La televisión lo anunciaba al acercarse el fin del verano: la hora de volver al colegio se acerca, la hora de empezar un nuevo curso.
Volver a comprar zapatos y libros... volver a encontrar a tus viejos amigos...
...y juntos volver, a empezar...
Los nervios nos invaden las semanas previas y ya estamos soñando con el primer día de colegio, intrigados por saber cómo serán los nuevos profesores, cómo serán de difíciles las nuevas asignaturas, cómo habrán cambiado nuestros compañeros y amigos durante el verano (fíjate que eran solo dos meses, pero hay que ver lo que cambiaban algunos) o quién habrá venido nuevo a clase. Las ganas de utilizar todo el material nuevo nos pueden, llevándonos a hacer cosas que durante el año jamás haríamos, como forrar juiciosamente los libros intentando que no salgan pompas, hojear curiosos de antemano alguno de ellos esnifando ese olor a nuevo -siempre y cuando no fuera un libro heredado, en cuyo caso nos pondríamos a buscar dibujitos o frases fruto del aburrimiento en clase de nuestro antecesor- para anticipar lo que vamos a aprender ese nuevo curso u ordenar los bolígrafos en el nuevo estuche (que está impecable y que acabará sucio y lleno de firmas al terminar el curso).
La caligrafía de los cuadernos será en las primeras páginas digna de ser presentada a un concurso, apreciándose pura limpieza, esmero y cierto toque minimalista. No es así a medida que avanzan las semanas, cuando la aparición de las fechas deja de seguir una continuidad para pasar a ser alternadas, la limpieza y el minimalismo son sustituídas por el tippex y los tachones y la caligrafía pierde su belleza y rectitud asemejándose más a garabatos de parvulario.
Y no solo los niños vuelven a empezar.
Para muchos adultos el mes de Septiembre es algo así como el principio de un nuevo año. Debe ser por continuar la ya cosechada tradición escolar. Terminado el verano, estación de máxima euforia, de mayor número de horas de sol y calor, retorna uno a la vida rutinaria, a los días grises, al tiempo frío (en ocasiones lluvioso), a la jornada de trabajo. Pero no suele ser la misma rutina que antes de verano. Comienza, se construye una nueva y no sé vosotros pero para mí supone generalmente una etapa de cambios relativamente bruscos, un antes y un después, cambios más radicales que los que puedan producirse en otros meses del año, aunque cambios vitales pueden ocurrir en cualquier época del año por supuesto. Vemos los meses venideros como una nueva oportunidad, como un folio en blanco, nos proponemos nuevos objetivos, nuevos proyectos e ilusiones, la motivación vuelve con las pilas recargadas y podemos percibir un ligero aumento de activación, de energía.
Es además muy necesario y saludable generar cambios cada cierto tiempo. Pueden ser desde un corte de pelo, pasando por un cambio en la posición de los muebles de la casa, o incluso hasta un cambio de ciudad.
Septiembre es definitivamente un mes que me cae bien.
Este año 2013 estaba siendo sospechosamente estable y al llegar Septiembre suponía que algo tenía que pasar. Y efectivamente. El aire se renueva, pues dos novedades se incorporan a mi vida: Nuevo hogar y nuevo trabajo. Y como novedades la verdad es que no son precisamente moco de pavo. El nuevo hogar, con todo lo que ello conlleva: compra de muebles nuevos, adaptación, mudanza, etc. No incumbe en absoluto en la redacción del blog. La otra novedad sin embargo, que es la que más va a influir con bastante seguridad en futuros artículos y razón por la cual hago alusión a la vuelta al cole, es que empiezo unas prácticas como psicóloga cuatro meses en una escuela infantil. Sí, a la vez que mis otros trabajos, por si no me parecían suficientes, pero aunque suene ridículo, esta vez ha sido el trabajo el que me ha buscado a mí. Digamos que conocí a la directora, la conversación fue muy agradable, teníamos muchas cosas en común y a los pocos días me escribió haciéndome una de esas ofertas que no puedes rechazar, adaptando los potenciales horarios a los míos actuales. Y sí, todos los niños son menores de tres años, por si no pasaba ya suficiente tiempo con bebés. Pero es a la educación a lo que me quiero dedicar como psicóloga. Y me encanta. Y disfruto como si de mi tiempo libre se tratara. Así que estoy segura de que ambos van a ser cambios muy positivos.
