¡¡Buenos días de viernes a todos!! Disculpad el retraso pero estoy sin internet en casa y escribir desde el móvil no es ni cómodo ni práctico. Tengo de hecho ya varios temas pendientes de publicar.
Así que me gustaría ir terminando el mes de abril con un cambio en el foco de atención al espacio interno de éste, mi blog. Voy a poner tu prueba tu atención. El blog lleva activo un año y unos meses. Es probable que lo hayas leido en numerosas ocasiones, quizás sea esta la primera vez. ¿Te has parado a prestar alguna vez atención a su título? Muchos habéis asumido el nombre sin preguntaros de dónde viene. Unos pocos ya lo conocíais. Pero sois muchos los que me habéis preguntado el origen del nombre - "Oye y eso de El mono de Harlow, ¿a qué viene?". Así a primeras y en ausencia de conocimiento sobre psicología general, puede parecer hasta que no esté relacionado con la temática y la finalidad del blog, y que a mí me haya dado un volunto bautizándolo así, igual que le podría haber llamado "El perro del Fary" o "Maricarmen y sus muñecos". Es por esto que me he decidido a publicar una breve historia sobre los experimentos de la familia Harlow, y entendáis así por fin el significado del título de esta página.
Experimentos sobre apego materno y privación sensorial
Harry Harlow se dedicó en Estados Unidos durante los años 70 a estudiar el apego materno, la depresión, la privación sensorial y la falta de socialización, entre otros, empleando para sus experimentos ejemplares de una raza de macacos, los macacos rhesus.
La palabra apego puede resultaros familiar, y consiste en la vinculación existente entre dos personas producto de la interacción social y afectiva entre ambas. Al nacer un mamífero -algunas aves también-, existe un período de tiempo, una fase crítica, llamada impronta, en el que decidimos quién será nuestra figura de apego en función de las relaciones que hayamos establecido en esos primeros días de vida. En general, esta figura de apego suele ser la madre biológica, pues es quien satisface las necesidades básicas y de quien se suele depender en mayor medida, pero hay casos en los que esto no es así. De niña por ejemplo crié un pollito un verano que se decidió por mí como figura de apego, y me vi con el pollito detrás todo el santo verano persiguiéndome allá donde iba hasta que se hizo mayor.
Este apasionado investigador realizó entonces algunos experimentos en su laboratorio, hoy bastante controvertidos, pues el trato que dio a los animales deja mucho que desear. Sin embargo y como bien sabemos, en aquella época no eran tenidos en cuenta los derechos del animal y se justificaba su empleo en experimentos como único medio para avanzar en ciencia, como de hecho así fue. Proporcionó un enorme avance en el campo del apego, pues demostró su importancia en el desarrollo social, afectivo y cognitivo del individuo.
Esto continuó privando a crías recién nacidas del contacto con sus madres biológicas y a crear y disponer madres sustitutas, una de alambre que ofrecía alimento y otra de felpa que carecía de comida, con un aspecto físico similar al de una mona adulta. El descubrimiento fue que las crías, ante una situación de estrés (inseguridad o peligro), mostraban clara preferencia por la madre de felpa, a pesar de no proporcionar ésta alimento. Así quedó evidencia de que el vínculo madre-hijo iba más allá de la búsqueda de satisfacer las necesidades biológicas básicas (alimento en este caso) y existía una necesidad de contacto social para un correcto desarrollo psicológico.
La madre de felpa proporcionaba a las crías sensación de protección y seguridad, y en presencia de ésta exploraban el medio y acudían cada poco tiempo a ella para comprobar que siguiera presente. Al separar Harlow a las crías de sus madres de felpa una vez establecido el vínculo, experimentaban emociones como miedo o ansiedad: lloraban, gritaban, se chupaban el dedo y buscaban desesperadamente objetos suaves como su madre.
