lunes, 24 de febrero de 2014

Carnaval, carnaval... Carnaval, te quiero.

Esta semana termina Febrero. Con él, terminan otras cosas. El frío polar (aunque este año no nos podemos quejar) o las escasas horas de luz del día son algunos ejemplos. Por otro lado da la bienvenida al mes de marzo y a su primavera mediante una celebración anual: el carnaval. Yo que he crecido ajena a esta festividad caminaba ignorante el viernes noche por Múnich con mi pareja y me sorprendió mucho ver a dos personas en la entrada de un restaurante, fumando. "¿Pero tú has visto cómo va esa mujer, con el frío que hace?" "Creo que va disfrazada. Y el marido va de chulo..." "¿Hay una fiesta de disfraces o algo así?" "No, me parece que esta semana empieza carnaval". Y es entonces cuando me doy cuenta de que efectivamente, somos los únicos paseantes disfrazados de nosotros mismos.

Sí, es carnaval. Mucha gente lo vive, lo disfruta, lo sufre, lo siente. Y yo lo observo. Me disfrazo con muchísimo gusto, de hecho el día de mi cumpleaños va a coincidir con el domingo antes de carnaval así que me imagino que ambas razones van a ser un cocktail peligrosamente potente de celebración.
Por todo el ambiente festivo que rodea mi rutina esta semana, quiero dedicarle un espacio pequeño y acogedor en el blog a esta fiesta pomposa y poco discreta. Pero desde el punto de vista psicológico claro (en este caso de la psicología social). No vamos a perder el norte.

Múnich no es precisamente una ciudad en la que el carnaval se celebre con especial devoción como pueda ser Colonia, Cádiz, Venecia,Tenerife o Río de Janeiro. Es sin embargo una oportunidad que muchos utilizan a pesar de no vivir en la ciudad idónea, para dar rienda suelta a sus represiones, como diría Freud. Así podemos ver como algunas personas desplegan su enorme sentido del humor y lo comunican a través de disfraces irónicos, graciosos, extrovertidos. Otros aprovechan para llamar la atención eligiendo disfraces exuberantes, extravagantes, muy llamativos. Y otros transmiten su hostilidad a través de disfraces agresivos, impactantes. La gama de personajes y objetos a imitar es extraordinariamente variada. Alguna hay por ahí que también aprovecha la ocasión para expresar sus represiones más íntimas en forma de destape.

En carnaval, todo vale.

jueves, 20 de febrero de 2014

¿La inteligencia predice el éxito en el amor?

Que poseer un alto nivel de inteligencia es requisito imprescindible para llegar a tener éxito profesional, no es ningún secreto. Sin embargo la inteligencia no es una característica directamente observable o medible en las personas, como el peso o la talla.

Digamos que el concepto de inteligencia, que ha sido diversamente definido a lo largo de la historia, se acerca mucho más a un constructo hipotético. Los psicólogos llevan desde hace décadas intentando hacer medible la capacidad mental, de manera que pueda conocerse con precisión el nivel de inteligencia de una persona. Y es por el reconocimiento evidente de la inteligencia como uno de los aspectos más importantes de la personalidad, así como por su importancia como predictor del éxito en diferentes ámbitos de la vida, por lo que se ha buscado y se sigue buscando, la manera de medirla de forma indirecta a través del desarrollo de una amplia variedad de tests y otras técnicas de evaluación psicológicas.

¿Y qué decir de su influencia en el amor, que es además del trabajo, probablemente una de las áreas más importantes de nuestra vida? ¿Es también la inteligencia un predictor del éxito en este ámbito? Esta suposición es de por sí bastante poco romántica. Parece como si se estuviera intentando encontrar la fórmula para calcular desde el inicio de una relación la probabilidad de éxito o fracaso, los obstáculos que sucederán en el futuro o las conductas de ambos así como su interacción y dinámica. Pero sí, la psicología investiga un concepto desde la década de los 90 que puede ser entendido como el equivalente al IQ (el conocido coeficiente intelectual) en el área emocional. Estamos hablando de la ya de sobra conocida inteligencia emocional, un constructo introducido en 1990 por los americanos John D. Mayer y Peter Salovey.

domingo, 16 de febrero de 2014

Resiliencia: La personalidad de hierro


Buenos días domingueros. Terminamos la semana con un tema de psicología positiva del que voy a hablar en un futuro con relativa frecuencia, pues es uno de los temas más actuales de esta rama y comprende muchos nuevos estudios, así que conviene aprender como mínimo la definición básica y el concepto en general.

