lunes, 27 de enero de 2014

¿Jugamos a trabajar?



De mayor quiero ser...


...¡¡médico, astronauta, peluquera, veterinario, cuentista!!




Ahora tienes veinti- o treintaytantos años y te encuentras sentado ocho horas en una oficina, de becario en una empresa que no te convence y/o con un compañero/jefe que te cae mal.



Consideras que el tiempo que pasas en el trabajo es tiempo tirado a la basura y que podrías estar invirtiendo en tus hobbies, en tu familia, en tus amigos o en tu pareja.

Si te digo además que pasarás tres cuartos de tu vida trabajando, ya te empiezan a entrar sudores fríos.

Pero claro, en este sistema capitalista para (sobre)vivir uno necesita ganar dinero y para ganar ese dinero, uno necesita trabajar. Continuando esta rueda de hamster, uno debe trabajar para vivir. Efectivamente, en esta dirección gira la rueda y no al revés. 

Desgloso este punto: NO SE DEBE VIVIR PARA TRABAJAR.

Si con algo de lo anterior te has sido mínimamente identificado, sigue leyendo.

sábado, 25 de enero de 2014

Análisis psicosocial de las HISTORIAS DE AMOR

Je t'aime...


Woody Allen nos da un maravilloso paseo por París en la apertura de su película Midnight in Paris... todos los que la hayáis visto coincidiréis en que es una película llena de magia. Los que no la hayáis visto, os invito a hacerlo... 

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Toda pareja tiene una historia de amor exclusiva.

Y cada persona.


Las historias de amor han existido a través de los siglos: aparecen en la literatura, en el cine, en las expresiones artísticas, en las telenovelas, en la música, en la propia vida.


Son inspiradoras. Motivadoras. Moduladoras. Toda historia de amor está además llena de magia, especialmente para los que la viven. Los soñadores flotan, se pierden en las emociones que el amor provoca, fantasean, idealizan, creen supersticiosa y ciegamente en el destino, en la magia y en la energía de la vida que le unirán por siempre al ser amado. Millones de autores han intentado a lo largo de siglos definir el amor sin éxito. Existen múltiples teorías que se acercan tímidamente al concepto del amor. Los psicólogos nos empeñamos en dar un enfoque racional al amor, algo frío y bastante teórico. Precisamente todo lo contrario a lo que sucede en la práctica, siendo la gran mayoría de las veces puramente emocional, impulsivo e imprevisible. Tanto, que se hace prácticamente imposible luchar contra él. Y es una evidencia, las relaciones amorosas reales se alejan bastante de lo que las teorías científicas persiguen, de los ideales que la sociedad impone como "relación perfecta". Así lo demuestran los relatos amorosos de las personas, las llamadas historias de amor.


En la variedad está la riqueza. Si el ser humano no es perfecto, ¿por qué iban a serlo sus relaciones? Si todas las relaciones fueran perfectas (diferenciando perfectas de sanas por supuesto, porque rozando lo patológico, la negatividad no entra en discusión), qué estúpidamente aburrida sería la vida.

Existen numerosos estudios que tratan de responder a las distintas preguntas acerca del amor y de las relaciones de pareja. Sin embargo no existen muchos estudios en el campo de la psicología social sobre las historias de amor (los trabajos de Sternberg (1994, 1995, 1996 y 1999) son casi la mayor aportación científica a día de hoy), si bien un estudio llamó mi atención y es al que le dedico mi post de hoy.


Como bien reconoce este autor, todos desarrollamos a lo largo de nuestra vida como mínimo, una historia de amor. ¿Cómo fue la tuya? ¿Lo recuerdas? Estudiando las narrativas de estas historias, se puede comprobar como éstas influyen en la vida afectiva de los participantes, muchas veces incluso de manera desproporcionada. En función de estas experiencias, sean positivas o negativas, correspondidas o no, de la intensidad con la que sean vividas y del goce o sufrimiento que susciten, la concepción del amor por parte de las personas será de una forma o de otra. Digamos que la experiencia se convierte en el marco de referencia del protagonista. La idea de amor es distinta así para cada persona, así como las prioridades en una relación de pareja. Son muchos los componentes que influyen en las experiencias: la personalidad de los individuos, las circunstancias, la edad, la dinámica de interacción, etc.

martes, 21 de enero de 2014

50 películas psicológicas que te van a gustar

Buenas tardes desde Madrid. He tenido que regresar una semana por motivos personales. Viendo el lado positivo, volver a España a menudo era uno de mis propóstos de 2014 así que como bien dice mi hermana, si se me cumplen todos así de rápido, este año apunta a ser uno de los mejores.

