"La juventud de hoy en día ya no es lo que era" "Ya no hay respeto" "Las nuevas generaciones están echadas a perder".
Frases tópico de este tipo se escuchan con frecuencia entre los adultos.
Que no. Lo que cambia es nuestra perspectiva, no ellos. Fijaros en un escrito que se le ha atribuido a Sócrates en el siglo IV a.C.: "La juventud de ahora ama el lujo, tiene pésimos modales y desdeña la autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y prefieren insulsas conversaciones al ejercicio. Son ahora los tiranos y no los siervos de sus hogares. Ya no se levantan cuando alguien entra en casa. No respetan a sus padres. Conversan entre sí cuando están en compañía de sus mayores. Devoran la comida y tiranizan a sus maestros". La perspectiva sobre los jóvenes al parecer no ha cambiado en los últimos 25 siglos.
La adolescencia es una etapa de la vida muy interesante, en mi opinión de las más interesantes. No se ha abandonado todavía del todo la infancia, pero tampoco se ha alcanzado la madurez.
Sin embargo y sorprendentemente es la etapa menos estudiada. Hasta 1904 no apareció el primer estudio científico. Los términos adolescencia y adulto provienen curiosamente del mismo verbo latino, adolescere, que significa crecer, desarrollarse. Cada uno aparece distintamente conjugado, así adolescente está en presente (creciendo) y adulto, en pasado (ya ha crecido).
Tradicionalmente se ha considerado que la adolescencia transcurre entre los 13 y los 17/18 años aproximadamente, sin embargo, en los últimos años han sucedido una serie de cambios sociales (entre los que incluimos el estado del bienestar) que han llevado a reevaluar estos límites, situando los nuevos entre los 10 y los 22 años. Algunos autores propugnan una nueva etapa llamada Adultez emergente (los veintitantos como etapa entre la adolescencia y la vida adulta). Esta consideración ha sido muy controvertida y muy criticada. El adelanto del comienzo de la adolescencia a lo largo de los años es una realidad, y es lo que se denomina la Tendencia secular del Crecimiento. Parece estar propiciado por las mejoras en salud, las mejoras en la alimentación y los hábitos en general. También los medios de comunicación, en especial la televisión tiene una influencia tremenda (¿por qué tienen que ver ahora los niños y niñas de 9-10 años series para adolescentes? no olvidemos que el aprendizaje en cierto modo se produce por imitación). Para que observéis el cambio, en 1860 las chicas europeas tenían la primera menstruación con una media de 16 años, en 1970 lo hacían con 13 años. Tres años de diferencia son muchos. Y el adelanto que existe actualmente es de aproximadamente dos años, en los últimos treinta años, luego parece que cada vez la infancia es más corta.
En estos momentos la edad media parece haberse estancado en los 13 años, sin embargo otro factor que influye es la cultura, pues según datos estadísticos, en Europa la edad media es la mencionada pero en E.E.U.U. en algunos grupos étnicos se ha adelantado a los 12 años. Lo que todavía no se sabe a ciencia cierta es si la edad media alcanzada se mantendrá o todavía puede disminuir más.
Sabiduría popular es que los chicos y las chicas no se desarrollan ni maduran al mismo tiempo. Existen muchas diferencias de género, entre ellas el momento de inicio de la pubertad. Uno de los principales cambios de ambos es el crecimiento rápido de estatura o estirón, con un pico de crecimiento de aproximadamente 9 cm. al año en las chicas y de 10,3 cm. anual en los chicos. Este crecimiento no es paralelo en todas las partes del cuerpo, sino que empieza en las extremidades y termina en el tronco, lo que explica por qué algunos adolescentes parecen tener movimientos desgarbados o desgarbados (intenta acordarte de tu época en el colegio). Este pico de crecimiento sucede para ambos géneros en distintos momentos de la maduración sexual. Mientras que las chicas sufren el estirón al principio del proceso de maduración, los chicos llegan al pico máximo de crecimiento al final de dicho proceso.
