O la crisis de los 30, o la crisis existencial, a secas. No soy muy partidaria de ponerle edad, pues puede presentarse en cualquier momento vital. Puede repetirse en el tiempo, puede permanecer, o ser temporal. Durar un día o también años, por qué no.
Pero los de la generación de los millennials (generación Y, o los nacidos a mitad de la década de los 80 - principios de los 90), o al menos es la percepción sesgada que tengo ahora de mi entorno más cercano, tenemos hartos motivos para generar una crisis al finalizar la década de los veinte. Sin pretender ser demasiado pesimista, intento reflejar una realidad que me golpea cada día al hablar con mis amistades cercanas de los sentimientos más profundos que acechan a principios de la treintena, así que este artículo va dedicado a todos ellos.
Pero los de la generación de los millennials (generación Y, o los nacidos a mitad de la década de los 80 - principios de los 90), o al menos es la percepción sesgada que tengo ahora de mi entorno más cercano, tenemos hartos motivos para generar una crisis al finalizar la década de los veinte. Sin pretender ser demasiado pesimista, intento reflejar una realidad que me golpea cada día al hablar con mis amistades cercanas de los sentimientos más profundos que acechan a principios de la treintena, así que este artículo va dedicado a todos ellos.