"Yo esperaba que supiera lo que yo quería decir"

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¿Dices siempre exactamente lo que quieres?

Vamos a plantear la pregunta de otra forma...
¿SABES siempre exactamente lo que quieres?

¿O esperas que los demás lo sepan?

A qué se está refiriendo esta mujer. Me explico.

Muchas personas parten del hecho de que la persona que está a su lado debe saber lo que quiere o lo que está pensando en cada momento, así como que interprete lo que ha querido decir con un comentario objetivamente ambiguo y de hecho reaccionan ofendidas si esto no se cumple. Que este hecho es imposible parece bastante lógico, ¿verdad?

Me gustaría añadir un pequeño ejemplo para que te des cuenta de que esto que parece tan obvio y estúpido, lo hacemos con más frecuencia de lo que pensamos. Y son taaantos los problemas que podrían ser evitados si consiguiéramos controlar este patrón de pensamiento...

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La semana pasada quedé con una amiga mía que venía de la peluquería con un gesto de cara bastante mustio. Cuando le pregunté qué le pasaba y le comenté lo bonito que le habían dejado el pelo (y no era una mentira de cortesía, le quedaba fenomenal), me respondió que podía ser, pero que así no era como ella lo quería.

"¿Ah no? ¿Y cómo lo querías?" fue mi siguiente pregunta. "Pues por los lados un poco más corto, a capas, sin tanto flequillo y por esta parte así con un poco más volumen".

"Y le has dicho a la peluquera exactamente cómo lo querías?" "Claro que se lo he dicho!" "Le has explicado exactamente cómo tú querías tu peinado como me lo acabas de explicar a mí?" (yo sé por qué le estaba insistiendo tanto, conozco a mi amiga). "Claro, pero vamos, que es peluquera, tiene que saber lo que el cliente quiere, es su trabajo, sino que se dedique a otra cosa".

Ajá, ahí está. "Tiene que saber lo que el cliente quiere". ¿Y por qué narices tiene que saberlo? ¡No lo sabe! ¿De dónde lo va a saber si no te conoce ni de 2 minutos?

Este mismo ejemplo lo podemos trasladar fácilmente a la familia, al trabajo o a la pareja.

Cuántas parejas o mejor dicho, cuántas veces hemos discutido con nuestras parejas porque en un momento esperábamos que supiera lo que estamos sintiendo o pensando, o lo que en verdad queríamos decir cuando dijimos eso, y esperábamos que actuara o reaccionara de determinada forma... pero no lo hizo. Y nos frustramos. Y nos decepcionamos. Y nos cabreamos.

Hay personas que son así con más frecuencia que otras, y en consecuencia suelen sentirse incomprendidas.

¿Qué deberías hacer?

- El primer paso para obtener siempre lo que quieres es SABER QUÉ quieres. El segundo es PEDIR lo que quieres. Con todos los detalles. 

Esto parece un capítulo de Barrio Sésamo, pero si estás siendo partícipe es porque está claro que no actúas siempre correctamente, si no ya habrías dejado de leer este artículo hace rato.

- Lo primero que debes es ser sincero contigo mismo y plantearte la pregunta: "¿es quizás por mí que el otro reacciona así?"

• ¿Es posible que no me haya expresado bien o no haya transmitido lo que estoy pensando?
• ¿Puede ser que no sepa exactamente qué es lo que quiero o espero de la persona?
• ¿Quizá no he identificado siquiera qué es lo que estoy sintiendo y cuál es mi objetivo o aquello que espero?

- Pregúntate, si la respuesta es sí, por qué tienes un problema de expresión de tus sentimientos y necesidades.

• ¿Tienes miedo de tomar decisiones de forma autónoma?
• ¿No expresas lo que deseas por miedo a herir los sentimientos de los demás?
• ¿Cuán importantes son para tí tus necesidades? ¿Les das suficiente prioridad?
• ¿Tienes dificultades para expresarte sólo en determinadas situaciones o en general?
• ¿Te preocupa demasiado lo que los demás piensen de tí?
• ¿No sabes dónde fijas tus expectativas?
• ¿No consigues identificar tus emociones en cada momento?

- Ensaya en pequeñas situaciones de la vida cotidiana:

La próxima vez que vayas a una pastelería -por ejemplo- y pidas un bollito de chocolate, no pidas solo un bollito de chocolate, especifica los detalles del bollito que quieres: el de la derecha, ese del fondo, el más rellenito (ahí cuidando la línea bien...). Puede parecer algo muy banal, pero empezando por pequeñas cosas como ésta se pueden lograr grandes cambios.

Recuerda: DA MÁS Y ESPERA MENOS.

Reduce tus expectativas. Da con gusto y recibe con agradecimiento todo lo que te llegue pero no esperes. No esperes que nadie interprete lo que estás pensando o sintiendo, nadie es Tú, nadie tiene el poder de meterse en tu mente y nadie puede adivinar qué está pasando por ella si tú no lo comunicas.


No basta con hablar, hay que decir.

Ya que el verano ha llegado de golpe y el buen clima fomenta y aumenta las relaciones sociales, me ha parecido un buen tema a reflexionar esta semana.
Así que os dejo reflexionando y practicando para que mejoréis la calidad de vuestras relaciones personales, laborales y de pareja...

Cualquier pregunta, sugerencia, opinión o crítica, al tablón de comentarios...


¡Hasta muy pronto!

"Querer hablar y oirse no sale bien; y si hablas a solas es una locura, escucharse delante de otros es locura doblada" (Baltasar Gracián)