Introducción al concepto de RESILIENCIA (o RESILENCIA)

¿Habíais escuchado alguna vez esta palabra? ¿A qué os suena? Yo la primera vez que la escuché la asocié automáticamente a ancianos. No me preguntéis por qué. Seguramente por su parecido semiótico con la palabra "residencia", que entre sus categorías me resulta más cercana por experiencia personal la de "residencia de ancianos" y en fin, ante mi desconocimiento e ignorancia, supuse que algo tendrían que ver. Para mi sorpresa su significado poco tenía que ver con la tercera edad, o por lo menos no necesariamente.


Resiliencia no es no caerse. Es saber levantarse y seguir caminando.
La palabra resiliencia proviene del verbo latino "resilire" que se traduce como "saltar hacia atrás, rebotar", y no veo yo a ancianitos saltando hacia atrás y rebotando, así que ya de entrada podemos descartar el vínculo a este grupo de edad. Profundizando en el concepto (y poniéndonos un poco más serios), la definición difiere según el contexto. En psicología, resiliencia es la capacidad que tiene un sujeto o grupo para superar las adversidades, traumas -a veces graves- o circunstancias difíciles de la vida proyectándose de cara al futuro.

La resiliencia se sitúa en el campo de la psicología positiva, y está respaldada por múltiples testimonios de gente que según parece, ante una situación traumática, han conseguido encajarla y seguir viviendo, incluso en un nivel superior, desarrollando ciertos recursos latentes y la mayoría de las veces insospechados.

El famoso refrán "lo que no te mata, te hace más fuerte" puede ser una representación ideal de este concepto. 

viernes, 14 de febrero de 2014

Memoria y recuerdos...

¡¡Buenos días!! ¿Cómo empezamos este viernes maravilloso? Algunos estáis emocionados porque además de empezar el fin de semana, es San Valentín, a otros os pone de mal humor y yo, me vais a perdonar pero de esta celebración paso tres kilos, para mí es viernes y punto.

Llevaba casi dos semanas queriendo escribir este post. Pasé a finales de Enero unos días en Madrid recuperándome de un pequeño incidente y bueno, a pesar de haber perdido temporalmente un poquito de visión, aquí sigo al pie del cañón y escribiendo, que es lo que más me gusta, y sobre los temas que más me gustan.
Además del reposo y de no ver un pimiento, encontré tiempo que no tenía para pasear por la ciudad (eso sí, con gafas de sol a todas horas como si escondiera una eterna resaca) y para organizar (re)encuentros con viejas amistades y pasar momentazos -esos momentos que archivamos en el recuerdo como eventos vitales importantes- con personas importantes en mi vida, así como con mi familia. De hecho, he vuelto a Alemania y he seguido teniendo reencuentros con gente que hacia muchísimo que no veía. Así ha empezado el 2014. De reencuentros va la cosa.

Normalmente se producen durante esos reencuentros las correspondientes puestas al día y poco después surgen alusiones frecuentes a historias anecdóticas comunes del pasado. Comenzamos a compartir recuerdos.


Me llama la atención cómo somos capaces de reconstruir acontecimientos entre varias personas, aportando cada una los distintos detalles que guarda en su disco duro, las distintas perspectivas de un mismo recuerdo. 

"¿Te acuerdas de cuando fuiste a tal sitio, y te pasó tal cosa?" Y otro interviene: "Sí, que llevabas esa camiseta roja y blanca que te regaló Fulanito, y que tu madre llamó de repente en ese momento y escuchó toda la conversación..."; y un tercero: "¡es verdad! y entonces colgamos y apagamos el móvil y tú, Javi, fuiste a pedir otra copa y se te cayó encima de nosequién". Y pieza a pieza reconstruimos colectivamente LA ANÉCDOTA e individualmente vamos modificando el recuerdo que teníamos en la memoria, añadiendo y moldeando detalles, algunos recuperados del cajón del olvido.

Observando esta cadena de sucesos empecé a reflexionar y de ahí la temática del post de hoy: Los recuerdos.




Memoria

Cada persona tiene una capacidad determinada para memorizar, y almacena distintos detalles en función de la personalidad, de la carga emocional atribuida al evento o imagen en cuestión, de la motivación, de la atención selectiva y de muchos otros factores. La memoria es un proceso de grabación, archivo y clasificación de la información recibida, que hace posible su posterior recuperación.




Recuerdos

Podemos definirlos de dos maneras. Como imagenes del pasado almacenadas en la memoria y como reproducción de algo anterior aprendido o vivido, es decir, están estrechamente vinculados con la experiencia.



