viernes, 5 de diciembre de 2014

10 acciones para tener las mejores Navidades de tu vida

Buenas tardes.

Se acabaron los viajes de este año 2014, que ya está bien. Estoy recién llegada de Praga, llena de energía y dispuesta a plasmar impresiones. Mi próxima parada ya es Madrid, pues como buena expatriada, vuelvo a casa por Navidad. El adviento ha comenzado y con él los últimos preparativos para los días festivos de Navidad. Por un lado las quejas han robado el protagonismo de las conversaciones triviales o smalltalks. Mis compañeros de trabajo llevan semanas compartiendo su estrés abiertamente: que si los regalos, las reuniones en familia, los planes con los niños, etc.

Por otro lado, las ciudades se transforman, se iluminan con motivos navideños y la gente sale a la calle a gastar su dinero alegre y descontroladamente así como a pasear por los mercadillos de Navidad. La Plaza Mayor y alrededores sería la zona madrileña que me vendría primero a la cabeza. En República Checa y en Alemania, entre otros países del centro-norte de Europa, abundan los mercadillos de madera invadidos por un fuerte aroma a castañas tostadas y a fruta garrapiñada.
El olor a canela inunda las calles y el frío polar invita a pedir un Glühwein (vino caliente con especias) o un buen chocolate caliente, con el fin de calentar las manos cuando uno empieza a sentir que van a desintegrarse. Eres incorporado casi sin quererlo a la organización de diversas comidas/cenas de Navidad en la que se producen los encuentros más entrañables. Qué cambiado está fulanito, qué bien le va a menganito. Familia lejana, cercana, amigos del colegio, de la universidad y de Erasmus. Ese que hace tanto que no ves y ese otro al que viste antes de ayer.

Todo esto que suena tan bonito es percibido y expresado por muchos como una auténtica tortura.
Las causas de esta distorsión tan gratuita de la que se supone es una de las más agradables épocas del año las desconozco, pero sí me gustaría enviarle una perspectiva algo más optimista a toda esa gente que con motivo o sin motivo, tanto se estresa. Diez son los puntos en los que he dividido estas acciones que a mí personalmente me sirven muchísimo. Una décimonovena acción podría ser el hecho de volver a casa, en mi caso este hecho envuelve a todos los demás, pero parto de la base de que este punto no es generalizable, pues muchos de vosotros o no volvéis a casa, o ya estáis en ella.

Bueno... ¿Vamos a ponerle algo de banda sonora a esto no?


Ahora bien, ponte cómodo que comenzamos...



martes, 18 de noviembre de 2014

Coaching: ¿Gran herramienta o gran mentira?

La semana pasada recibí una sesión de coaching. Sí, esa palabra que está en boca que todos, que todo el mundo se ha lanzado a ofrecer sin ton ni son y que en absoluto he oído a lo largo de mi formación como psicóloga. Iba bastante a ciegas, pues reconozco que aunque no dejo de escuchar esta palabra por doquier y en todos los ámbitos imaginables, la realidad es que igual que seguramente muchos de los que me estáis leyendo, no tenía ni pajolera idea de a qué me estaba enfrentando y lo más gracioso, tampoco tenía ni idea del motivo por el que me estaba metiendo en ese "embolao", más allá de mi pura curiosidad.

A veces es necesario perderse para poder encontrarse.
Un amigo, trabajador de una empresa que ofrece un producto virtual de apoyo en sesiones de coaching, me ofreció participar gratis en unas sesiones utilizando esta herramienta, y yo accedí. La profesional parecía muy segura de su papel. Yo tenía que ser su conejillo de indias y ella, el mío. La sesión comenzó con ciertas preguntas acerca de cuáles eran mis expectativas (me las tuve que inventar sobre la marcha) y qué esperaba obtener de esas sesiones. Mi enfoque fue meramente profesional, pues es el ámbito laboral en el que he escuchado más a menudo este concepto, tanto a nivel organizacional como individual.
Una vez claras mis expectativas, que consistían en delimitar mis opciones de desarrollo profesional y aclarar un poco mi visión de futuro. Porque tengo un problema o una suerte, según como lo mires, ¡que me gustan demasiadas cosas!

La herramienta, útil. Las preguntas, agotadoras, pero la verdad es que al final de la sesión logré tener una visión de las diferentes ramas de la psicología que me atraen, mucho más ordenada y transparente. Y lo más importante, hicimos conjuntamente un análisis de mi actitud hacia cada una de ellas de un modo socrático, deteniéndonos en los pros y en los contras, haciendo balanza, abriendo mis lugares mentales más recónditos, mis miedos más ocultos y dejando sobre la mesa mis ideas más subconscientes. Seguramente no le hubiese confesado a nadie, ni siquiera a mí misma, que la remuneración económica era un motor crucial en la toma de mis decisiones, pues he sido siempre una defensora bruta del amor al trabajo, de la diversión y del aprendizaje como prioridad ante los beneficios del puesto, del desarrollo personal por encima de los incentivos económicos. ¿Cómo? ¿Esta mujer me está conduciéndo a la congruencia conmigo misma sin yo darme cuenta y a confirmar ideas que anidan en mi cabeza que ni yo sabía que tenía? ¿Esto qué es?
Cuando no sabes qué vía tomar en una decisión importante.

Esto es coaching, amigos. La sesión no me ayudó a decantarme de forma definitiva por una de las opciones consideradas, pero sí me dejó bastante impresionada la habilidad de la coach para acceder a mi subconsciente o mejor dicho, para hacer conscientes mis pensamientos del subconsciente. ¡Qué maravilla! Esta sesión logró que me interesara realmente por el mundo del coaching (y por todas las disciplinas que lo conforman), del que me he mantenido siempre muy escéptica, y le pedí algo más de información a María Gilabert, coach, compañera y experta en este tema, que me contó con algo más de detalle el trasfondo de esta herramienta tan útil y con tanto auge.

La falacia del coaching

Si bien es cierto que el coaching puede ser de enorme utilidad, también lo es que en España se ha desencadenado un boom de intrusos y oportunistas dispuestos a aprovechar el tirón de esta herramienta proveniente del mundo empresarial para subirse al carro del éxito. Periodistas, economistas, nutricionistas, veterinarios y filólogos. Lo cierto es que cualquier profesional ajeno al mundo de la psicología se ha querido apuntar a la lista de oferentes de este servicio así que insisto: ¡Elegid a un profesional cualificado!

Qué es el coaching


La palabra coaching es un anglicismo proveniente del verbo "to coach", que significa "entrenar". La persona que ofrece la sesión se denomina coach y la persona que la solicita, coachee. El coach contribuye básicamente a que la persona pueda llegar a una meta determinada utilizando de forma óptima y eficaz sus propios recursos y habilidades personales. No se trata de dirigir, aconsejar o de decir lo que conviene hacer, consiste más bien en mostrar al coachee el camino mediante el archiconocido diálogo socrático. Mediantes preguntas imparciales e intencionadamente formuladas, la propia persona se va introduciendo en un viaje a lo más profundo de su propio yo, introspeccionando y averiguando cuáles son los deseos y las ideas más ocultas subyacentes al consciente.

En un comienzo el coachee, como en mi caso hice yo, analiza su conducta o pensamientos, para después lograr tomar conciencia de los efectos de sus decisiones. Determinar qué se busca o cuál es la meta a alcanzar, cómo lograr alcanzarlo y experimentar las consecuencias para ratificar o modificar las actuaciones, son otros pasos necesarios.

La implicación y la responsabilidad de la persona interesada durante las sesiones de coaching debe ser total y absoluta.




Tipos de coaching

Esta técnica que tan maravillada me tiene es aplicable a diferentes ámbitos de la vida, como pueden ser:


  • Life Coaching
Muy recomendable para temas personales: Relaciones de pareja, relaciones familiares, salud, cambio de hábitos, relaciones de amistad, dinero, estados emocionales que no conoces o que no consigues controlar o gestionar, etapas de la vida arduas o dificultosas, etc.
  • Executive Coaching
Para el desarrollo de habilidades y competencias de trabajadores, empresarios y directivos de una empresa. Tiene enormes beneficios en el nivel de rendimiento y de eficacia. Ayuda a desplegar el potencial de la persona.
  • Coaching deportivo
Muy útil para casos de entrenadores y deportistas, competidores profesionales, tanto de deportes en equipo como deportes individuales, que busquen la manera óptima de desarrollar su potencial y alcanzar sus objetivos. 