Dado que este mes ha estado para mí muy vinculado al cine psicológico (o "películas para pensar" como yo las llamo), al que le he dedicado parte de mi tiempo, voy a dedicar el post de hoy a este tema.

Si te interesa la psicología, he elaborado para tí una lista de las mejores películas que he visto que abordan diferentes temas psicológicos y que a mi juicio son muy representativas de los distintos aspectos de la psicología en general así como de los diversos trastornos o enfermedades mentales que existen.

Algunas muestran cierta ambigüedad, lo que da mucho juego a la hora de analizarlas y comentarlas, pues dan lugar a diferentes juicios, lo que las hacen más interesantes.

¿Has visto ya alguna? ¿Qué te ha parecido? Si tienes más sugerencias que no estén en la lista, ¡¡no dudes en escribirlas en "Comentarios"!! Si no, ve haciendo tic (algunas las he vinculado al trailer):

1. - Alguien voló sobre el nido del cuco (psicopatologías varias y hospitales psiquiátricos)
2. - Una mente maravillosa (esquizofrenia)
3. - Mejor... imposible (Trastorno obsesivo-compulsivo - TOC)
4 - Inocencia interrumpida (trastornos muy diversos: antisocial, bulimia...)
5. - Psicosis (esquizofrenia)
6. - Obsesión (trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo)
7. - Memento (amnesia anterógrada)
8. - American Beauty (parafilias sexuales)
9. - Shutter Island (psicosis y h. psiquiátricos) --> mi favorita, y eso que entré al cine obligada.
10. - Forrest Gump (retraso mental)
11. - Saw (la saga) (sadismo)
12. - Seven (trastorno psicótico)
13. - El silencio de los corderos (canibalismo)
14. - La naranja mecánica (trastorno antisocial de la personalidad)
15. - Atracción fatal 
16. - Requiem por un sueño (drogadicción)
17. - El show de Truman
18. - Tesis (trastono de la personalidad)
19. - Efectos secundarios (trastornos del estado de ánimo: depresión)
20. - El efecto mariposa (amnesia retrógrada)
21. - Trainspotting (drogadicción)
22. - El experimento (psicología social y de los grupos)
23. - El indomable Will Haunting (trastorno antisocial/narcisista de la personalidad; terapias)
24. - El cisne negro (trastorno obsesivo, trastorno psicótico)
25. - Mientras duermes (trastorno psicótico)
26. - El número 23 (trastorno obsesivo-compulsivo)
27. - Misery (trastono psicótico y obsesión)
28. - El resplandor (trastorno psicótico)
29. - Amèlie (psicología positiva)
30. - Una (y otra) terapia peligrosa (terapias)
31. - Crash (psicología social)
32. - Little Miss Sunshine (psicología de la motivación)
33. - Manuale d´amore (psicología social y de las emociones: el amor y sus etapas)
34. - Te doy mis ojos (violencia de género y trastorno de personalidad dependiente)
35. - Patch Adams (psicología positiva: el humor)
36. - La vida de Valentín (psicología positiva: resiliencia y trastornos personalidad)
37. - Insight (psicología de la memoria)
38. - El expreso de medianoche (trastornos psicóticos, fragilidad y deterioro de la mente)
39. - La lista de Schindler (psicología social y de los grupos)
40. - Soñadores (parafilias sexuales: incesto)
41. - The roommate (trastorno obsesivo-compulsivo; psicopatía)
42. - Lolita (parafilias sexuales: pederastia)
43. - Ciudadano Kane (trastorno de la personalidad)
44. - Guerra psicológica (psicología social)
45. - P.s. Te quiero (etapas de duelo)
46. - Queridísima mamá (TOC, disfunción familiar)
47. - Retratos de una obsesión (obsesión, trastornos de la personalidad)
48. - Todo por un sueño (trastornos de la personalidad)
49. - Rain man (trastorno autista)
50. - Boys don´t cry (trastorno de identidad sexual; síndrome de Korsakoff)


Que las disfrutes...