Cabe repetir lo curioso de las divergencias de un mismo recuerdo en función de la atención selectiva aplicada en el momento a recordar por parte de cada individuo. A veces sucede que, pasamos de caminar ciegos por la vida (como yo aquella semana por Madrid), a experimentar el "efecto Lázaro" (que me acabo de inventar ahora mismo, pero es que ya me diréis qué otro nombre le pondríais), es decir, comenzamos a ver de repente todo aquello que antes pasaba desapercibido a la vista, porque entra en nuestra selección de elementos a prestar atención. ¿Nos hemos comprado un traje nuevo de color rojo? De repente todo el mundo por la calle viste de ese color. ¿Nos fijamos en el coche que tiene la persona que nos gusta? Parece que viéramos ese coche en cada rincón de la ciudad, nos atreveríamos incluso a afirmar que es el coche que "se ve con más frecuencia". ¿Nos quedamos embarazadas? De repente parece que todas las mujeres de la ciudad lo están, vemos embarazadas por todas partes. Así es, vemos lo que queremos ver. Nuestra atención sigue el lema "Creer para ver".

Y así, se construyen nuestros recuerdos. Una mezcla de emociones, atención, motivación y por supuesto no faltan los cinco sentidos.

Por otro lado, me sorprende el "anclaje" que sufre mucha gente en su pasado o en un determinado recuerdo, impidiendo este hecho la correcta adaptación y asimilación del presente así como generando una dificultad de aprendizaje de cara al futuro. 

¿Cuántas veces habéis presenciado que una persona recuerde algo determinado, lo cuente y termine llorando, insultando de rabia o en definitiva, llevando sus emociones pasadas al presente?

Distintos psicólogos advierten que aferrarse a recuerdos o a uno concreto puede contribuir al desarrollo de depresiones e incluso en casos extremos, hasta una ruptura con la realidad actual (paranoia). Generalmente se produce una inadaptación del sujeto en cuestión. Algo que sucede a menudo en estos casos es la idealización. Nuestra mente es muy novelera, transforma y juega con nuestros recuerdos creando con relativa frecuencia las denominadas FALSAS MEMORIAS, es decir, recuerdos distorsionados debido a la inclusión de una carga emocional (positiva o negativa) exacerbada, al olvido de determinadas partes del recuerdo (generalmente negativas) o la atribución de imágenes no correspondientes con la realidad.

Digamos que nuestra mente almacena el recuerdo y luego hace Photoshop con él a su conveniencia.
Y tú podrías jurar por tu vida que aquello sucedió realmente así.
Pero está demostrado que no. Jamás con la misma exactitud.
Jamás un recuerdo es la exacta copia de la realidad.

Esto sucede en todos los ámbitos de la vida: amistad (aquel amigo que ya no está), con la pareja (cuando se recuerda solo la parte buena de una relación pasada y se exagera lo que se sintió), con el trabajo (recuerdo del rendimiento como mejor, de lo bien que nos lo pasábamos, de los magníficos compañeros) o con seres queridos que ya se fueron.

No sé si os suena: Recordar una época, un momento como algo mágico, especial, que parece que sonara de fondo una banda sonora, que el tiempo se hubiera detenido en ese preciso instante. Lo comparas con el presente y lo decoras de tal forma que parezca que hayas pasado de vivir una película de Hollywood a una vida vulgar, plana, aburrida.

Es demasiado probable que en el segundo exacto en el que estabas vivenciando aquello estuvieras feliz, sí, pero no lo vivías siendo consciente de que en el futuro ibas a recordarlo como el momento más bonito, mágico y especial de tu vida. Esa decoración e idealización del acontecimiento viene después, cuando tu mente activa el Photoshop y deja el recuerdo niquelado. Un par de emociones intensas por aquí, un par de coincidencias por allá, convirtiendo así un mero momento bonito sin más, en un momento extraordinario, tan extraordinario, que ni Tú mismo te lo crees.



Al dificultar este anclaje a los recuerdos la afectividad con aquellas situaciones y personas que sí están presentes, conviene tomar conciencia y pasar página. Podemos marcar la página y seguir leyendo, sí, pero sé tu mejor amigo y hazte el favor, de no leer jamás siempre la misma página.




Párate a pensar. 

¿Vives mayoritariamente en el pasado? ¿Tiendes a vivir el momento presente? 
¿O pasas la mayor parte de tu tiempo visionando el futuro? 
¿Cómo te identificas Tú?


Espero que hayáis disfrutado la reflexión y que haya iniciado en vosotros un pequeño debate mental.


Os llevo en el recuerdo hasta la próxima publicación ;) .





¡Hasta muy pronto!




"Conecta tus experiencias positivas del pasado con tus deseos del futuro y la vida te regalará un presente satisfecho" (Anónimo)

domingo, 9 de febrero de 2014

¡Qué MANÍA!