Otro tema muy interesante es la relación positiva entre peso corporal e inicio de la pubertad. La hormona leptina tiene mucho que ver en este proceso (es la responsable de regular la sensación de hambre), y ésta es producida principalmente por el tejido adiposo. Esta relación queda de manifiesto cuando las chicas con sobrepeso tienden a tener antes de tiempo la menarquía o chicas con anorexia nerviosa tienen ausencia de ésta, aun habiendo comenzado ya sus ciclos menstruales. La actividad física extrema está también relacionada con el bajo peso, esto explica por qué las chicas que se dedican a deportes de competición tienen la menarquía a una edad más tardía que la población general.
Además de estos datos, un tema que me ha sorprendido mucho es el impacto psicológico de los cambios puberales en los adolescentes y el distinto ajuste de éstos, diferenciando de nuevo entre géneros. Aquellos o aquellas que se desarrollen antes de tiempo, tendrán una presión externa mayor por adquirir actitudes y pensamientos adultos, así como por mostrar autonomía emocional, pues así serán tratados por su entorno, como adultos, al aparentar ser mayores de lo que cronológicamente son.
Esto supone un impacto psicológico muy grande, pues a pesar de su apariencia externa de adulto y de las variaciones de trato por su entorno, su desarrollo cognitivo sigue un ritmo más lento, acorde a la edad cronológica en la mayoría de los casos, y el adolescente puede no estar preparado o preparada para afrontar este cambio brusco corporal y social. Por ello conviene tener en cuenta que el desarrollo cognitivo y el desarrollo corporal NO SON PAREJOS.
La sociedad de hoy en día nos vende modelos de belleza poco realistas y durante la etapa de la adolescencia (para colmo) el aspecto físico tiene un peso extraordinario en la autoestima global. Sin embargo, los cambios puberales tienen un efecto muy diferente en chicos y chicas. Así, los cambios que sufren los chicos les ACERCAN al ideal de belleza y masculinidad: incrementa su fuerza física, su tono de voz se agrava, crecen en altura y aumenta su musculatura corporal. Por otro lado, los cambios en las chicas les ALEJAN del modelo de belleza estándar de la sociedad actual: aumenta su grasa corporal y sufren ensanchamiento de caderas, vello, etc. ¿Puede ser esto indicativo de una autoestima más baja o mayor inseguridad y dependencia en las mujeres que en los hombres debido al impacto psicológico de la sociedad en nuestro desarrollo y nuestro difícil ajuste a ésta durante la adolescencia? Es una tema interesante para reflexionar... De hecho, el impacto negativo del inicio temprano de la adolescencia se da en las culturas occidentales en las que se potencia la delgadez extrema como símbolo de belleza.
Un estudio longitudinal realizado por Attie y Brooks-Gunn en 1989 demostró que las adolescentes con un mayor I.M.C. (¿todos sabéis lo que es? es el índice de masa corporal, es decir, la relación entre el peso y la altura de una persona) padecían con más frecuencia desórdenes alimenticios. Lo sorprendente de este estudio es que está demostrado que aquellas chicas que formaban la muestra tenían un peso normativo, no eran en absoluto obesas ni tenían sobrepeso. Esto indica que personas escogidas al azar en una sociedad occidental con un peso normativo se perciben a sí mismas como gordas u obesas aún sin serlo. Aunque la presión sobre la belleza ha sido siempre mayor para las mujeres, en los últimos años los nuevos modelos de belleza de los chicos han comenzado a ser tan poco realistas como los de las chicas. Esto propicia que empiecen a aparecer cada vez más desórdenes alimenticios en los chicos, como bien expliqué en el artículo sobre la Operación Bikini.
Dentro de unos días publicaré la segunda parte de este artículo, sobre el tema "adolescencia", que espero os esté resultando tan interesante como a mí.
Hay tanto que contar que podría escribir cien artículos sobre este tema. Y es una etapa que en mi opinión debería ser estudiada más a fondo. De hecho desde un punto de vista psicológico, la etapa de la infancia y la adolescencia me parecen las etapas más complejas y son a la vez los momentos cruciales (muchas veces cuando se es adulto ya es demasiado tarde) para incidir, para tratar, para rescatar; pues es en estas etapas cuando la autoestima es más frágil, la personalidad es más plástica y los valores e ideas todavía no tienen demasiada solidez.
¡Hasta muy pronto!