  • Coaching para emprendedores
Para aquellos que tienen una idea y no saben cómo llevarla a cabo. También para autónomos o para los que ya tienen su propia empresa y no saben como seguir o cómo diseñar un plan de acción o tu propio plan estratégico.  



Espero que os haya servido esta breve introducción para definir el concepto con un poco más de precisión y para abandonar la idea que muchos hemos tenido en un principio del coaching como mera "orientación".


Os dejo un link a un artículo que trata del coaching desde otro punto de vista: ¡Desde el de quien lo ofrece!


http://felizpsicologia.com/?p=1102#sthash.8rufzMUR.dpbs


¡Hasta muy pronto!



"Los carpinteros dan forma a la madera. Los flecheros dan forma a las flechas. Los sabios se dan forma a sí mismos." (Buddha)

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Psicología de PAREJA

¡Buenos días a todos!

Espero que hayáis aprendido algo sobre la relajación autógena, merece verdaderamente la pena.
Bien, el tema de hoy es algo diferente, pero no menos interesante.

En psicología hay muchas partes que no se toman muy en serio socialmente o no se les da suficiente importancia, como bien comentaba en un artículo anterior. La psicología de pareja (una rama de la psicología social) es una de ellas. Recién se está descubriendo la relevancia del estudio de las emociones positivas y las relaciones humanas afectivas (entendiendo reciente por hace tres o cuatro décadas, lo que es muy poco comparando  con el total de la historia de la psicología).

La psicología de pareja: Problemas, herramientas, terapias

Cuando empecé a estudiar la carrera había ciertos ámbitos que me sonaban a pitorreo. "¿Terapia de pareja? Venga ya. Ahora se hace terapia por cualquier cosa. Una pareja no necesita terapia, pueden solucionar los problemas solo, como se ha hecho toda la vida...". Más adelante mi visión fue cambiando, pues empecé a sopesar que "toda la vida" no se han solucionado los problemas de pareja, sino que se han ignorado, dejado o han acabado en numerosos casos con la relación, y no se ha decidido una separación o divorcio porque legal, religiosa o culturalmente no tenía cabida. Ahora que sí que la tiene, forma parte casi de nuestra vida cotidiana. Todos conocemos a más de una pareja, de dos y de tres que se han divorciado, lo que demuestra que las parejas en absoluto están preparadas ni aleccionadas para afrontar conjuntamente los problemas que la vida les plantea.


Es importante mencionar que la pareja perfecta no es aquella libre de conflictos, ni la que los evita, sino aquella que los supera, aprende y crece con ellos.

La palabra "terapia" tiene además una connotación muy médica. Hacer terapia se asocia rápidamente a "estoy enfermo y sigo un tratamiento", cuando una terapia en psicología no es más que un proceso de aprendizaje de conocimiento, herramientas y habilidades para afrontar problemas en diversos ámbitos de la vida, en muchos casos para prevenirlos o solventarlos.

Aclarado esto, ¿por qué narices iba a ser innecesaria una terapia de pareja, si los miembros llegan a un punto en el que quieren seguir luchando pero no consiguen hacerlo solos o no disponen de herramientas suficientes? Muchas veces (la mayoría) es una comunicación defectuosa, otras es falta de empatía, otras son celos, falta de inteligencia emocional, desconocimiento de las necesidades del otro, incomprensión, y un largo etcétera. Como sabéis, cada ser humano es distinto y unos nacen con unas habilidades sociales, emocionales, comunicativas, conductuales de forma innata y otros no, y por eso han de aprenderlas para desenvolverse con éxito en el mundo que les rodea.

¿Qué tipo de relación tienes? 

Esta breve reflexión os invita a plantearos las cosas de una manera más flexible, más relativa. La psicología de las relaciones de pareja es algo tan serio como que es uno de los ámbitos más importantes de nuestra vida, junto con las relaciones familiares, las amistades o la carrera profesional. Así que fijaros cuán importante es trabajarlas y cuidarlas.

Curso de relaciones de pareja

Esta semana voy a Madrid y me he enterado de un curso de relaciones de pareja con un programa actual interesantísimo y muy innovativo al que quiero asistir, para empaparme bien del tema como psicóloga y también por qué no, como persona. El curso lo imparte la organización Positivarte y va de la mano de la psicóloga clínica y especialista en terapia de parejas Lara Ferreiro. Se trata de un taller de 2 horas de duración (12:00 a 14:00 horas) que se realizarán durante tres sábados del mes de Noviembre (8,15 y 22 de Noviembre). Aquí tenéis el programa:
- CONTENIDOS DEL TALLER:
  • Módulo 1: Qué son, las fases, los componentes de las relaciones de pareja. Mitos (femeninos y masculinos) del amor.
  • Módulo 2: Evalúate a ti mismo, a tus relaciones de pareja anteriores o actual. ¿Por qué no consigo encontrar a alguien? Definición de las cualidades que buscas en una relación de pareja.  Los errores sistemáticos que cometen en tus relaciones. Ejercicios prácticos.
  • Módulo 3:  Comunicación y resolución de conflictos, ¿Por qué se fracasa en resolver los problemas?. Entender las discusiones de pareja. Hábitos de comunicación. Identificar y gestionar mis relaciones y personas tóxicas. Ejercicios prácticos.
  • Módulo 4: Las reglas de oro para vivir en pareja o como mantener una relación sana cuando encuentre a una pareja. Prevenir el divorcio. Ejercicios prácticos (¡El mapa del amor, "Pille a su pareja", el árbol de las creencias y muchos más!).
- A QUIEN VA DIRIGIDO ESTE TALLER:

Para las personas que tengan pareja (pueden venir solos o con su pareja) y para las personas sin pareja. Las personas que busquen mejorar su relación de pareja o identificar qué variables están influyendo para no encontrar pareja. ¡éste es tu taller! Coste 12€/taller.

Como parto de la base de que mis lectores compartís en cierta medida mi pasión por la psicología y seguramente a muchos de vosotros, solteros, con pareja, casados y divorciados estaréis también interesados en este curso y en aprender más sobre el tema, tengo un pequeño detalle para vosotros para agradecer vuestra fidelidad al blog.

¡¡ Todos los lectores de El mono de Harlow* tienen un 10% de descuento en este curso !!

Os podéis inscribir antes de este jueves escribiendo un e-mail a:

elmonodeharlow@gmail.com

con asunto: "TALLER10"

Importante  incluir datos personales y teléfono de contacto.

¡¡Daros prisa porque el plazo es breve y es una oportunidad única !!


Nos vemos el sabado.



¡Hasta muy pronto!


domingo, 2 de noviembre de 2014

La relajación autógena de Schultz

¡Buenas tardes de domingo y cerrado el mes de Octubre!

Acabo de estar en Barcelona, en París, ahora estoy por fin en Múnich y el fin de semana que viene lo paso en Madrid, ¡No paro! Y de ahí que la publicación de los artículos se ralentice un poco, pero aquí estoy. Entretanto he continuado acudiendo al curso de relajación progresiva de Jacobson (de hecho la próxima sesión es mañana) que os conté en un artículo anterior y fui hace dos semanas a un curso de relajación autógena de fin de semana que me ha parecido una pasada, y por supuesto merece este artículo de hoy.

No sé si habréis practicado la relajación muscular progresiva, me imagino que no o no a menudo y debo insistir en lo importante de su práctica frecuente para obtener realmente resultados. Esto es algo así como gimnasia mental. Además, la relajación muscular progresiva es ideal para introducirse en el mundo de las técnicas de relajación, pues es sencilla y supone una realización activa (es decir, debemos estar atentos a tensar y relajar cada grupo muscular), y por ello hay un menor riesgo de que la mente se distraiga o de que se invada de pensamientos intrusivos.

Lugar adecuado para realizar los ejercicios de relajación autógena
La relajación autógena es una forma de autohipnosis y es algo más complicada, pues no hay que realizar ningún movimiento activo consciente, sino que se somete únicamente a la imaginación, es autosugestiva, por eso cuesta más mantener la atención en el yo y en el presente, pero tras una práctica persistente, se alcanza un estado muy placentero libre de pensamientos, de estímulos. Me han encantado las sensaciones y me ha sorprendido el efecto inmenso sobre el cuerpo y la mente en general.