¡Hasta muy pronto!

domingo, 19 de enero de 2014

Voyeurismo: Placer espiando actos sexuales

Mallorca. Verano de 2013.

20:00 h. Julia y su amiga Mónica salen del hotel para salir una noche de viernes.

22:15 h. Después de cenar se animan tomando copas en un garito del centro de la ciudad.

23:30 h. Conocen a un grupo de alemanes. Todos muy simpáticos y bastante agraciados.

01:05 h. Julia lleva un rato tonteando con uno de ellos. Después de copas, chupitos, copas y chupitos, desaparecen y se van a algún lugar algo más "privado" en la playa.


Lo que Julia no se imagina es que tras una de las múltiples tumbonas que ofrecen las cadenas hoteleras, a modo de trinchera, se esconde un hombre que está tomando parte de absolutamente todos y cada uno de los movimientos de la espontánea pareja. Y no está meramente observando, sino que además la imagen de ambos le está excitando.

La invasión de los mirones

Es muy común la existencia de estos "espías", denominados voyeurs. La palabra proviene de nuevo del francés. Deriva del verbo voir (ver). El voyeurismo es una conducta que consiste en observar a personas desnudas o practicando actividades sexuales, generalmente de lejos, ocultamente y sin consentimiento de las personas partícipes, con el único fin de excitarse sexualmente. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) lo clasifica como una parafilia que se encuentra entre los trastornos sexuales y de la identidad sexual.

El perfil del voyeur es en un 99% hombres heterosexuales (tiene mucho sentido teniendo en cuenta que los hombres se excitan mucho más visualmente que las mujeres). La mayoría tienen pareja o incluso están casados y ocultan estas conductas.
Hay que dejar claro que generalmente NO buscan el contacto físico con la persona o personas observadas, la mera observación es lo que les produce excitación y el riesgo a ser descubiertos actúa como potenciador de ésta. La conducta del voyeur puede acompañarse de masturbación (simultánea o posterior, acordándose de la escena; y solos o en compañía), sin embargo es curioso que en algunos casos son capaces de llegar al orgasmo simplemente observando el acto sexual.

Muchos de los casos tienen al parecer su origen en la adolescencia, antes de los quince años. Jóvenes excesivamente tímidos o introvertidos que han tenido problemas para relacionarse con el sexo opuesto. También una prohibición o presión extrema de los padres acerca de los temas sexuales puede ser un factor desencadenante de este trastorno. Algunos de los voyeurs incluso relatan haber comenzado estas actividades observando a escondidas a sus padres teniendo relaciones sexuales.

Diferencia entre voyeurismo y la mera contemplación de pornografía

El aspecto más grave del voyeurismo (cuando realmente se considera un trastorno) es cuando esta expresión de la sexualidad se convierte en exclusiva del individuo. El contacto físico deja de producirles excitación. No se considera voyeurismo por ejemplo a toda actividad enriquecedora del acto sexual normal como puede ser recurrir a material pornográfico o determinadas fantasías sexuales.
La DSM-IV diferencia claramente entre una conducta voyeurista de una mera contemplación de pornografía mediante el grado de impulsividad y compulsión del acto.

La conducta voyeurista es una conducta compulsiva, donde suelen producirse alteraciones fisiológicas del sistema nervioso simpático como un aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración y ansiedad cuando aparecen los estímulos. Estos síntomas físicos desaparecen cuando culmina la actividad voyeurista.