"De mis disparates de juventud lo que más pena me da nos es el haberlos cometido, sino el no poder volver a cometerlos." (Pierre Benoit)
Frases tópico de este tipo se escuchan con frecuencia entre los adultos.
Que no. Lo que cambia es nuestra perspectiva, no ellos. Fijaros en un escrito que se le ha atribuido a Sócrates en el siglo IV a.C.: "La juventud de ahora ama el lujo, tiene pésimos modales y desdeña la autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y prefieren insulsas conversaciones al ejercicio. Son ahora los tiranos y no los siervos de sus hogares. Ya no se levantan cuando alguien entra en casa. No respetan a sus padres. Conversan entre sí cuando están en compañía de sus mayores. Devoran la comida y tiranizan a sus maestros". La perspectiva sobre los jóvenes al parecer no ha cambiado en los últimos 25 siglos.
Sin embargo y sorprendentemente es la etapa menos estudiada. Hasta 1904 no apareció el primer estudio científico. Los términos adolescencia y adulto provienen curiosamente del mismo verbo latino, adolescere, que significa crecer, desarrollarse. Cada uno aparece distintamente conjugado, así adolescente está en presente (creciendo) y adulto, en pasado (ya ha crecido).
Tradicionalmente se ha considerado que la adolescencia transcurre entre los 13 y los 17/18 años aproximadamente, sin embargo, en los últimos años han sucedido una serie de cambios sociales (entre los que incluimos el estado del bienestar) que han llevado a reevaluar estos límites, situando los nuevos entre los 10 y los 22 años. Algunos autores propugnan una nueva etapa llamada Adultez emergente (los veintitantos como etapa entre la adolescencia y la vida adulta). Esta consideración ha sido muy controvertida y muy criticada. El adelanto del comienzo de la adolescencia a lo largo de los años es una realidad, y es lo que se denomina la Tendencia secular del Crecimiento. Parece estar propiciado por las mejoras en salud, las mejoras en la alimentación y los hábitos en general. También los medios de comunicación, en especial la televisión tiene una influencia tremenda (¿por qué tienen que ver ahora los niños y niñas de 9-10 años series para adolescentes? no olvidemos que el aprendizaje en cierto modo se produce por imitación). Para que observéis el cambio, en 1860 las chicas europeas tenían la primera menstruación con una media de 16 años, en 1970 lo hacían con 13 años. Tres años de diferencia son muchos. Y el adelanto que existe actualmente es de aproximadamente dos años, en los últimos treinta años, luego parece que cada vez la infancia es más corta.
En estos momentos la edad media parece haberse estancado en los 13 años, sin embargo otro factor que influye es la cultura, pues según datos estadísticos, en Europa la edad media es la mencionada pero en E.E.U.U. en algunos grupos étnicos se ha adelantado a los 12 años. Lo que todavía no se sabe a ciencia cierta es si la edad media alcanzada se mantendrá o todavía puede disminuir más.
Sabiduría popular es que los chicos y las chicas no se desarrollan ni maduran al mismo tiempo. Existen muchas diferencias de género, entre ellas el momento de inicio de la pubertad. Uno de los principales cambios de ambos es el crecimiento rápido de estatura o estirón, con un pico de crecimiento de aproximadamente 9 cm. al año en las chicas y de 10,3 cm. anual en los chicos. Este crecimiento no es paralelo en todas las partes del cuerpo, sino que empieza en las extremidades y termina en el tronco, lo que explica por qué algunos adolescentes parecen tener movimientos desgarbados o desgarbados (intenta acordarte de tu época en el colegio). Este pico de crecimiento sucede para ambos géneros en distintos momentos de la maduración sexual. Mientras que las chicas sufren el estirón al principio del proceso de maduración, los chicos llegan al pico máximo de crecimiento al final de dicho proceso.
Otro tema muy interesante es la relación positiva entre peso corporal e inicio de la pubertad. La hormona leptina tiene mucho que ver en este proceso (es la responsable de regular la sensación de hambre), y ésta es producida principalmente por el tejido adiposo. Esta relación queda de manifiesto cuando las chicas con sobrepeso tienden a tener antes de tiempo la menarquía o chicas con anorexia nerviosa tienen ausencia de ésta, aun habiendo comenzado ya sus ciclos menstruales. La actividad física extrema está también relacionada con el bajo peso, esto explica por qué las chicas que se dedican a deportes de competición tienen la menarquía a una edad más tardía que la población general.