Los principios de la relajación autógena: Un poquito de historia

El genio de J.H. Schultz (alemán, cómo no) elaboró los principios del entrenamiento autógeno a partir de 1912. Mediante sus observaciones de la práctica de hipnosis, sus estudios sobre la autosugestión y la utilización de imágenes referidas directamente a las funciones del sistema vegetativo, descubrió que mediante fórmulas adaptadas al propio sujeto y repetidas por él interiormente, se producía una transformación general del sujeto de experimentación mediante ejercicios fisiológicos y racionales que en analogía con las más antiguas prácticas hipnóticas exógenas, permite obtener resultados exactos a los que se consiguen con estados sugestivos auténticos.

viernes, 10 de octubre de 2014

El poder de la RISOTERAPIA


"La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: La risa" (Mark Twain)

Soy una enorme fan de reir. Me encanta reir y suelo rodearme de personas que me hacen reir, pues me atraen exageradamente las personas risueñas. Todos conocéis personas así, y sabéis la energía tan positiva que transmiten. Si me pongo a pensar, todos mis amigos y amigas, así como mi familia y mi novio, son personas que tienen en común esa cualidad. Por otro lado, me encanta hacer reir. He sido una payasa toda mi vida. Es una satisfacción enorme ver reir a los demás. Tengo un humor muy fácil y una risa bastante escandalosa pero muy sincera. Mucho, sí, pero nunca demasiado.

Lo que no sabía yo hasta que me metí en el mundo de la psicología era el enorme poder terapéutico que tenía la risa. En mi caso particular no creo que necesite jamás esta terapia, ya que la practico naturalmente a diario (aunque la realizaré para aprender a enseñarla). Pero viendo a menudo, por ejemplo los días laborables en el transporte público a hora punta, seres que caminan con cara larga durante días, serios, mustios, regocijados en el arte fácilmente dominable de la queja, creo firmemente que muchas personas necesitan con urgencia una terapia del humor, y un tipo representativo de ésta se ofrece desde hace ya años y se ha demostrado en numerosas ocasiones su efectividad: la risoterapia.

Por ser una terapia nueva y aparentemente sencilla, suele tomarse poco en serio en la sociedad, ignorando los amplios resultados positivos de esta estrategia y el enorme poder que tiene en la prevención de trastornos, en la reducción de síntomas y en la promoción de salud y bienestar. La razón es casi evidente: sus beneficios se desconocen.



Hoy os traigo al blog a un psicólogo experto en el tema, José Carlos Vázquez Calvo, que ofrece este tipo de terapia en Torrejón de Ardoz, Madrid, en el centro CEPSIT, que lleva operando desde 1979. He tenido el honor de realizarle una entrevista así que voy a dejar que sea él quien nos cuente en qué consiste la risoterapia, para poder introducirnos brevemente al tema.

miércoles, 1 de octubre de 2014

La relajación muscular progresiva de Jacobson

Buenas tardes a todos,

me encanta el otoño. Es una manera bastante estúpida de empezar un artículo, lo sé. Pero como las circunstancias me obligan a escribir menos a menudo de lo que me gustaría, de alguna manera tengo que romper el hielo. Es algo así como la mítica frase "qué buen día se ha quedado" tras una conversación en grupo que culmina en un silencio incómodo. Y este artículo es la ruptura a mi silencio incómodo.

Pero lo prometido es deuda, y aquí estoy de nuevo disfrutando de la entrada al otoño (si es que en algún momento hubo verano) y dispuesta a introduciros un poco la primera técnica de relajación que estoy poniendo en práctica tras años de leer y memorizar su teoría. Y sí, estoy tan contenta con los resultados que mi objetivo es transmitiros el procedimiento de la mejor manera posible para que podáis empezar vosotros desde casa. Estoy hablando de la relajación progresiva de Jacobson. Los que seguís El mono de Harlow* en Facebook sabréis que he empezado un curso a mediados de Septiembre, siguiendo los pasos de una psicoterapeuta brillante que me dijo una vez: Jamás enseñes a tus pacientes algo que no hayas hecho primero tú misma.



La relajación progresiva de Jacobson

El médico Edmund Jacobson desarrolló en los años 20 una técnica de tratamiento del control de la activación (fíjate si hace años que la descubrió y todavía es a día de hoy una técnica ampliamente empleada debido a sus maravillosos beneficios). Su argumento era básicamente que la ansiedad se acompañaba de tensión muscular, y dado que esto era así, uno podía reducir su ansiedad aprendiendo a relajar esta tensión de los músculos. ¿Y qué hizo? Convencido de esta teoría, entrenó a sus pacientes para relajar voluntariamente ciertos músculos del cuerpo, agrupados en diferentes "categorías". Los resultados fueron fantásticos y es por ellos por lo que continúa siendo una de las técnicas más enseñadas y realizadas. Originariamente fueron dieciséis grupos de músculos pero se ha avanzado en el desarrollo de la técnica concluyendo que es más efectivo reducir este número a siete (cuestión de tiempo y de complejidad). La elección os la dejo a vosotros, ambas versiones son igualmente válidas.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Relax, take it easy...

8:00 h. Suena el despertador. Me cuesta levantarme, anoche me acosté tarde.
8:15 h. Duchada y vestida, desayuno a toda prisa a la vez que miro el reloj y controlo el paso de los minutos, tengo que salir a y media.
8:45 h. Al final me lié doblando la ropa limpia y no he llegado a coger el tren. Ya no llego puntual al trabajo. Espero al siguiente tren. En cuanto salga del trabajo me voy a la biblioteca a estudiar. Y hoy quiero ir al gimnasio. De hoy no pasa. Mierda, hoy había quedado para cenar con Andrea. Bueno, le puedo decir que quedamos a las ocho y así me da tiempo a ir al gimnasio. Entonces tendré poco tiempo para estudiar... 
9:15 h. Llego al trabajo. Mi jefe tiene muchísimas tareas para mí. Tienen que estar terminadas para mañana. Me va a tocar salir un poco más tarde y ya voy a tener que elegir entre estudiar, quedar con Andrea o ir al gimnasio. Empiezo a sentir que mi día tiene menos horas de las que necesito para hacer todo lo que me gustaría.


¿Te suena? Este tipo de rumiaciones las hacemos todos, principalmente a lo largo de la mañana, momento cumbre de la planificación del día.

Tendemos a exigirnos más de lo que somos capaces de dar
Hay personas organizadas, personas muy organizadas, personas tremendamente eficientes, y luego estamos el resto de los mortales, que nos organizamos "lo normal", o eso nos gusta creer, salvando la semana como podemos. El problema de la gran mayoría de las personas es que queremos dividir el día en minutos y aprovechar cada uno de ellos haciendo algo productivo. Pretendemos estar al 110%. Y claro, como somos personas y no máquinas, "no nos da tiempo a hacerlo todo".

Qué exigentes somos con nosotros mismos y qué mal nos tratamos a veces.

¿Qué es eso que comienza a sentir la persona que protagoniza este fragmento? Efectivamente, está experimentando una situación de estrés, y la causa de su estado es en este caso fácil de identificar: La planificación de su día es bastante poco realista. A estas alturas, y después de vivir bombardeados y saturados de información por doquier sobre esta palabra, veo prescindible detenerme a definir el concepto de estrés y a explicar los signos, síntomas y factores desencadenantes, pues creo que no queda nadie en el planeta que no lo haya vivido o que no sepa de sobra en qué consiste.

¿Tengo estrés o ansiedad?

Como la sociedad utiliza abusivamente esta palabra, sí me gustaría centrarme en delimitar el concepto, en describir qué no es estrés.
Existen diversos modelos y teorias que intentan explicar su mecanismo y sus consecuencias tanto negativas como positivas, pues como ya os comenté hace meses, el estrés tiene una función adaptativa y hasta cierto grado es una emoción beneficiosa. Para introduciros el tema no veo pertinente adentrarme en autores, fechas y datos que no vais a recordar, pero sí cabe hablar dentro de un marco teórico -en base a los distintos modelos existentes-, para que os podáis hacer una representación mental del proceso simplemente.

