¡Buenas tardes!
Hace tiempo que no escribo, pues el primer mes de integración en Brasil ha sido muy demandante y no he encontrado tiempo (ni acceso a WiFi) para sentarme a escribir tranquilamente. Como empecé el año hablando de temas de psicología de la educación y dificultades del aprendizaje, empezaré el artículo de hoy virando el rumbo un poco y comentando lo entusiasmada que estoy con el descubrimiento del papel la psicología en la educación aquí en Brasil. Aquí, la llaman psicología escolar. El término "escolar" se ha sustituido en España por "educativa" por el mero hecho de que la educación no solo sucede en contextos escolares, sino en diversos contextos como el social, familiar, político, cultural e incluso a un nivel individual (¿O no está formándose un niño cuando está solo interactuando con el medio o leyendo un libro?).
El papel del psicólogo educativo en España ha cambiado mucho a lo largo de los años y, a pesar de ocupar el segundo lugar, después de la Psicología Clínica, en cuanto a perfiles de actividad profesional, su papel en los centros educativos se ha ido diluyendo en los últimos años, siendo otros los que desarrollan las funciones específicas del psicólogo sin tener la formación adecuada. Un problema fundamental de este área, tanto en España como en Brasil, es la delimitación de la identidad profesional del psicólogo educativo. ¿O alguien sabe decirme a qué se dedica exactamente un psicólogo en un colegio? La mayoría se limitará a decirme: "a atender a alumnos con problemas, incluyendo a padres y profesores".
Generalmente y aunque el desarrollo teórico está en contra (pues las funciones de un psicólogo educativo van más allá del atendimiento al triángulo alumnos-padres-profesores, sino que se extiende a otros innumerables campos en los que han surgido actualmente nuevas demandas, como son el colegio como sistema, organización o institución, en su contexto politíco, social y cultural, con sus relaciones interpersonales, sus posiciones de liderazgo, sus conflictos individuales, interpersonales y societales, así como la selección de personal escolar, análisis de propuestas pedagógicas, etc.), lamentablemente en la práctica un psicólogo educativo, ya sea por presión social, falta de delimitación de competencias, falta de tiempo o dinámica de equipo inadecuada, suele dedicarse principal y mayoritariamente a la prevención - mediante programas - evaluación y diagnóstico de alumnos, orientación y formación a padres y profesores, resolución de conflictos y atendimiento de demandas. PUNTO.
Ahí va mi pequeña crítica y reflexión a todos aquellos que estáis involucrados en este contexto educativo sea como meros interesados, padres, profesores o por qué no, alumnos.
El hecho de que se haga tanto énfasis en el término dificultades del aprendizaje lleva implícito un foco de los problemas en el alumno, víctima y última culpable de todo lo que da lugar a la demanda que los profesores y el psicólogo educativo reciben. La dicotomía alumno con problemas/alumno sin problemas ligado al determinismo biológico que decide dónde se coloca el límite entre la normalidad y lo que no lo es, coloca a los alumnos ciertas etiquetas, en función de un sistema de notas "objetivo".
La gente habla siempre de "dificultades del aprendizaje del alumno" y nadie habla de "dificultades de la enseñanza". ¿O no es cierto que existen diferencias individuales entre todos y cada uno de los seres humanos? ¿Acaso todos aprendemos igual? ¿No es cierto que hay gente que aprende de forma más social, dinámica, otros sentándose a leer, otros más audiovisualmente? ¿Por qué los colegios se empeñan en no adaptarse a los cambios del mundo actual e insisten en estancarse en sistemas arcaicos, rígidos y jerarquizados, evaluando siempre padres y profesores a los alumnos de manera unidireccional? Tú, aun siendo adulto, reconoce, ¿no te hubiera parecido justo que alguien te hubiese preguntado tu opinión acerca de tus profesores, de los métodos de aprendizaje? ¿Que se hubiese tenido en cuenta tu evaluación?
Recuerdo que en mi colegio se hizo una vez. Los alumnos tuvimos que evaluar a cada uno de los profesores y eso fue una fuente de información fidedigna de lo que estaba pasando en las aulas. En aquel momento, con mis presuntuosos quince años, encontré esa una medida inútil, pues estaba convencida de que la relación personal entre un adolescente y un profesor raramente se ajustaba a la realidad pedagógica que se estaba evaluando. Pero curiosamente, entiendo ahora la importancia de considerar esa bidireccionalidad. No era casualidad que muchos profesores que "caían bien" emplearan un mejor método de enseñanza, tuvieran una mayor consideración del plano emocional, situacional y contextual de los alumnos, o que en resumen, hicieran mejor su trabajo.
Es importante saber qué opinan los alumnos de su aprendizaje, de sus profesores, de su colegio como institución. Si cada uno tomara parte y fuera realmente dueño de su aprendizaje, si se tuviera cierta libertad para elegir cómo aprender, estoy segura de que se evitarían muchos casos de fracaso y abandono escolar, frecuentemente ligados a la desmotivación y falta de confianza en uno mismo por no conseguir adaptarse al sistema impuesto. Es importante tener esto en cuenta, igual que se tienen en cuenta las evaluaciones del psicólogo, igual que se tienen en cuenta las evaluaciones de los padres y profesores.
Y con esta breve invitación a reflexión me despido hasta la próxima... Seguiré investigando y comentando en el blog, he encontrado una cantidad considerable de puntos de contraste analizables en los que me parecería muy interesante profundizar.
¡Hasta muy pronto!