Los criterios a considerar a la hora de realizar un diagnóstico diferencial son los siguientes:

  • Presentarse durante un periodo mayor a seis meses.
  • Desplazar o anular cualquier contacto físico interpersonal que caracteriza toda actividad sexual.
  • Manifestar la fantasía, el impulso y el comportamiento sexual de manera recurrente, compulsiva y altamente excitante.
  • Esta conducta produce malestar altamente significativo, deterioro social, laboral y/o de otras áreas importantes para el individuo.
El último punto merece ser aclarado. ¿Cómo es posible que la actividad voyeurista afecte a la vida social y laboral de la persona que la comete? Bien, este trastorno puede considerarse una adicción. Y como toda adicción, el que lo sufre necesitará cada vez más estímulos y mayor intensidad de éstos para experimentar el mismo nivel de excitación. La frecuencia también aumenta pasando a ser de habitual a diaria. Si esa conducta se interrumpe, el voyeur puede experimentar un "síndrome de abstinencia", un cuadro de síntomas como agitación, depresión y pensamientos obsesivos. La consecuencia de ello es el aislamiento social y los conflictos con la gente que les rodea.

Tratamiento

Un dato curioso es que no suelen ser ellos los que acuden a pedir ayuda, sino sus parejas, la familia, la policía o la orden de un juez por tener alguna denuncia. Es difícil descubrir cuándo una persona realiza actividades voyeuristas, pues éstas tratan de ocultarlo en la medida de lo posible. El síntoma que más llama la atención es que pierde el interés sexual genital, suele ser excesivamente cariñoso y detallista con su pareja y propone casi siempre hacerlo frente a espejos.
Ellos no lo viven como una "enfermedad" en sí misma, solo empiezan a ser conscientes cuando realmente su vida social, laboral, familiar y conyugal se deterioran debido a sus "adicciones".
En la mayoría de los casos, con una medicación adecuada y psicoterapia, el pronóstico es bastante bueno.

Los factores que determinan que una persona desarrolle una parafilia determinada (el exhibicionismo suele estar muy relacionado con el voyeurismo) son todavía un misterio...ç

... Interesante, seguimos pensando cuánta gente conoceremos con este tipo de trastornos, ya que por estadística conocemos a alguien seguro...



¡Hasta muy pronto!





"Lo importante se halla en la mirada, no en la cosa mirada" (André Gide)










martes, 7 de enero de 2014

Ataques sexuales en aglomeraciones: el frotteurismo

Hace poco me tocó leer sobre parafilias sexuales y automáticamente vino a mi mente una experiencia
bastante desagradable que tuve hace unos años, durante un viaje que hice en mi primer año de carrera a Roma con una amiga. Íbamos en el metro en hora punta, repleto de gente hasta los topes, de pie y comentando la noche anterior, en la que habíamos salido de fiesta con un grupo de Erasmus de nuestro hostal. A mi amiga de vez en cuando le dan ataques de verborrea, y éste fue uno de esos momentos. Ella hablaba y hablaba emocionada cuando de repente siento que el señor de mi izquierda se está acercando demasiado a mí. El metro iba lleno, pero él tenía espacio de sobra y al percibir que de alguna forma estaba invadiendo mi espacio vital, me retiré discretamente. En ese momento comprobé que no era un acercamiento casual, pues él se volvió a acercar con disimulo. Tengo que contextualizar haciendo hincapié en mi corta edad, veinte años, y en que por aquel entonces era fácilmente impresionable por cualquier suceso que se alejara de lo habitual (había visto poco mundo por decirlo así), por lo que mi reacción fue la siguiente: me quedé paralizada y blanca como una pared. Mi amiga seguía hablando y yo la miraba aterrorizada intentando comunicar con los ojos lo que estaba ocurriendo, pero ella interpretó que estaba quedándome blanca por lo que me estaba contando, por lo que siguió con su discurso ciega de euforia.