Volviendo al foco de atención del artículo de hoy, para saber qué no es estrés, es conveniente diferenciar éste de otros conceptos similares. Así, es importante que hagamos una breve distinción entre estrés y ansiedad. Jugamos alegremente con estas palabras en el lenguaje común, añadiendo otras como pánico, nerviosismo o angustia al abanico de alternativas que disponemos para referirnos a lo mismo. Todas ellas parecidas, pero cada una tiene ligeros matices que las hace diferir en significado, el cual conviene conocer, para así la próxima vez que definas cómo te sientes, hacerlo con mayor propiedad. Ambos conceptos comparten síntomas físicos, pero concretamente difieren en lo siguiente:
El estrés proviene del latín stringere y significa provocar tensión. Cuando sientes estrés sabes qué es lo que te preocupa. Puedes identificar los estresores, los acontecimientos que te están haciendo sentir así. La ansiedad es por el contrario un estado más difuso, de causa menos identificable. Cuando le preguntas a alguien con ansiedad por qué se siente así, lo más probable es que te conteste: "No lo sé, por todo en general".

El estrés hace referencia a aquello que nos sobrepasa, que nos desborda, pero que podemos todavía hacer frente. La ansiedad está sin embargo más relacionada con la emoción de miedo, con la impotencia, con la sensación de ausencia de control absoluto.
Y por último un detalle epidemiológico, pequeño pero muy relevante. El estrés lo sentimos por igual ambos géneros. La ansiedad, por desgracia e igual otros trastornos como la depresión, afecta en un porcentaje muchísimo mayor a mujeres que a hombres. Los motivos exactos no se conocen pero me puedo imaginar perfectamente que algunos factores externos sean las excesivas demandas del entorno que sufre este género (hijos, trabajo, casa, etc.) y los internos, las fluctuaciones hormonales que supone nuestra condición. Digamos que el hecho de ser mujer, es ya un gran factor de riesgo para padecer algún tipo de trastorno de ansiedad y un factor de vulnerabilidad a experimentar en mayor medida la emoción estresante.

Las mujeres tienen un mayor riesgo de padecer
trastornos de ansiedad y experimentan un mayor nivel de estrés

El mecanismo del estrés

Bien, ahora que ya sabemos llamar a las cosas por su nombre, vamos a analizar el POR QUÉ. Cuál es la cadena, el proceso, el ciclo del estrés.

Ante cualquier amenaza o situación demandante de nuestros recursos, nuestro cuerpo y nuestra mente se preparan para hacerle frente. Se aumenta el nivel de glucosa en sangre y se liberan ciertas hormonas como la adrenalina, noradrenalina y la famosa hormona del estrés, el cortisol, que producen los síntomas físicos propios del estrés (estado de alerta, aumento de atención, taquicardia, sudoración, aumento de la presión arterial, etc.). Mientras esto sucede, se deja temporalmente de lado la función del sistema inmunitario. Para que nos entendamos, al cuerpo en ese momento lo único que le importa es hacerle frente a la amenaza y todo lo demás le importa un pepino. Este efecto colateral no tiene mayor importancia cuando el estado se mantiene un tiempo corto y limitado, puesto que al satisfacer la demanda, la respuesta de estrés desaparece y el cuerpo se autorregula volviendo a su estado fisiológico normal.
Sin embargo, esto supone un problema cuando la exposición a la situación estresante se da de forma prolongada o frecuente. La mejora de la atención disminuye drásticamente y la capacidad de concentración puede verse mermada o incluso completamente bloqueada. No se si estaréis empezando a atar cabos y a entender por qué en situaciones de un alto nivel de estrés coméis y dormís peor, estáis más despistados que de costumbre, cogéis de repente un resfriado, os sale un herpes en el labio o dejáis de ir al baño con regularidad.


Podréis deducir entonces que si ese estado pasa de una temporada corta a formar parte de nuestro dia a día, ya no estaremos hablando de un resfriado, sino que la situación tenderá a tornarse más grave.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) asegura que el estrés participa en el 85% de las patologías que conocemos, y vivimos inmersos en un sistema que nos exige mucho más de lo que somos capaces de gestionar, luego sí es importante aprender estrategias que nos ayuden a tomarnos la vida con más calma y disminuyan nuestros niveles diarios de estrés. No es casualidad que en los países en los que el ritmo de vida es más tranquilo, el nivel de felicidad sea mayor y haya una menor tasa de suicidios.

Así que tras esta pequeña introducción al qué, al qué no, al cuándo y al por qué, vamos a abandonar la enfermedad como foco y vamos a movernos a hablar en términos de salud y bienestar.

Reducir el estrés, aumentar el bienestar

Este mes de Septiembre es un buen momento para empezar a aprender estrategias de relajación, disminuir la frecuencia, la duración y la intensidad de la experiencia de estrés, prevenir sus efectos negativos y aprovechar los positivos. Tu cuerpo y tu mente merecen ser cuidados y mimados, no permanentemente castigados. Vivir calmado no es malo y divertirse no es pecado. Muchos tienen estas creencias negativas bien arraigadas en su sistema de creencias, esto por suerte es todavía susceptible de ser cambiado.

¡Nunca es tarde para aprender! Nunca. Aunque te consideres mayor para ello. Aprendemos todos los días de nuestra vida.

Aquí nos vamos a dedicar a aprender y a compartir esas estrategias. Este mes vamos a pasar de la teoría a la práctica. Como bien dijo una psicoterapeuta muy reconocida: "Jamás enseñes a tus pacientes a practicar algo que no hayas practicado antes tú mismo". Así que en dos semanas empiezo un curso de relajación progresiva (ya os contaré en qué consiste) e iré escribiendo y compartiendo cada experiencia con vosotros.



¡Hasta muy pronto!


"Las dificultades reales se pueden superar, solo las imaginarias son invencibles" (Theodore N. Vail)






viernes, 8 de agosto de 2014

El intrusismo en psicología

Buenas tardes a todos,

El tema de hoy es breve pero muy importante, analizado desde el marco legal y ético de la profesión para la que estoy estudiando. Me gustaría de nuevo aclarar esto ultimo, debido a un par de mensajes recibidos últimamente pidiendo ayuda y en concreto terapia. Yo soy estudiante de último curso de psicología, escribo este blog por mero disfrute y como complemento de aprendizaje de la carrera, ya que como muchos sabéis, trabajo a la vez que estudio así que intento aprender de la forma más didáctica que se me ocurre, y el único fin es el de compartir, explicar y aprender sobre todos los temas que abarca la disciplina que estudio y que me entusiasma tanto. Digamos que soy prácticamente graduada en psicología, pero NO estoy cualificada para hacer terapia clínica, no de momento al menos.

Y para un futuro me gustaría también aclarar, que el día que sí esté legal y moralmente capacitada, no ofreceré ni consejos ni coaching ni terapia arbitrariamente por e-mail, por teléfono ni mucho menos por Facebook. He estado participando en un proyecto de psicología-online en una empresa durante muchos meses y como ya experta que me considero en ese área, observando lo verde, poco estudiando y lo poco delimitado que está todavía, prefiero seguir considerándolo como una vía de comunicación que a nivel terapéutico no se le debe perder el respeto y que debe cumplir una función complementaria y en ningún caso sustituir a una terapia presencial.

En España no está todavía regulado el ejercicio de la psicoterapia (al contrario que en el resto de Europa) y por desgracia cualquier recién graduado puede colgarse el cartel "psicólogo y psicoterapeuta" sin sufrir consecuencias legales, pero cabe mencionar que un recién graduado en psicología NO TIENE ni la formación ni la experiencia suficiente para ofrecer psicoterapia, lo comento y lo aclaro para que la elección del profesional en caso de necesidad de asistencia psicológica, sea acorde a las competencias esperadas del mismo.
Además de esto destaco, estando cada vez más sorprendida, la inmensa cantidad de instrusos con los que nos tenemos que enfrentar en esta profesión. Desde que se hizo evidente la crisis económica son cada vez más los economistas, periodistas, arquitectos y otros miembros de profesiones alejadas de la nuestra -o incluso sin formación alguna, lo que es aún peor-, que lejos de encontrar un puesto de trabajo en el pais, ofrecen "coaching", "terapias" y "psicoterapia" para ganarse la vida a costa de la ignorancia, incultura e inocencia de las personas. Especialmente el "coaching" se ha convertido en la gallina de los huevos de oro.

