jueves, 26 de junio de 2014

Dime de qué te ríes... y te diré cómo eres

Virtuoso el que sabe contar chistes. Siempre he pensado que es la vía fácil para meterte a la gente en el bolsillo, para romper el hielo, para relajar un ambiente tenso. Pero ojo, estoy hablando de saber contar chistes y no del mero hecho de contarlos. El mismo chiste puede tener un efecto completamente opuesto contado por una persona o por otra. Puede resultar desde muy gracioso hasta ridículamente lamentable. Es la herramienta social más ambigua que conozco. Hay que saber sobre qué, cómo, cuánto y sobretodo cuándo contarlos. Puede ser la llave del éxito social o bien convertirte en un fracasado. O lo que es peor, en un pesado.

El buen contador de chistes suele ser comedido, riguroso, adecuado, empático y tiene cierta capacidad de captar o de predecir la personalidad de sus oyentes, de forma que es capaz también de adaptarse a ellos, generando reacciones positivas. Mi hermano es la persona que conozco que mayor habilidad tiene en este campo.

No todos nos reímos de las mismas cosas

Dime que no te ha pasado nunca. Estás comiendo con un amigo, amiga, pareja o familiar y un tercer comensal se anima a contar un chiste verde/racista/sexista/absurdo al cual reaccionas con cara de poker por lo terriblemente penoso que te ha parecido. De hecho te parece increíble que el emisor pretendiera arrancarte risas con esa... sí, con esa mierda de chiste. Es ahí cuando de repente giras la cabeza y encuentras a tu compañero rompiendo la mesa a golpes del ataque de risa que le acaba de entrar. Tu cara de poker evoluciona a cara de Özil, y miras perplejo a tu compañero sin entender qué es lo que le ha parecido tan gracioso. Él te mira rojo, con lágrimas en los ojos e intentando coger bocanadas de aire entre cada carcajada a la vez que grita: "¡Es buenísimo!" y continúa riéndose descontroladamente ignorando tu expresión facial paralizada.

Esa diferencia, esa predilección por un tipo de chistes que por otros, es lo que llamamos común y frecuentemente sentido del humor. Hay innumerables y diversas formas de hacer el humor.



Dime de qué chistes te ríes... y te diré cómo eres

Tu afinidad por cierto tipo de chistes o de humor en general definen indirectamente tu personalidad. ¿No te lo crees? Te voy a explicar brevemente, o quizás no tan breve, el mecanismo de acción de un chiste.

El ser humano tiene en su repertorio de vías de expresión emocional el juego. Como hemos decidido que jugar de determinada forma en la vida adulta está mal visto y se considera una pérdida de tiempo, recurrimos a aquellos que sí están aceptados socialmente, y entre ellos podemos encontrar los chistes. Existen en multitud de formas y variedades. Los chistes son juegos, como así los clasificaba Freud, que nos permiten expresar nuestro yo más íntimo sin ser juzgado, reirnos abiertamente de algo que de otro modo sería inconcebible, expresar emociones no canalizadas, e incluso lo utilizamos a menudo como mecanismo de defensa.

Uno de los elementos principales del chiste es la incoherencia. Comienzas contando unas historia que tiene un guión o evolución predecible y cuando llega el final, sorprende un desenlace original, exótico e inesperado. 

Otro elemento importante es la exageración. La visualización de una situación extrema, la descripción de atributos exagerados son la génesis asegurada de un estado mental placentero, siendo éste por cierto el elemento más explotado en Andalucía. El mismo protagonismo tiene la ironía, solo perceptible su complejidad a partir de cierta edad, pues es el elemento que más nivel de inteligencia y de conocimiento exige, y el más compartido entre diferentes culturas y países.

Otras teorías, como "la teoría de la superioridad", defienden que el mecanismo que produce carcajadas se corresponde con el objetivo de aumentar la autoestima. En el chiste se ridiculiza o se sitúa en una posición desaventajada o desfavorables a una persona (alguien que se cae, un golpe inesperado, alguien en una situación anormal grabada con cámara oculta) o grupo determinado, puede ser un pueblo (¿Todos os acordáis de Lepe no? El pueblo-víctima más famoso del humor español), un equipo deportivo, la familia real por poner un ejemplo reciente, e incluso grupos minoritarios, como personas con minusvalía o negros, para producir una sensación inconsciente de superioridad. Es una fuente de satisfacción del ego, un enaltecimiento de los grupos sociales al que pertenecemos (todos os acordáis del tipo de chiste: "esto es un inglés... va el frances... y va el español y...").

El objetivo de un chiste es producir un efecto placentero en la persona que lo escucha. El éxito del chiste genera también cambios a nivel biológico-fisiológico, induciendo a un estado de relajación corporal y mental así como estimulando la producción de hormonas relacionadas con el bienestar, como la serotonina y las endorfinas.