Lejos de terminar ahí aquello, y desesperada porque mi amiga no captara la situación, de repente escuché al hombre gimiendo en mi oreja, primero muy bajito, pero incrementó el tono hasta la evidencia, a la vez que noté un bulto a la altura de mi muslo. Presa de pánico no conseguí moverme y empecé a sudar como un pollo, casi llorando porque mi amiga no me salvaba, ella seguía hablando porque pensaba que mis ojos como platos se debían a su interesante historia. Es curiosa la variedad de reacciones que tiene la mente humana ante situaciones chocantes, aunque la opción de salir corriendo y gritar hubiera estado mejor, estando el vagón como estaba no hubiera sido una opción exitosa. Insistí con la mirada siendo cada vez más obvia y en una de las pausas que mi amiga hizo a lo largo su interminable discurso, me miró y por fin se percató de que algo no iba bien (la sensibilidad parece que no es lo suyo). Tras preguntarme "¿qué pasa?" y no obtener respuesta, miró al señor, me miró a mí, me agarró bruscamente y me alejó a la otra punta del vagón.

El desconocido se bajó en la siguiente parada atreviéndose además a mirarnos con una sonrisa lasciva desde el andén. Yo seguí un largo rato con la respiración contenida y con taquicardia, naúseas y muchas, muchas ganas de llorar.

Hoy, me vuelve a pasar algo parecido y os aseguro que el hombre no sale vivo de ese vagón.

El frotteurismo: el placer de tocar sin permiso

Este tipo de personas, en su mayoría hombres, abundan en aglomeraciones como el transporte colectivo, una fiesta o en la calle, esperando encontrar una víctima desconocida contra la que frotarse, pues esa conducta es para ellos fuente de excitación sexual. Se trata de los frotteur. Esta palabra derivada del francés, el frotteurismo, define un trastorno sexual o parafilia que en muchos casos se considera agresión (en el mío desde luego que sí). Es de hecho la segunda parafilia más frecuente después del voyeurismo (excitación sexual en la conducta de observar sin permiso a parejas teniendo relaciones sexuales).

Entendemos parafilia por desviaciones sexuales o perversiones, trastornos de inclinación sexual, es decir, conductas poco comunes o extrañas para conseguir la excitación. Y en muchos casos supone agresión a otra persona, pues exige prescindir de su consentimiento.

¿Os parece un trastorno "raro"? Pues es mucho más frecuente de lo que os imagináis. Algunos de los hombres que lo padecen tienen pareja o están casados e incluso tienen relaciones sexuales normales. En ciudades como México y Tokio, donde el transporte público suele estar abarrotado, el frotteurismo se ha convertido en una costumbre tan extendida, que han tenido que colocar señales prohibiéndolo e incluso habilitar vagones "solo para mujeres". Y no es exagerado: dos de cada tres mujeres habituales del metro de Tokio entre 20 y 30 años aseguran haber sufrido un ataque sexual de este tipo.

Las zonas que los agresores suelen tocar con mayor frecuencia son los glúteos, los muslos, el pecho y los genitales. Mientras lo hacen suelen imaginar que están teniendo una relación sexual con esa persona.

Actualmente se considera acoso o agresión sexual, pues la víctima no consiente este tipo de contacto. Si te ha pasado o te ocurriera alguna vez, no dudes en denunciarlo.

Criterios diagnósticos: ¿Padeces este trastorno?

Según el DSM-IV-R (Diagnósticos de salud mental), deben cumplirse los siguientes síntomas para establecer el diagnóstico de frotteurismo:

1. Durante un periodo de seis meses experimenta fantasías sexuales recurrentes altamente excitantes e impulsos sexuales o conductas ligadas al hecho de tocar o rozar a una persona en contra de su voluntad.

2. El individuo ha satisfecho estas necesidades sexuales, éstas producen malestar elevado o interfiere dificultando la vida normal.

Esta parafilia requiere por supuesto terapia psicológica. En ella se trabajará en encontrar la raíz de esta conducta y en conseguir que la persona exprese de otra manera alternativa su sexualidad.

Curioso, ¿verdad?

Pues próximamente os contaré más acerca de las parafilias, todo un mundo en psicología interesantísimo a la par que sorprendente, pues son argumentos de multitud de historias de terror, un mundo que por cierto nos rodea, no sigáis creyendo que no conocéis a nadie que sufra este tipo de patologías porque por estadística, a alguien conocéis SEGURO, otra cosa es que no lo sepáis... pues en la mayoría de los casos forma parte de la privacidad del psicópata. Ahí lo dejo...




¡Hasta muy pronto!