CUIDADO CON ESO.

La titulación mínima de un psicoterapeuta debería ser de máster y específicamente en psicoterapia, como bien se viene haciendo aquí en Alemania, o bien que sea graduado en medicina con especialidad en psiquiatría.

Espero y confío en que cada vez seamos más los que sepamos distinguir un buen profesional de un oportunista, una persona con formación de un cuentista y que aprendamos a elegir con criterio antes de que nos elijan a nosotros.



¡Hasta muy pronto!




Otras fuentes que os pueden interesar:

http://psicofrikadas.blogspot.de/2014/01/intrusismo-en-psicologia-ii-terapias.html

http://www.mundopsicologos.com/articulos/el-intrusismo-laboral-en-psicologia.html







martes, 29 de julio de 2014

El poder del lenguaje

Porque no es lo mismo decir que una persona es interesante que decir que es interesada. No es lo mismo decir "tengo depresión", que "estoy deprimido".

Algunas personas se presentan de tal forma que parecieran estar diciendo: "Hola. Soy depresión. Siempre fui depresión y siempre lo seré". Su identidad de Manolo Pérez pasa entonces a un segundo plano, pues nosotros, receptores activos de información, ya hemos generado instantáneamente la categoría: "depresión" en la que incluimos a Manolo. Toda la información que llegue detrás constituirá subcategorías de esa dimensión mayor, pero difícilmente pensaremos en Manolo sin que una de las palabras que primero nos venga a la mente sea "depresión". A otros se les etiqueta oficialmente de esquizofrénicos y no vuelven jamás a ser vistos como seres humanos pertenecientes a una red social sino que pasan a ser meras muestras representativas de una enfermedad biológica cerebral. Si tu niño es hiperactivo, no te bastará con decir que es energético, pues tú sientes la imperativa necesidad de ponerle un nombre a todo lo que te rodea. No es lo mismo decirle a tu hijo que tiene una enfermedad que decirle que tiene un trastorno, o comentarle que es más nervioso que los demás. No es lo mismo. No es lo mismo tratar a alguien "que no come" que tratar a un anoréxico. No es lo mismo.


Es impresionante, a la par que peligroso, el abuso gratuito que hacemos del lenguaje para ciencias tan delicadas como son o deberían ser la medicina o la psicología. Encasillar es en muchos casos retirar el derecho al cambio, es negar la posibilidad de desarrollo. El extremo contrario tiene el riesgo de no tomar en serio los sentimientos de una persona. Pero el problema no suele ser la persona, el problema suele ser más bien el problema. Tendemos a ser amigos de lo estático y nos olvidamos del enorme poder que tenemos para cambiar la realidad en función del nombre que le demos. Centrarse en un problema es una garantía asegurada de quedar ciegos para siempre ante un amplio abanico de soluciones.

La aceptación debe primar siempre ante la culpa y las narraciones han de ser cuidadosamente formuladas, de forma que lo positivo siempre quede enfatizado porque, ¿de qué sirve lo contrario?

Este lenguaje cuidadosamente elegido, flexible, relativo, enfatiza la posibilidad de escoger, de ser quien más nos gusta ser. Si conocemos nuestras herramientas además de nuestros defectos podemos, sin lugar a dudas, tirarnos de cabeza a la espiral de cambio que conduce al objetivo que más nos apetezca conseguir, hacia el reto que más deseemos superar.

Mediante la externalización y a través de los adjetivos adecuados, logramos deshacernos del quiste que supone el problema y alejarlo visualmente de nuestra identidad, de nosotros, para poder tratarlo como lo que es, un problema. Y los problemas, (muy a lo Calderón de la Barca), problemas son.



¡Hasta muy pronto!

viernes, 18 de julio de 2014

La obediencia a la autoridad: El experimento de Milgram

Buenos días de viernes.

Hace relativamente poco os hablaba del experimento de la familia Harlow con los monos para estudiar el apego humano. A prácticamente todos nos parece una barbaridad, cómo podían emplearse crías de mono y someterles a tanto sufrimiento con el fin de probar ciertas hipótesis científicas. El vídeo de los experimentos nos ponían los pelos de punta. Ciertamente el tema de la experimentación con animales genera desde hace décadas muchísima controversia.

Pero, ¿y cómo se te ponen los pelos entonces, cuando te paras a pensar en los múltiples experimentos de ética cuestionable que se han realizado a lo largo de la historia con seres humanos? Incluso con niños, como fue el caso del pequeño Albert. ¿Cómo te quedas cuando te recuerdo la inmensa cantidad de aberrantes pruebas y experimentos a los que fueron sometidas millones de personas durante la II Guerra Mundial? Peor aún te quedarías si desmontara el mito de que aquellos experimentos tan espantosos han quedado atrás en el tiempo y te comentara que algunos han sucedido hace no tanto, tanto tiempo como te imaginas. Y no solo se han seguido poniendo en marcha experimentos de dudosa moral, sino que se han obtenido resultados tan escalofriantes, tan difíciles de creer, como los que te voy a enseñar a continuación.

jueves, 26 de junio de 2014

Dime de qué te ríes... y te diré cómo eres

Virtuoso el que sabe contar chistes. Siempre he pensado que es la vía fácil para meterte a la gente en el bolsillo, para romper el hielo, para relajar un ambiente tenso. Pero ojo, estoy hablando de saber contar chistes y no del mero hecho de contarlos. El mismo chiste puede tener un efecto completamente opuesto contado por una persona o por otra. Puede resultar desde muy gracioso hasta ridículamente lamentable. Es la herramienta social más ambigua que conozco. Hay que saber sobre qué, cómo, cuánto y sobretodo cuándo contarlos. Puede ser la llave del éxito social o bien convertirte en un fracasado. O lo que es peor, en un pesado.

El buen contador de chistes suele ser comedido, riguroso, adecuado, empático y tiene cierta capacidad de captar o de predecir la personalidad de sus oyentes, de forma que es capaz también de adaptarse a ellos, generando reacciones positivas. Mi hermano es la persona que conozco que mayor habilidad tiene en este campo.

No todos nos reímos de las mismas cosas

Dime que no te ha pasado nunca. Estás comiendo con un amigo, amiga, pareja o familiar y un tercer comensal se anima a contar un chiste verde/racista/sexista/absurdo al cual reaccionas con cara de poker por lo terriblemente penoso que te ha parecido. De hecho te parece increíble que el emisor pretendiera arrancarte risas con esa... sí, con esa mierda de chiste. Es ahí cuando de repente giras la cabeza y encuentras a tu compañero rompiendo la mesa a golpes del ataque de risa que le acaba de entrar. Tu cara de poker evoluciona a cara de Özil, y miras perplejo a tu compañero sin entender qué es lo que le ha parecido tan gracioso. Él te mira rojo, con lágrimas en los ojos e intentando coger bocanadas de aire entre cada carcajada a la vez que grita: "¡Es buenísimo!" y continúa riéndose descontroladamente ignorando tu expresión facial paralizada.

Esa diferencia, esa predilección por un tipo de chistes que por otros, es lo que llamamos común y frecuentemente sentido del humor. Hay innumerables y diversas formas de hacer el humor.



Dime de qué chistes te ríes... y te diré cómo eres

Tu afinidad por cierto tipo de chistes o de humor en general definen indirectamente tu personalidad. ¿No te lo crees? Te voy a explicar brevemente, o quizás no tan breve, el mecanismo de acción de un chiste.

El ser humano tiene en su repertorio de vías de expresión emocional el juego. Como hemos decidido que jugar de determinada forma en la vida adulta está mal visto y se considera una pérdida de tiempo, recurrimos a aquellos que sí están aceptados socialmente, y entre ellos podemos encontrar los chistes. Existen en multitud de formas y variedades. Los chistes son juegos, como así los clasificaba Freud, que nos permiten expresar nuestro yo más íntimo sin ser juzgado, reirnos abiertamente de algo que de otro modo sería inconcebible, expresar emociones no canalizadas, e incluso lo utilizamos a menudo como mecanismo de defensa.