Algo que también sucede en mi ciudad en concreto y que no supone un cambio definitivo pero sí da pie a que sucedan más cambios es que el 21 de Septiembre - este sábado, comienza la Wies´n (oficialmente conocida como Oktoberfest). Millones de turistas de todo el mundo visitan la ciudad trayendo consigo una atmósfera internacional, alegre y despreocupada que contagian a la ciudad entera. Todos vienen con el mismo objetivo: pasárselo bien. Durante esas tres semanas parece que estés viviendo en una ciudad diferente, pues se trasforma por completo, impregnándose de relajación y de celebración, que lleva a los alemanes durante tres semanas a descargar toda la tensión que llevan acumulando el resto del año. Estés o no estés trabajando, es imposible evadirse del evento, pues hasta los trabajadores van con otro humor a sus lugares de trabajo e incluso vestidos con el traje típico de Baviera, los lederhosen (o el dirndl para las chicas). Todo desliz es comprensible y está permitido durante este periodo. No es de extrañar que alguno aparezca en la oficina con una tremenda resaca o incluso aún en estado ebrio, a veces incluso es el jefe el que puede aparecer en se estado. Os invito a que vengáis a conocerlo si aún no habéis venido, pues de todos los festivales europeos, es sin duda de los que más merecen la pena.
Próximamente los artículos publicados tratarán en su mayoría sobre psicología evolutiva y psicología positiva, como el de la semana pasada sobre la gratitud, para comenzar esta "nueva etapa de cambios" con muy buen pie.
¡¡¡PROST !!!!
Os dejo el famoso anuncio que me ha inspirado, aunque el original es de años previos a este:
Y un monólogo de Manu Sánchez sobre la vuelta al cole... Tiene un par de puntos muuuy buenos. ¡¡Reirse un rato es gratis y aporta una buena dosis de buen humor y positivismo!!
¿Y a tí?
¿Qué cambios te ha traído Septiembre?
Volver a comprar zapatos y libros... volver a encontrar a tus viejos amigos...
...y juntos volver, a empezar...
Los nervios nos invaden las semanas previas y ya estamos soñando con el primer día de colegio, intrigados por saber cómo serán los nuevos profesores, cómo serán de difíciles las nuevas asignaturas, cómo habrán cambiado nuestros compañeros y amigos durante el verano (fíjate que eran solo dos meses, pero hay que ver lo que cambiaban algunos) o quién habrá venido nuevo a clase. Las ganas de utilizar todo el material nuevo nos pueden, llevándonos a hacer cosas que durante el año jamás haríamos, como forrar juiciosamente los libros intentando que no salgan pompas, hojear curiosos de antemano alguno de ellos esnifando ese olor a nuevo -siempre y cuando no fuera un libro heredado, en cuyo caso nos pondríamos a buscar dibujitos o frases fruto del aburrimiento en clase de nuestro antecesor- para anticipar lo que vamos a aprender ese nuevo curso u ordenar los bolígrafos en el nuevo estuche (que está impecable y que acabará sucio y lleno de firmas al terminar el curso).
La caligrafía de los cuadernos será en las primeras páginas digna de ser presentada a un concurso, apreciándose pura limpieza, esmero y cierto toque minimalista. No es así a medida que avanzan las semanas, cuando la aparición de las fechas deja de seguir una continuidad para pasar a ser alternadas, la limpieza y el minimalismo son sustituídas por el tippex y los tachones y la caligrafía pierde su belleza y rectitud asemejándose más a garabatos de parvulario.
Y no solo los niños vuelven a empezar.
