repasó las teorías de su padre y reanalizó de nuevo la cuestión, aclarando que existen dos tipos de mecanismos de defensa para disminuir la ansiedad surgida en la etapa de la adolescencia y para salvaguardar la salud mental del adolescente: la intelectualización o racionalización, que consiste en evitar implicarse en aquellas cuestiones que le afectan directamente, y el ascetismo, que consiste en rechazar las tentaciones a toda aquella situación que pueda generarle ansiedad, renunciando a estar con sus compañeros, a tener relaciones sexuales o a realizar actividades al aire libre. Sin embargo en determinadas ocasiones el adolescente deja escapar sus impulsos reprimidos (en su uso de los conceptos "impulso" y "represión" se observa claramente la potente influencia de su padre) provocando la característica mas definitoria de la adolescencia: la ambivalencia y la conducta imprevisible.

Personalmente no me gusta leer hipótesis y teorías de un autor tras otro porque al final no me entero de ninguno, pero estos están todos muy relacionados. El siguiente es un compañero de colegio de Anna Freud, llamado Peter Blos (1904-1997) y conocido como Mr. Adolescence debido a sus estudios centrados en la etapa de la adolescencia (no dejar de sorprenderme lo originales y creativos que son los alemanes, sobretodo para atribuir apodos y esas cosas), y aportó dos conceptos que siguen de hecho vigentes a día de hoy: la división de la adolescencia en etapas y el proceso de individuación. Este último es el proceso de desvinculación de los padres, del logro de autonomía y de confianza en sí mismos. Al principio, en las primeras etapas, responderá a las nuevas demandas del entorno según los lazos establecidos con los padres, pero poco a poco irá dando respuestas emocionales cada vez más alejadas de los vínculos de la primera infancia.

Según el señor Blos decía, el adolescente pasa las siguientes cinco etapas desde la niñez hasta la vida adulta:

1. Preadolescencia
2. Adolescencia temprana
3. Adolescencia como tal
4. Adolescencia tardía
5. Post-adolescencia

Si nos centramos en los tres estadíos centrales, la adolescencia temprana es cuando el niño o niña vuelve a verse atraído por el padre del sexo contrario. Sin embargo esta vez, al rechazarlo como objeto amoroso, el adolescente intentará formar una relación íntima de amistad con otra persona de su mismo género. Durante la adolescencia como tal las relaciones de amistad se verán relegadas por las de amor, y durante la adolescencia tardía será finalmente el momento de consolidación del yo y de la identidad sexual del individuo.

Erik Erikson: El desarrollo de la identidad durante la adolescencia

Finalmente, un amigo de la infancia de Peter Blos (¿todos los autores jugaban juntos en el patio de recreo o cómo es esto?) también alemán (casi todos los autores en psicología son alemanes, eso es así) llamado Erik Erikson (1904-1994), considerado neofreudiano y no, no fue el inventor de la marca de teléfonos móviles, estudió el desarrollo global de la persona a lo largo de todo su ciclo vital. Su obra completa ha tenido muchísimo reconocimiento pero la temática más citada y la que ha originado mayor cantidad de estudios es sin duda su concepción del desarrollo de la identidad durante la adolescencia.
Erikson establece 8 etapas a lo largo del ciclo vital. Cada etapa representa el afrontamiento de una crisis concreta. La resolución satisfactoria de cada crisis producirá el paso a la siguiente etapa y preparara al individuo para afrontar la siguiente crisis. Cada etapa consta de dos polos, entre los que el individuo se debate. En el tema de la adolescencia nos interesan dos etapas en concreto:

- La dicotomía entre Identidad y Confusión de roles.

El adolescente se enfrenta a cambios físicos y a nuevas demandas del entorno social que le harán dudar de su identidad. Deberá comprometerse a nivel ideológico, profesional y personal. Si supera esta crisis habrá desarrollado las cualidades fidelidad y lealtad.

- La dicotomía entre Intimidad y Aislamiento.

El adulto joven debe arriesgar su identidad para lograr el vinculo de intimidad con otra persona, la fusión de identidades pero manteniendo la propia identidad. Superada esta crisis, alcanzara la capacidad de amar.

jueves, 1 de agosto de 2013

Esos niños grandes y pequeños adultos: Los adolescentes. (1ª Parte)

"La juventud de hoy en día ya no es lo que era" "Ya no hay respeto" "Las nuevas generaciones están echadas a perder"

Frases tópico de este tipo se escuchan con frecuencia entre los adultos.

Que no. Lo que cambia es nuestra perspectiva, no ellos. Fijaros en un escrito que se le ha atribuido a Sócrates en el siglo IV a.C.: "La juventud de ahora ama el lujo, tiene pésimos modales y desdeña la autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y prefieren insulsas conversaciones al ejercicio. Son ahora los tiranos y no los siervos de sus hogares. Ya no se levantan cuando alguien entra en casa. No respetan a sus padres. Conversan entre sí cuando están en compañía de sus mayores. Devoran la comida y tiranizan a sus maestros". La perspectiva sobre los jóvenes al parecer no ha cambiado en los últimos 25 siglos.


La adolescencia es una etapa de la vida muy interesante, en mi opinión de las más interesantes. No se ha abandonado todavía del todo la infancia, pero tampoco se ha alcanzado la madurez.
Sin embargo y sorprendentemente es la etapa menos estudiada. Hasta 1904 no apareció el primer estudio científico. Los términos adolescencia y adulto provienen curiosamente del mismo verbo latino, adolescere, que significa crecer, desarrollarse. Cada uno aparece distintamente conjugado, así adolescente está en presente (creciendo) y adulto, en pasado (ya ha crecido).

Tradicionalmente se ha considerado que la adolescencia transcurre entre los 13 y los 17/18 años aproximadamente, sin embargo, en los últimos años han sucedido una serie de cambios sociales (entre los que incluimos el estado del bienestar) que han llevado a reevaluar estos límites, situando los nuevos entre los 10 y los 22 años. Algunos autores propugnan una nueva etapa llamada Adultez emergente (los veintitantos como etapa entre la adolescencia y la vida adulta). Esta consideración ha sido muy controvertida y muy criticada. El adelanto del comienzo de la adolescencia a lo largo de los años es una realidad, y es lo que se denomina la Tendencia secular del Crecimiento. Parece estar propiciado por las mejoras en salud, las mejoras en la alimentación y los hábitos en general. También los medios de comunicación, en especial la televisión tiene una influencia tremenda (¿por qué tienen que ver ahora los niños y niñas de 9-10 años series para adolescentes? no olvidemos que el aprendizaje en cierto modo se produce por imitación). Para que observéis el cambio, en 1860 las chicas europeas tenían la primera menstruación con una media de 16 años, en 1970 lo hacían con 13 años. Tres años de diferencia son muchos. Y el adelanto que existe actualmente es de aproximadamente dos años, en los últimos treinta años, luego parece que cada vez la infancia es más corta.

En estos momentos la edad media parece haberse estancado en los 13 años, sin embargo otro factor que influye es la cultura, pues según datos estadísticos, en Europa la edad media es la mencionada pero en E.E.U.U. en algunos grupos étnicos se ha adelantado a los 12 años. Lo que todavía no se sabe a ciencia cierta es si la edad media alcanzada se mantendrá o todavía puede disminuir más.