Uno de los elementos principales del chiste es la incoherencia. Comienzas contando unas historia que tiene un guión o evolución predecible y cuando llega el final, sorprende un desenlace original, exótico e inesperado. 

Otro elemento importante es la exageración. La visualización de una situación extrema, la descripción de atributos exagerados son la génesis asegurada de un estado mental placentero, siendo éste por cierto el elemento más explotado en Andalucía. El mismo protagonismo tiene la ironía, solo perceptible su complejidad a partir de cierta edad, pues es el elemento que más nivel de inteligencia y de conocimiento exige, y el más compartido entre diferentes culturas y países.

Otras teorías, como "la teoría de la superioridad", defienden que el mecanismo que produce carcajadas se corresponde con el objetivo de aumentar la autoestima. En el chiste se ridiculiza o se sitúa en una posición desaventajada o desfavorables a una persona (alguien que se cae, un golpe inesperado, alguien en una situación anormal grabada con cámara oculta) o grupo determinado, puede ser un pueblo (¿Todos os acordáis de Lepe no? El pueblo-víctima más famoso del humor español), un equipo deportivo, la familia real por poner un ejemplo reciente, e incluso grupos minoritarios, como personas con minusvalía o negros, para producir una sensación inconsciente de superioridad. Es una fuente de satisfacción del ego, un enaltecimiento de los grupos sociales al que pertenecemos (todos os acordáis del tipo de chiste: "esto es un inglés... va el frances... y va el español y...").

El objetivo de un chiste es producir un efecto placentero en la persona que lo escucha. El éxito del chiste genera también cambios a nivel biológico-fisiológico, induciendo a un estado de relajación corporal y mental así como estimulando la producción de hormonas relacionadas con el bienestar, como la serotonina y las endorfinas.

Estudios recientes sobre el sentido del humor y la personalidad

Willibald Ruch, profesor e investigador de la Universidad de Zürich, realizó un estudio sobre humor y personalidad, concluyendo convencido que las personas con una fuerte preferencia por chistes con explicación posterior frente a aquellos de libre interpretación suelen ser personas conservadoras, con una alta necesidad de estructura y estabilidad, que modulan su comportamiento según la deseabilidad social. Aquellas que tendieron a preferir chistes incoherentes o no-sense puntuaron alto en apertura a nuevas experiencias y mostraron una fuerte tendencia a la complejidad. Son además personas más inteligentes e inconformistas.

A pesar de lo que algunos puedan o prefieran pensar, no existe tanta diferencia en las preferencias manifestadas por hombres y mujeres, éstas se rigen más bien por el tipo de personalidad.

El humor sexista ha sido a lo largo de la historia preferido por los hombres y evitado por las mujeres, siendo actualmente y según los datos igualmente preferido por ambos. Existen chistes tanto feministas como machistas, siendo la inclinación por este tipo de chistes indicativo de cierto miedo, distanciamiento o un modo de defensa/protección del sexo opuesto.

La influencia del contexto social

El contexto social y el momento histórico son sin duda determinantes del tipo de chistes que están "de moda". Ahora es más fácil que nunca. Los acontecimientos sociales desencadenan en cuestión de segundos cadenas virales de imágenes y chistes que circulan por las redes sociales en ordenadores y móviles. WhatsApp y Facebook dan buena cuenta de ello. Y no, no se contaban los mismos chistes hace cincuenta años que hace cien. Algunos temas tabú se han desdramatizado y algunas barreras se han superado. Lo que antes era escandaloso puede ahora ser gracioso y bien aceptado por el público (ponte tú a hacer un chiste de Hitler a un grupo alemanes en los 50) e ir más allá de los límites es la regla de oro. La aceptación y tolerancia de los distintos tipos de humor sin resultar afectado o herido es desde luego, el signo más evidente de un nivel de autoestima alto así como de una mente saludable. Al fin y al cabo, en el tremendo mundo en el que vivimos, si no nos reímos de todo un poco, ¿qué nos queda?


¡Hasta muy pronto!


Por ejemplificar y completar el post de hoy, os comentaré que soy bastante fan de "El club de la Comedia" y he sido toda mi infancia seguidora incondicional de Martes y 13, en mi opinión el mejor dúo humorístico de la historia de la televisión española, así que comparto un par de vídeos con vosotros para alegraros el día/la tarde y poneros en ese estado de placer mental (alguno lo miraréis con esa cara de poker de la que hablábamos... cuento con ello)
Me encanta la mayoría de estilos humorísticos. Soy esa persona que siempre te hará la cobertura aunque cuentes un chiste tremendamente malo, qué le voy a hacer... la risa fácil y el humor absurdo son mi forma de vida. Espero que disfrutéis los vídeos (es posible por cierto, que las generaciones posteriores a los 80-90 no comprendáis muchas imitaciones-chistes de Martes y trece).





¡Qué tengáis buena semana! 

Algún día no dentro de mucho me meteré en el tema de la risoterapia, que es cuanto menos interesante...


¡¡¡¡¡¡¡ AAAAA REIRSEEEEEE !!!!!!!



miércoles, 11 de junio de 2014

La ventana de Johari

¡Buenos días! 

Vaya bochorno insoportable que estamos teniendo estos días por aquí... Han sido semanas duras de examenes también.
El tema de hoy es bastante ameno, concreto, útil y práctico. El pasado fin de semana me contaba mi pareja una anécdota acerca de un ejercicio de dinámica de grupo que hicieron en su universidad, y me comentó de pasada que para ello utilizaron una herramienta que, bueno, me resultó bastante familiar. Me alegra saber que los ingenieros aprenden y aplican también herramientas de psicología cognitiva, es un síntoma muy positivo de la importancia actual y el incremento del predominio de un enfoque socioemocional en todo tipo de profesiones, sobretodo a nivel empresa. Pues bien, precisamente de esa herramienta quería hablaros hoy.

La ventana de Johari 

Joseph Luft y Harry Ingham inventaron una herramienta social muy útil para representar nuestros comportamientos, para ilustrar los procesos de interacción social humana e incluso tal vez para ofrecernos soluciones que hagan frente a nuestras dificultades en las relaciones interpersonales. Es aplicable a todos los niveles (familiar, empresarial, etc.) y es posible a través de él (mediante ciertos ejercicios) conocerse mejor a uno mismo y permitirnos tener relaciones más sanas y equilibradas con los demás.
Los autores nombraron a esta herramienta "Johari" a partir de la unión de las primeras sílabas de sus nombres de pila, tan originales ellos. El modelo puede ser representado como una ventana de comunicación con cuatro cuadrantes, a través de los cuales pueden darse o recibirse informaciones sobre nosotros mismos y sobre los demás.

sábado, 24 de mayo de 2014

Las creencias irracionales de Albert Ellis

¡Buenas tardes a todos! Espero que estéis pasando un fin de semana tan entretenido como el mío...

Inmersa en libros de terapia cognitivo-conductual desde hace un par de meses y a una semana de tener exámenes, he encontrado un tema muy interesante que hacía tiempo que no revisaba y que me apetece compartir con vosotros. A priori es probable que os genere algo de rechazo el tema "terapias", por tratarse quizás de un tema demasiado técnico y poco sencillo de entender para aquellos que no dominen la disciplina. Sin embargo voy a intentar presentarlo o mejor dicho introducirlo, de tal forma que no sólo te parezca un texto sencillo, sino muy aplicable a tu vida diaria, tengas conocimientos de psicología o no.

Albert Ellis, uno de los más influyentes psicólogos norteamericanos del siglo XX, ha dejado en la historía de la psicología un legado revolucionario todavía vigente a día de hoy, el procedimiento terapéutico pionero en terapias cognitivas que denominó en 1953 terapia racional y que modificó en 1993 pasándose a llamar terapia racional emotivo-conductual (TREC), incluyendo su famoso modelo ABC.

¿Qué es el modelo ABC?