Para muchos adultos el mes de Septiembre es algo así como el principio de un nuevo año. Debe ser por continuar la ya cosechada tradición escolar. Terminado el verano, estación de máxima euforia, de mayor número de horas de sol y calor, retorna uno a la vida rutinaria, a los días grises, al tiempo frío (en ocasiones lluvioso), a la jornada de trabajo. Pero no suele ser la misma rutina que antes de verano. Comienza, se construye una nueva y no sé vosotros pero para mí supone generalmente una etapa de cambios relativamente bruscos, un antes y un después, cambios más radicales que los que puedan producirse en otros meses del año, aunque cambios vitales pueden ocurrir en cualquier época del año por supuesto. Vemos los meses venideros como una nueva oportunidad, como un folio en blanco, nos proponemos nuevos objetivos, nuevos proyectos e ilusiones, la motivación vuelve con las pilas recargadas y podemos percibir un ligero aumento de activación, de energía.
Es además muy necesario y saludable generar cambios cada cierto tiempo. Pueden ser desde un corte de pelo, pasando por un cambio en la posición de los muebles de la casa, o incluso hasta un cambio de ciudad.
Septiembre es definitivamente un mes que me cae bien.
Este año 2013 estaba siendo sospechosamente estable y al llegar Septiembre suponía que algo tenía que pasar. Y efectivamente. El aire se renueva, pues dos novedades se incorporan a mi vida: Nuevo hogar y nuevo trabajo. Y como novedades la verdad es que no son precisamente moco de pavo. El nuevo hogar, con todo lo que ello conlleva: compra de muebles nuevos, adaptación, mudanza, etc. No incumbe en absoluto en la redacción del blog. La otra novedad sin embargo, que es la que más va a influir con bastante seguridad en futuros artículos y razón por la cual hago alusión a la vuelta al cole, es que empiezo unas prácticas como psicóloga cuatro meses en una escuela infantil. Sí, a la vez que mis otros trabajos, por si no me parecían suficientes, pero aunque suene ridículo, esta vez ha sido el trabajo el que me ha buscado a mí. Digamos que conocí a la directora, la conversación fue muy agradable, teníamos muchas cosas en común y a los pocos días me escribió haciéndome una de esas ofertas que no puedes rechazar, adaptando los potenciales horarios a los míos actuales. Y sí, todos los niños son menores de tres años, por si no pasaba ya suficiente tiempo con bebés. Pero es a la educación a lo que me quiero dedicar como psicóloga. Y me encanta. Y disfruto como si de mi tiempo libre se tratara. Así que estoy segura de que ambos van a ser cambios muy positivos.
Oktoberfest München 2013 |
Próximamente los artículos publicados tratarán en su mayoría sobre psicología evolutiva y psicología positiva, como el de la semana pasada sobre la gratitud, para comenzar esta "nueva etapa de cambios" con muy buen pie.
¡¡¡PROST !!!!
Prrrrrrrrrrrrrrooooooooost!!!!!! |
Os dejo el famoso anuncio que me ha inspirado, aunque el original es de años previos a este:
Y un monólogo de Manu Sánchez sobre la vuelta al cole... Tiene un par de puntos muuuy buenos. ¡¡Reirse un rato es gratis y aporta una buena dosis de buen humor y positivismo!!
¿Y a tí?
¿Qué cambios te ha traído Septiembre?
Hola Rocìo. Me ha gustado mucho tu artìculo, y te felicito por la forma tan càlida de escribir para llegar al pùblico. Tiempo de cambios y de inicios ... ¡què bonito! y los mejores augurios para tu mudanza y nuevo trabajo.
ResponderEliminarAbrazando tu artìculo anterior; Gracias por compartir!
Un càlido saludo,
Aida
www.eltornilloflojo.blogspot.com
A nosotros el mayor cambio es buscar actividades extraescolares para cangrejito jejeje
ResponderEliminarPor lo demás septiembre siempre me ha gustado, sobretodo recuerdo el olor a libros nuevos, el material escolar, los lápices, gomas, etc
A mí me encantaba ese día de Agosto/principios de Septiembre en el que tu madre te llevaba de tiendas para comprar cuadernos, libros, bolígrafos, estuche, papel de forro, el uniforme... iba emocionada siempre. Elegir todo el material que te iba a acompañar el resto del año.
ResponderEliminarTener un PILOT era de mayores, porque manchaban mucho... y siempre llegaban modas nuevas para los recreos, como las pegatinas, las hojitas, los tazos, el diábolo o las canicas... grandes recuerdos los de Septiembre volviendo al colegio.
Muchas gracias Aída, nos vemos por el blog! Un saludo a ambos.