Estudios recientes sobre el sentido del humor y la personalidad

Willibald Ruch, profesor e investigador de la Universidad de Zürich, realizó un estudio sobre humor y personalidad, concluyendo convencido que las personas con una fuerte preferencia por chistes con explicación posterior frente a aquellos de libre interpretación suelen ser personas conservadoras, con una alta necesidad de estructura y estabilidad, que modulan su comportamiento según la deseabilidad social. Aquellas que tendieron a preferir chistes incoherentes o no-sense puntuaron alto en apertura a nuevas experiencias y mostraron una fuerte tendencia a la complejidad. Son además personas más inteligentes e inconformistas.

A pesar de lo que algunos puedan o prefieran pensar, no existe tanta diferencia en las preferencias manifestadas por hombres y mujeres, éstas se rigen más bien por el tipo de personalidad.

El humor sexista ha sido a lo largo de la historia preferido por los hombres y evitado por las mujeres, siendo actualmente y según los datos igualmente preferido por ambos. Existen chistes tanto feministas como machistas, siendo la inclinación por este tipo de chistes indicativo de cierto miedo, distanciamiento o un modo de defensa/protección del sexo opuesto.

La influencia del contexto social

El contexto social y el momento histórico son sin duda determinantes del tipo de chistes que están "de moda". Ahora es más fácil que nunca. Los acontecimientos sociales desencadenan en cuestión de segundos cadenas virales de imágenes y chistes que circulan por las redes sociales en ordenadores y móviles. WhatsApp y Facebook dan buena cuenta de ello. Y no, no se contaban los mismos chistes hace cincuenta años que hace cien. Algunos temas tabú se han desdramatizado y algunas barreras se han superado. Lo que antes era escandaloso puede ahora ser gracioso y bien aceptado por el público (ponte tú a hacer un chiste de Hitler a un grupo alemanes en los 50) e ir más allá de los límites es la regla de oro. La aceptación y tolerancia de los distintos tipos de humor sin resultar afectado o herido es desde luego, el signo más evidente de un nivel de autoestima alto así como de una mente saludable. Al fin y al cabo, en el tremendo mundo en el que vivimos, si no nos reímos de todo un poco, ¿qué nos queda?


¡Hasta muy pronto!


Por ejemplificar y completar el post de hoy, os comentaré que soy bastante fan de "El club de la Comedia" y he sido toda mi infancia seguidora incondicional de Martes y 13, en mi opinión el mejor dúo humorístico de la historia de la televisión española, así que comparto un par de vídeos con vosotros para alegraros el día/la tarde y poneros en ese estado de placer mental (alguno lo miraréis con esa cara de poker de la que hablábamos... cuento con ello)
Me encanta la mayoría de estilos humorísticos. Soy esa persona que siempre te hará la cobertura aunque cuentes un chiste tremendamente malo, qué le voy a hacer... la risa fácil y el humor absurdo son mi forma de vida. Espero que disfrutéis los vídeos (es posible por cierto, que las generaciones posteriores a los 80-90 no comprendáis muchas imitaciones-chistes de Martes y trece).





¡Qué tengáis buena semana! 

Algún día no dentro de mucho me meteré en el tema de la risoterapia, que es cuanto menos interesante...


¡¡¡¡¡¡¡ AAAAA REIRSEEEEEE !!!!!!!



miércoles, 11 de junio de 2014

La ventana de Johari

¡Buenos días! 

Vaya bochorno insoportable que estamos teniendo estos días por aquí... Han sido semanas duras de examenes también.
El tema de hoy es bastante ameno, concreto, útil y práctico. El pasado fin de semana me contaba mi pareja una anécdota acerca de un ejercicio de dinámica de grupo que hicieron en su universidad, y me comentó de pasada que para ello utilizaron una herramienta que, bueno, me resultó bastante familiar. Me alegra saber que los ingenieros aprenden y aplican también herramientas de psicología cognitiva, es un síntoma muy positivo de la importancia actual y el incremento del predominio de un enfoque socioemocional en todo tipo de profesiones, sobretodo a nivel empresa. Pues bien, precisamente de esa herramienta quería hablaros hoy.

La ventana de Johari 

Joseph Luft y Harry Ingham inventaron una herramienta social muy útil para representar nuestros comportamientos, para ilustrar los procesos de interacción social humana e incluso tal vez para ofrecernos soluciones que hagan frente a nuestras dificultades en las relaciones interpersonales. Es aplicable a todos los niveles (familiar, empresarial, etc.) y es posible a través de él (mediante ciertos ejercicios) conocerse mejor a uno mismo y permitirnos tener relaciones más sanas y equilibradas con los demás.
Los autores nombraron a esta herramienta "Johari" a partir de la unión de las primeras sílabas de sus nombres de pila, tan originales ellos. El modelo puede ser representado como una ventana de comunicación con cuatro cuadrantes, a través de los cuales pueden darse o recibirse informaciones sobre nosotros mismos y sobre los demás.