Imagínate un día cualquiera paseando por la calle. Estás en las escaleras mecánicas del metro y alguien que pasa deprisa a tu lado te da un empujón. Este empujón supone el estímulo activador (A) del modelo ABC, un estímulo que proviene del entorno, que sucede externo a tu organismo. Tú, que eres una persona con una historia genética y ambiental determinada así como con una personalidad concreta, tienes unos esquemas en tu mente que Ellis llama creencias. Tus esquemas o creencias personales, forman una estructura relativamente estable y arraigada, y son distintos de los que tienen otros individuos. Han ido formándose a lo largo de tu vida en función de tu perfil genético o hereditario así como a través de tu experiencia personal. Es tu manera personal de interpretar la realidad, tu estilo de pensamiento, tu conocimiento sobre el mundo, lo que en psicología llamamos cogniciones (B). Digamos que a partir del estímulo A (empujón) se produce un centrifugado en tu mente en el que tu conocimiento, tu experiencia y tus creencias, colaboran para dar significado a ese estímulo, un significado que generará en consecuencia ciertas emociones, que te conducirán a emitir una respuesta determinada, manifestada a través de la conducta (C)¿Hasta aquí todo bien?


martes, 20 de mayo de 2014

Uno entre siete mil millones

Colarte en la cola del supermercado, engañar en la declaración de la renta, saltarte el semáforo en rojo, entrar el primero a base de abrirte paso a codazos entre la multitud, considerar importantes solo los problemas propios.

¿Quién recibe el trozo más grande del pastel? Por supuesto, yo.

Vivimos en nuestro pequeño gran mundo individual, en el que nosotros somos el epicentro. En esta microrrealidad personal, a diario nos enerva el panadero que tarda en envolvernos el pan, los cinco minutos de retraso que lleva el autobús nos eleva la tensión a doscientos, tragamos saliva y chasqueamos con la lengua cuando alguien no se aparta a nuestro paso por la calle, y no te cuento el color rojo tomate que inunda nuestra cara cuando el tapicero se equivoca trayendo el sofá de un tono distinto del que le habíamos pedido. Nuestro mayor problema es si la batería del iPhone durará todo el día o si el cinturón marrón pega con los zapatos grises. Subimos una foto a Facebook o a Instagram esperando despertar reacciones, creyendo ser el protagonista de la jornada de cada espectador, engordando la suma de "me gusta" nuestro ego. El deseo de aceptación o atención social está reconocido como uno de los más potentes reforzadores de conductas inadaptadas, problemáticas o incluso patológicas. Algunos encuentran en este tipo de actividades su mayor y más potente fuente de motivación diaria, el indicador que mide su nivel de autoestima. Amigos lectores, vivimos en la era de la ego-obesidad.

viernes, 25 de abril de 2014

Los monos de Harlow: El experimento.

¡¡Buenos días de viernes a todos!! Disculpad el retraso pero estoy sin internet en casa y escribir desde el móvil no es ni cómodo ni práctico. Tengo de hecho ya varios temas pendientes de publicar.

Así que me gustaría ir terminando el mes de abril con un cambio en el foco de atención al espacio interno de éste, mi blog. Voy a poner tu prueba tu atención. El blog lleva activo un año y unos meses. Es probable que lo hayas leido en numerosas ocasiones, quizás sea esta la primera vez. ¿Te has parado a prestar alguna vez atención a su título? Muchos habéis asumido el nombre sin preguntaros de dónde viene. Unos pocos ya lo conocíais. Pero sois muchos los que me habéis preguntado el origen del nombre - "Oye y eso de El mono de Harlow, ¿a qué viene?". Así a primeras y en ausencia de conocimiento sobre psicología general, puede parecer hasta que no esté relacionado con la temática y la finalidad del blog, y que a mí me haya dado un volunto bautizándolo así, igual que le podría haber llamado "El perro del Fary" o "Maricarmen y sus muñecos". Es por esto que me he decidido a publicar una breve historia sobre los experimentos de la familia Harlow, y entendáis así por fin el significado del título de esta página.

Experimentos sobre apego materno y privación sensorial

Harry Harlow se dedicó en Estados Unidos durante los años 70 a estudiar el apego materno, la depresión, la privación sensorial y la falta de socialización, entre otros, empleando para sus experimentos ejemplares de una raza de macacos, los macacos rhesus.

La palabra apego puede resultaros familiar, y consiste en la vinculación existente entre dos personas producto de la interacción social y afectiva entre ambas. Al nacer un mamífero -algunas aves también-, existe un período de tiempo, una fase crítica, llamada impronta, en el que decidimos quién será nuestra figura de apego en función de las relaciones que hayamos establecido en esos primeros días de vida. En general, esta figura de apego suele ser la madre biológica, pues es quien satisface las necesidades básicas y de quien se suele depender en mayor medida, pero hay casos en los que esto no es así. De niña por ejemplo crié un pollito un verano que se decidió por mí como figura de apego, y me vi con el pollito detrás todo el santo verano persiguiéndome allá donde iba hasta que se hizo mayor.

Este apasionado investigador realizó entonces algunos experimentos en su laboratorio, hoy bastante controvertidos, pues el trato que dio a los animales deja mucho que desear. Sin embargo y como bien sabemos, en aquella época no eran tenidos en cuenta los derechos del animal y se justificaba su empleo en experimentos como único medio para avanzar en ciencia, como de hecho así fue. Proporcionó un enorme avance en el campo del apego, pues demostró su importancia en el desarrollo social, afectivo y cognitivo del individuo.

Esto continuó privando a crías recién nacidas del contacto con sus madres biológicas y a crear y disponer madres sustitutas, una de alambre que ofrecía alimento y otra de felpa que carecía de comida, con un aspecto físico similar al de una mona adulta. El descubrimiento fue que las crías, ante una situación de estrés (inseguridad o peligro), mostraban clara preferencia por la madre de felpa, a pesar de no proporcionar ésta alimento. Así quedó evidencia de que el vínculo madre-hijo iba más allá de la búsqueda de satisfacer las necesidades biológicas básicas (alimento en este caso) y existía una necesidad de contacto social para un correcto desarrollo psicológico.

La madre de felpa proporcionaba a las crías sensación de protección y seguridad, y en presencia de ésta exploraban el medio y acudían cada poco tiempo a ella para comprobar que siguiera presente. Al separar Harlow a las crías de sus madres de felpa una vez establecido el vínculo, experimentaban emociones como miedo o ansiedad: lloraban, gritaban, se chupaban el dedo y buscaban desesperadamente objetos suaves como su madre.

Otro grupo experimental que me dejó boquiabierta es el grupo de aislamiento en las jaulas llamadas "el abismo de la desesperación", en el que Harlow recluía a crías y las aislaba desde el nacimiento sin mantener contacto alguno con ningún tipo de figura. Estas crías, treinta días después, presentaban cierta catatonia, permaneciendo en un rincón de las jaulas. Al juntarlos con el grupo control, no ejecutaban conductas de socialización, no exploraban, no mostraban interés por el sexo opuesto y eran agredidos por sus compañeros. Ante situaciones de estrés, estas crías reaccionaban de forma patológica, huyendo, gritando y realizando movimientos repetitivos de balanceo.

Más allá de estos experimentos (como véis, Harry Harlow no se andó con chiquitas) inventó el llamado potro de violaciones en el que ataba a las hembras aisladas en posición de lordosis, de manera que a los machos les fuera más fácil fecundarlas. Tras las múltiples violaciones (las pobres monas si no tenían suficiente con su vida de sufrimiento, esto tuvo que ser pura tortura) estas hembras quedaron embarazadas y meses después fueron observadas sus conductas hacia las crías, mostrando un comportamiento negativo (de rechazo) y negligente hacia éstas.

El mismo experimentador señaló:

“Jamás, ni en nuestros sueños más retorcidos, pensamos que seríamos capaces de designar sustitutos que fueran tan crueles con sus crías como las auténticas madres. La ausencia de experiencias sociales hace que no sean capaces de interactuar socialmente con sus crías. Una de las madres aplastó la cara de su cría contra el suelo y comenzó a comerle los pies y los dedos. Otra machacó la cabeza de la cría. El resto, simplemente las ignoró”.



Aquí os dejo un documento videográfico que emitió TVE hace ya muchos años:


Y otros vídeos:




Por si estos estudios os parecían poco éticos, aquí os dejo otro experimento de la época relacionado, no realizado por la familia Harlow sino por René A., y que estudia la privación emocional, utilizando en este caso NIÑOS REALES en lugar de macacos:





Pues eso, ya conocéis el dicho aquél que dice: "Aunque la mona se vista de seda... a Harlow se la pela"...