Hace tiempo que no escribo, pues el primer mes de integración en Brasil ha sido muy demandante y no he encontrado tiempo (ni acceso a WiFi) para sentarme a escribir tranquilamente. Como empecé el año hablando de temas de psicología de la educación y dificultades del aprendizaje, empezaré el artículo de hoy virando el rumbo un poco y comentando lo entusiasmada que estoy con el descubrimiento del papel la psicología en la educación aquí en Brasil. Aquí, la llaman psicología escolar. El término "escolar" se ha sustituido en España por "educativa" por el mero hecho de que la educación no solo sucede en contextos escolares, sino en diversos contextos como el social, familiar, político, cultural e incluso a un nivel individual (¿O no está formándose un niño cuando está solo interactuando con el medio o leyendo un libro?).
El papel del psicólogo educativo en España ha cambiado mucho a lo largo de los años y, a pesar de ocupar el segundo lugar, después de la Psicología Clínica, en cuanto a perfiles de actividad profesional, su papel en los centros educativos se ha ido diluyendo en los últimos años, siendo otros los que desarrollan las funciones específicas del psicólogo sin tener la formación adecuada. Un problema fundamental de este área, tanto en España como en Brasil, es la delimitación de la identidad profesional del psicólogo educativo. ¿O alguien sabe decirme a qué se dedica exactamente un psicólogo en un colegio? La mayoría se limitará a decirme: "a atender a alumnos con problemas, incluyendo a padres y profesores".
Generalmente y aunque el desarrollo teórico está en contra (pues las funciones de un psicólogo educativo van más allá del atendimiento al triángulo alumnos-padres-profesores, sino que se extiende a otros innumerables campos en los que han surgido actualmente nuevas demandas, como son el colegio como sistema, organización o institución, en su contexto politíco, social y cultural, con sus relaciones interpersonales, sus posiciones de liderazgo, sus conflictos individuales, interpersonales y societales, así como la selección de personal escolar, análisis de propuestas pedagógicas, etc.), lamentablemente en la práctica un psicólogo educativo, ya sea por presión social, falta de delimitación de competencias, falta de tiempo o dinámica de equipo inadecuada, suele dedicarse principal y mayoritariamente a la prevención - mediante programas - evaluación y diagnóstico de alumnos, orientación y formación a padres y profesores, resolución de conflictos y atendimiento de demandas. PUNTO.
Ahí va mi pequeña crítica y reflexión a todos aquellos que estáis involucrados en este contexto educativo sea como meros interesados, padres, profesores o por qué no, alumnos.
El hecho de que se haga tanto énfasis en el término dificultades del aprendizaje lleva implícito un foco de los problemas en el alumno, víctima y última culpable de todo lo que da lugar a la demanda que los profesores y el psicólogo educativo reciben. La dicotomía alumno con problemas/alumno sin problemas ligado al determinismo biológico que decide dónde se coloca el límite entre la normalidad y lo que no lo es, coloca a los alumnos ciertas etiquetas, en función de un sistema de notas "objetivo".
La gente habla siempre de "dificultades del aprendizaje del alumno" y nadie habla de "dificultades de la enseñanza". ¿O no es cierto que existen diferencias individuales entre todos y cada uno de los seres humanos? ¿Acaso todos aprendemos igual? ¿No es cierto que hay gente que aprende de forma más social, dinámica, otros sentándose a leer, otros más audiovisualmente? ¿Por qué los colegios se empeñan en no adaptarse a los cambios del mundo actual e insisten en estancarse en sistemas arcaicos, rígidos y jerarquizados, evaluando siempre padres y profesores a los alumnos de manera unidireccional? Tú, aun siendo adulto, reconoce, ¿no te hubiera parecido justo que alguien te hubiese preguntado tu opinión acerca de tus profesores, de los métodos de aprendizaje? ¿Que se hubiese tenido en cuenta tu evaluación?
Recuerdo que en mi colegio se hizo una vez. Los alumnos tuvimos que evaluar a cada uno de los profesores y eso fue una fuente de información fidedigna de lo que estaba pasando en las aulas. En aquel momento, con mis presuntuosos quince años, encontré esa una medida inútil, pues estaba convencida de que la relación personal entre un adolescente y un profesor raramente se ajustaba a la realidad pedagógica que se estaba evaluando. Pero curiosamente, entiendo ahora la importancia de considerar esa bidireccionalidad. No era casualidad que muchos profesores que "caían bien" emplearan un mejor método de enseñanza, tuvieran una mayor consideración del plano emocional, situacional y contextual de los alumnos, o que en resumen, hicieran mejor su trabajo.
Es importante saber qué opinan los alumnos de su aprendizaje, de sus profesores, de su colegio como institución. Si cada uno tomara parte y fuera realmente dueño de su aprendizaje, si se tuviera cierta libertad para elegir cómo aprender, estoy segura de que se evitarían muchos casos de fracaso y abandono escolar, frecuentemente ligados a la desmotivación y falta de confianza en uno mismo por no conseguir adaptarse al sistema impuesto. Es importante tener esto en cuenta, igual que se tienen en cuenta las evaluaciones del psicólogo, igual que se tienen en cuenta las evaluaciones de los padres y profesores.
Y con esta breve invitación a reflexión me despido hasta la próxima... Seguiré investigando y comentando en el blog, he encontrado una cantidad considerable de puntos de contraste analizables en los que me parecería muy interesante profundizar.
¡Hasta muy pronto!
Muchas gracias!
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