Otro grupo experimental que me dejó boquiabierta es el grupo de aislamiento en las jaulas llamadas "el abismo de la desesperación", en el que Harlow recluía a crías y las aislaba desde el nacimiento sin mantener contacto alguno con ningún tipo de figura. Estas crías, treinta días después, presentaban cierta catatonia, permaneciendo en un rincón de las jaulas. Al juntarlos con el grupo control, no ejecutaban conductas de socialización, no exploraban, no mostraban interés por el sexo opuesto y eran agredidos por sus compañeros. Ante situaciones de estrés, estas crías reaccionaban de forma patológica, huyendo, gritando y realizando movimientos repetitivos de balanceo.
Más allá de estos experimentos (como véis, Harry Harlow no se andó con chiquitas) inventó el llamado potro de violaciones en el que ataba a las hembras aisladas en posición de lordosis, de manera que a los machos les fuera más fácil fecundarlas. Tras las múltiples violaciones (las pobres monas si no tenían suficiente con su vida de sufrimiento, esto tuvo que ser pura tortura) estas hembras quedaron embarazadas y meses después fueron observadas sus conductas hacia las crías, mostrando un comportamiento negativo (de rechazo) y negligente hacia éstas.
El mismo experimentador señaló:
“Jamás, ni en nuestros sueños más retorcidos, pensamos que seríamos capaces de designar sustitutos que fueran tan crueles con sus crías como las auténticas madres. La ausencia de experiencias sociales hace que no sean capaces de interactuar socialmente con sus crías. Una de las madres aplastó la cara de su cría contra el suelo y comenzó a comerle los pies y los dedos. Otra machacó la cabeza de la cría. El resto, simplemente las ignoró”.
Aquí os dejo un documento videográfico que emitió TVE hace ya muchos años:
Y otros vídeos:
Por si estos estudios os parecían poco éticos, aquí os dejo otro experimento de la época relacionado, no realizado por la familia Harlow sino por René A., y que estudia la privación emocional, utilizando en este caso NIÑOS REALES en lugar de macacos:
Pues eso, ya conocéis el dicho aquél que dice: "Aunque la mona se vista de seda... a Harlow se la pela"...
¡Hasta muy pronto!
Así que me gustaría ir terminando el mes de abril con un cambio en el foco de atención al espacio interno de éste, mi blog. Voy a poner tu prueba tu atención. El blog lleva activo un año y unos meses. Es probable que lo hayas leido en numerosas ocasiones, quizás sea esta la primera vez. ¿Te has parado a prestar alguna vez atención a su título? Muchos habéis asumido el nombre sin preguntaros de dónde viene. Unos pocos ya lo conocíais. Pero sois muchos los que me habéis preguntado el origen del nombre - "Oye y eso de El mono de Harlow, ¿a qué viene?". Así a primeras y en ausencia de conocimiento sobre psicología general, puede parecer hasta que no esté relacionado con la temática y la finalidad del blog, y que a mí me haya dado un volunto bautizándolo así, igual que le podría haber llamado "El perro del Fary" o "Maricarmen y sus muñecos". Es por esto que me he decidido a publicar una breve historia sobre los experimentos de la familia Harlow, y entendáis así por fin el significado del título de esta página.
Experimentos sobre apego materno y privación sensorial
Harry Harlow se dedicó en Estados Unidos durante los años 70 a estudiar el apego materno, la depresión, la privación sensorial y la falta de socialización, entre otros, empleando para sus experimentos ejemplares de una raza de macacos, los macacos rhesus.
La palabra apego puede resultaros familiar, y consiste en la vinculación existente entre dos personas producto de la interacción social y afectiva entre ambas. Al nacer un mamífero -algunas aves también-, existe un período de tiempo, una fase crítica, llamada impronta, en el que decidimos quién será nuestra figura de apego en función de las relaciones que hayamos establecido en esos primeros días de vida. En general, esta figura de apego suele ser la madre biológica, pues es quien satisface las necesidades básicas y de quien se suele depender en mayor medida, pero hay casos en los que esto no es así. De niña por ejemplo crié un pollito un verano que se decidió por mí como figura de apego, y me vi con el pollito detrás todo el santo verano persiguiéndome allá donde iba hasta que se hizo mayor.