¡Hasta muy pronto!

martes, 15 de abril de 2014

El poder de la compasión


Uno de los valores que nos enseñan las diferentes religiones desde que somos pequeños es el de la compasión.
 La compasión es la actitud espiritual propia y uno de los núcleos esenciales del budismo, es la llamada misericordia por la religión judeo-cristiana y un valor fundamental del islamismo, entre otros.
Cuando hablamos de compasión no podemos dejar de pensar en empatía, en ayudar al prójimo, en sentir pena o lástima. No podemos dejar de asociarla a sufrimiento, a pobreza, a desigualdad, a injusticia. Todos perseguimos experimentarla y muy pocos desean que la sientan por ellos.

Pero hoy voy más allá. 


Compadecer a otros o ser compadecido no se limita a sentir pena por el prójimo, a entender cómo se siente, a querer ayudar al otro. Estas son vagas definiciones que merecen ser profundizadas, sobretodo si estamos implementando este concepto en una rama de la psicología contemporánea tan importante y con tanto potencial como es la psicología positiva.

Qué es la compasión

No creo que la palabra compasión sea para nadie una palabra desconocida. Sin embargo, sí creo que el significado de esta palabra es desconocido para muchos, o por lo menos confuso. Para empezar a entender qué es, la compasión puede ser definida como una emoción, y pertenece al grupo de emociones positivas.

Una persona puede entrenar y practicar la experiencia de esta emoción a lo largo del tiempo y convertirse así en compasiva.

Una persona compasiva experimenta la compasión como un sentimiento (una emoción que permanece en el tiempo) que incluye empatía, es decir, el entendimiento del estado emocional del otro, pero es más intenso que ésta, y se manifiesta a partir del sufrimiento de otra persona, dirigiendo la motivación del ser compasivo a realizar acciones y conductas que alivien ese sufrimiento. 

Además, existe una estrecha correlación entre felicidad y compasión. No existe gente egoísta feliz. Si piensas en personas que conozcas que sean verdaderamente felices, podrás observar que entre sus características están el altruismo y la generosidad.

Entonces, ¿la compasión se traduce en ser generoso y altruista? No exactamente. Éstas son características de la compasión, pero no son sinónimos, pues existen personas generosas o altruistas y no por ello han de ser compasivos. Igual que compasión incluye empatía pero no es sinónimo de ésta.


El arte de ser compasivo

La compasión nos es enseñada a nivel teórico desde la ética y las diferentes religiones pero desde un modelo de conducta social, pues el entorno nos muestra modelos a copiar muy lejanos a la compasión. Y el ser humano aprende en gran medida por observación, también llamado aprendizaje vicario. Nos son transmitidos otros valores muy diferentes, el mundo social en el que nos desenvolvemos es entre otras cosas frívolo, individualista, materialista, y promueve el egocentrismo.

Cuando caminamos por la calle y descubrimos un parque con flores, observamos a las diferentes personas que caminan, vemos un pájaro que se posa en una rama, tendemos a mirar todo ello cegados por el hedonismo que inunda nuestro mundo social y emitimos un juicio acorde a ello. Solemos clasificar lo que percibimos a nuestro alrededor con un "me gusta" (en plan Facebook) o un "no me gusta" (el otro botón que se lleva ya tiempo pidiendo. Zuckerberg... ahí lo llevas). 

Adaptamos el medio a nuestras necesidades. En pocas ocasiones nos paramos a pensar y percibimos de lo observado aquellas necesidades que necesitan ser satisfechas. 

A qué me estoy refiriendo, te cuento. 

Imagina uno de esos días en los que esperas en la cola del supermercado. La cajera no sólo es desagradable a la vista, con esas mechas mal dadas, ese maquillaje exagerado y ese modo ordinario de mascar chicle con la boca abierta, sino que derrocha antipatía con cada cliente que pasa. Sus miradas, sus gestos y su conducta empujan a nuestra mente a emitir un juicio inmediato y sin retorno: "no me gusta", y clasificamos a la cajera en este cuadrante. Es más que probable que la mayoría de las personas que toman contacto con ella ni le miren con el fin de evitar un momento no agradable, o que lo hagan con indiferencia, incluso de forma poco amigable, reflejando el desagrado que perciben y siendo coherentes con el (pre)juicio emitido. ¿Qué ocurriría si al pasar por caja le dedicáramos a esta persona la mejor de nuestras sonrisas? Haz la prueba. Pocas personas reaccionan mal a un gesto amable, a una sonrisa, a un "que tengas un buen día". Es bastante probable que esa mujer que trabaja con cara de bulldog francés sea de las personas que más necesiten ese día un feedback positivo. Has podido percibir e identificar su necesidad, luego has practicado la compasión.

Sé la acción en tu medio, no la reacción a él.

Otro ejemplo. Todos conocemos a la mítica persona con dificultades de interacción social. Aquellos percibidos como "raros", esos que por más que ponen de su parte no consiguen integrarse en un grupo de amigos, de colegas de trabajo o de compañeros de piso. De nuevo pulsamos automáticamente el botón de "no me gusta", pues la mera presencia de estas personas y sus comentarios inapropiados generan momentos incómodos, desagradables, lo que desencadena una situación o reacción de rechazo. El hedonismo nos ha cegado de nuevo. Esa persona "rara" no encaja con nuestro estándar de normalidad social, luego lo expulsamos de nuestro entorno casi inconscientemente. Se deja de llamar a esa persona, se mira mal, se contesta de manera antipática o arrogante, se desprecia. 
Pero reflexiona un segundo las consecuencias. La inmensa mayoría de las veces lo que ocurre es esto: Si una persona tiene una actitud o conducta inapropiada y no encaja en los diferentes círculos sociales, genera rechazo. Este rechazo es percibido por la persona, que busca desesperadamente abolirlo y tener la oportunidad de ser aceptado por el círculo social, y no dudará en desplegar sus recursos para intentar por otra vía lograr su objetivo. Por algún motivo que creo ya te imaginas, una persona con un bajo dominio de las habilidades sociales buscará de nuevo alternativas inapropiadas que le harán parecer todavía más "raro" y que posiblemente provoque la recepción de más y más rechazo, entrando en una espiral de rechazo de la que por desgracia es demasiado complicado salir (como de cualquier espiral).

Esta espiral suele desencadenar en trastornos afectivos, en fobias, puede dar lugar a una introversión del individuo, a autojuicios negativos, baja autoestima, autoconcepto poco realista, a la evitación o huida de situaciones sociales por miedo al rechazo, etc.

La mayoría de las personas con dificultades en las relaciones sociales, son personas con una mayor necesidad de aceptación y de afecto. Quien practica la compasión, sabrá identificar esas necesidades y estará dispuesto a satisfacerlas con una actitud abierta, tolerante, de aceptación y reconocimiento, con elogios, con acercamiento. El individuo con dificultad se sentirá por tanto aceptado y cómodo en ese ambiente social, podrá ser así él mismo y podrá sacar lo mejor de él sin temor a ser rechazado. Haz de nuevo la prueba y sé compasivo con aquellos que tienen menos habilidades. Habrás cortado la pescadilla que se muerde la cola, y ahora esa pescadilla podrá nadar libremente en el océano.

Como ves, la compasión no es solo practicable en el tercer mundo sino que puede ser puesta en práctica en las diversas situaciones de la vida cotidiana. De nada sirve que vayas a un pueblo perdido de la India a ayudar a quienes más lo necesitan, si no ayudas a quienes te rodean en tu vida diaria y necesitan de tí.

Es posible que a través de los ejemplos hayas sido capaz de elaborar inductivamente el complejo concepto de compasión y de haberlo digerido, incluyéndolo en tu colección mental de emociones positivas, junto a la gratitud y al optimismo.

Y este era mi objetivo de hoy...

Así que te dejo, que tengas un buen día, me quedo satisfecha de haber practicado la compasión contigo enseñándote un concepto necesario e imprescindible para experimentar felicidad, que es una de las necesidades vitales básicas de todo ser humano, y cuya ausencia genera más sufrimiento.


¡Hasta muy pronto!


"Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite" (Robert Louis Stevenson)



Si te interesa saber más sobre compasión, te recomiendo esta conferecia de TED:


y este documental de REDES:

Compasión para vivir