Además de estos datos, un tema que me ha sorprendido mucho es el impacto psicológico de los cambios puberales en los adolescentes y el distinto ajuste de éstos, diferenciando de nuevo entre géneros. Aquellos o aquellas que se desarrollen antes de tiempo, tendrán una presión externa mayor por adquirir actitudes y pensamientos adultos, así como por mostrar autonomía emocional, pues así serán tratados por su entorno, como adultos, al aparentar ser mayores de lo que cronológicamente son.
Esto supone un impacto psicológico muy grande, pues a pesar de su apariencia externa de adulto y de las variaciones de trato por su entorno, su desarrollo cognitivo sigue un ritmo más lento, acorde a la edad cronológica en la mayoría de los casos, y el adolescente puede no estar preparado o preparada para afrontar este cambio brusco corporal y social. Por ello conviene tener en cuenta que el desarrollo cognitivo y el desarrollo corporal NO SON PAREJOS.
La sociedad de hoy en día nos vende modelos de belleza poco realistas y durante la etapa de la adolescencia (para colmo) el aspecto físico tiene un peso extraordinario en la autoestima global. Sin embargo, los cambios puberales tienen un efecto muy diferente en chicos y chicas. Así, los cambios que sufren los chicos les ACERCAN al ideal de belleza y masculinidad: incrementa su fuerza física, su tono de voz se agrava, crecen en altura y aumenta su musculatura corporal. Por otro lado, los cambios en las chicas les ALEJAN del modelo de belleza estándar de la sociedad actual: aumenta su grasa corporal y sufren ensanchamiento de caderas, vello, etc. ¿Puede ser esto indicativo de una autoestima más baja o mayor inseguridad y dependencia en las mujeres que en los hombres debido al impacto psicológico de la sociedad en nuestro desarrollo y nuestro difícil ajuste a ésta durante la adolescencia? Es una tema interesante para reflexionar... De hecho, el impacto negativo del inicio temprano de la adolescencia se da en las culturas occidentales en las que se potencia la delgadez extrema como símbolo de belleza.
Un estudio longitudinal realizado por Attie y Brooks-Gunn en 1989 demostró que las adolescentes con un mayor I.M.C. (¿todos sabéis lo que es? es el índice de masa corporal, es decir, la relación entre el peso y la altura de una persona) padecían con más frecuencia desórdenes alimenticios. Lo sorprendente de este estudio es que está demostrado que aquellas chicas que formaban la muestra tenían un peso normativo, no eran en absoluto obesas ni tenían sobrepeso. Esto indica que personas escogidas al azar en una sociedad occidental con un peso normativo se perciben a sí mismas como gordas u obesas aún sin serlo. Aunque la presión sobre la belleza ha sido siempre mayor para las mujeres, en los últimos años los nuevos modelos de belleza de los chicos han comenzado a ser tan poco realistas como los de las chicas. Esto propicia que empiecen a aparecer cada vez más desórdenes alimenticios en los chicos, como bien expliqué en el artículo sobre la Operación Bikini.
Dentro de unos días publicaré la segunda parte de este artículo, sobre el tema "adolescencia", que espero os esté resultando tan interesante como a mí.
Hay tanto que contar que podría escribir cien artículos sobre este tema. Y es una etapa que en mi opinión debería ser estudiada más a fondo. De hecho desde un punto de vista psicológico, la etapa de la infancia y la adolescencia me parecen las etapas más complejas y son a la vez los momentos cruciales (muchas veces cuando se es adulto ya es demasiado tarde) para incidir, para tratar, para rescatar; pues es en estas etapas cuando la autoestima es más frágil, la personalidad es más plástica y los valores e ideas todavía no tienen demasiada solidez.
¡Hasta muy pronto!
"De mis disparates de juventud lo que más pena me da nos es el haberlos cometido, sino el no poder volver a cometerlos." (Pierre Benoit)
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