Este apasionado investigador realizó entonces algunos experimentos en su laboratorio, hoy bastante controvertidos, pues el trato que dio a los animales deja mucho que desear. Sin embargo y como bien sabemos, en aquella época no eran tenidos en cuenta los derechos del animal y se justificaba su empleo en experimentos como único medio para avanzar en ciencia, como de hecho así fue. Proporcionó un enorme avance en el campo del apego, pues demostró su importancia en el desarrollo social, afectivo y cognitivo del individuo.
Esto continuó privando a crías recién nacidas del contacto con sus madres biológicas y a crear y disponer madres sustitutas, una de alambre que ofrecía alimento y otra de felpa que carecía de comida, con un aspecto físico similar al de una mona adulta. El descubrimiento fue que las crías, ante una situación de estrés (inseguridad o peligro), mostraban clara preferencia por la madre de felpa, a pesar de no proporcionar ésta alimento. Así quedó evidencia de que el vínculo madre-hijo iba más allá de la búsqueda de satisfacer las necesidades biológicas básicas (alimento en este caso) y existía una necesidad de contacto social para un correcto desarrollo psicológico.
La madre de felpa proporcionaba a las crías sensación de protección y seguridad, y en presencia de ésta exploraban el medio y acudían cada poco tiempo a ella para comprobar que siguiera presente. Al separar Harlow a las crías de sus madres de felpa una vez establecido el vínculo, experimentaban emociones como miedo o ansiedad: lloraban, gritaban, se chupaban el dedo y buscaban desesperadamente objetos suaves como su madre.
Otro grupo experimental que me dejó boquiabierta es el grupo de aislamiento en las jaulas llamadas "el abismo de la desesperación", en el que Harlow recluía a crías y las aislaba desde el nacimiento sin mantener contacto alguno con ningún tipo de figura. Estas crías, treinta días después, presentaban cierta catatonia, permaneciendo en un rincón de las jaulas. Al juntarlos con el grupo control, no ejecutaban conductas de socialización, no exploraban, no mostraban interés por el sexo opuesto y eran agredidos por sus compañeros. Ante situaciones de estrés, estas crías reaccionaban de forma patológica, huyendo, gritando y realizando movimientos repetitivos de balanceo.
Más allá de estos experimentos (como véis, Harry Harlow no se andó con chiquitas) inventó el llamado potro de violaciones en el que ataba a las hembras aisladas en posición de lordosis, de manera que a los machos les fuera más fácil fecundarlas. Tras las múltiples violaciones (las pobres monas si no tenían suficiente con su vida de sufrimiento, esto tuvo que ser pura tortura) estas hembras quedaron embarazadas y meses después fueron observadas sus conductas hacia las crías, mostrando un comportamiento negativo (de rechazo) y negligente hacia éstas.
El mismo experimentador señaló:
“Jamás, ni en nuestros sueños más retorcidos, pensamos que seríamos capaces de designar sustitutos que fueran tan crueles con sus crías como las auténticas madres. La ausencia de experiencias sociales hace que no sean capaces de interactuar socialmente con sus crías. Una de las madres aplastó la cara de su cría contra el suelo y comenzó a comerle los pies y los dedos. Otra machacó la cabeza de la cría. El resto, simplemente las ignoró”.
Aquí os dejo un documento videográfico que emitió TVE hace ya muchos años:
Y otros vídeos:
Por si estos estudios os parecían poco éticos, aquí os dejo otro experimento de la época relacionado, no realizado por la familia Harlow sino por René A., y que estudia la privación emocional, utilizando en este caso NIÑOS REALES en lugar de macacos:
Pues eso, ya conocéis el dicho aquél que dice: "Aunque la mona se vista de seda... a Harlow se la pela"...
¡Hasta muy pronto!
muy bueno su punto de vista etico ,es totalmente necesario al publicar esta información .
ResponderEliminargracias por este articulo.
ResponderEliminares aterrador...pero es lo que hay, gracias por informarnos.
malditos ojala se este quemando en el infierno tantos maltratos con animales inocentes malditos científicos
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