Hoy es un día de esos con lluvia torrencial en los que apetece sofá, peli y manta. En mi caso sustituimos peli por portátil. Esta última semana me he estado fijando con detenimiento en la variedad de comportamientos cotidianos que tenemos las personas. Convivo con tres chicos, cada uno con sus costumbres y "manías" diferentes y casi casi con mi pareja, la cual tiene otras muy distintas. Luego estoy yo, que también tengo mi particular forma de hacer las cosas. Unos somos más exigentes, otros menos, unos más tolerantes, otros más maniáticos.

La gran mayoría de la población tiene comportamientos obsesivos o "manías", cuya palabra escribo entre comillas por ser un término coloquial, que en psicología se considera un trastorno que poco tiene que ver con conductas obsesivas. 
Pero en este blog se habla "cristiano", con un lenguaje al alcance de todos, así que me voy a permitir utilizarlo refiriéndome a esas pequeñas obsesiones cotidianas, así nos entendemos todos.


Pues eso. Algunos no, TODOS tenemos nuestras "manías". Conscientes o inconscientes. Grandes o pequeñas. Evidentes o secretas. Si te paras a pensar en los procesos que comprende tu conducta, sacarás algunas situaciones en las que sientes el impulso recurrente de hacer algo, pero tienes más, créeme, más "manías" que (todavía) desconoces o no sabes que tienes.

Algunas están relacionadas con el orden, otras con la perfección, otras con la emoción de miedo o asco. Son tantas y tan variadas que es bastante difícil clasificarlas.

Comprobar muchas veces al día si la vitrocerámica está realmente apagada, mirar el Whatsapp nada más despertarse, dejar el contador del microondas siempre al 0:00, no pisar las líneas de la acera sino el área interna, ordenar el armario de determinada manera o los libros por orden alfabético, morderse las uñas o romperse las puntas abiertas, abrir y observar la nevera veinte veces a pesar de ya haber visto que no hay nada por si de repente ocurriera un milagro y apareciera comida, mirarse en cada área reflectante que encontramos por la calle...


No pisar las líneas de la acera es una de las"manías" más frecuentes.
¿Te suena? Son innumerables los ejemplos que podría mencionar, seguro que se te están ocurriendo muchos otros que no están incluidos en la lista que acabo de enumerar. Todos son comportamientos ligeramente compulsivos que tiene todo ser humano y que en la mayoría de los casos no llegan a ser patológicos.

De las manías al trastorno obsesivo-compulsivo

¿A partir de cuándo podemos decir que una manía es un trastorno psicológico?

Si bien ciertas "manías" son inofensivas y nos acompañan en nuestra vida cotidiana sin mayor interferencia -desde el punto de vista psicológico subclínicas o infraclínicas-, hay determinado grado en el que comienzan a afectar moderada o seriamente a las actividades de la vida diaria del individuo, impidiéndole realizarlas con normalidad. Esto genera malestar, sufrimiento y a largo plazo repercute negativamente en las relaciones laborales, sociales y familiares.

viernes, 7 de febrero de 2014

La lista de hábitos de las parejas felices

¡¡Buenos días!!

Como algunos os habréis dado cuenta, El mono de Harlow* se hace mayor y estrena nuevo look, algo más simple, escueto, pero más adecuado a la presentación de la tabla de artículos, que es el único fin del blog.

Bueno, ¿qué tal la semana? Yo estoy bastante inspirada. Estos últimos siete días han originado sin duda bastantes temas a tratar y sobre los cuales me gustaría mucho investigar y relatar en los próximos artículos que publique, así que este mes de Febrero vais a tener lectura periódica en el blog. Se acerca por cierto ese día amado por muchos, odiado por otros muchos e indiferente para otros, como es mi caso, pero ahí está y merece ser como mínimo nombrado. Algunos y algunas ya estáis contando los días para San Valentín...

Hoy sin embargo apoyaré a aquellos que creen que el amor se celebra todos los días, y que debería celebrarse también el día de San Solterín, ¡sería divertidísimo!

Hoy quiero compartir (y comentar) con vosotros una lista que recibí ayer por parte de un novio ilusionado, y que ha sido elaborada por un psiquiatra llamado Mark Goulston, que es consultor y conferencista internacional y autor de algunos libros del estilo de los que os mencionaba en el artículo sobre la calidad de la información hace algo menos de un año. No pongo en duda sus competencias, pues aunque suelo ser bastante escéptica en cuanto a psicólogos y psiquiatras que publican libros cuyo título mezcla paternalismo y misterio: "cómo ser feliz en diez pasos" o "Los 6 secretos de una relación duradera: enamorarse de nuevo", la lista de Goulston publicada en la revista científica Psychology Today me ha convencido lo suficiente como para considerar que, si no es una llave capaz de abrir la cerradura de la felicidad en pareja, como muchos prometen, sí es merecedora de ser publicada en este blog, pues puede ser un buen baremo de medida y unos puntos (de referencia) bastante adecuados a trabajar en las relaciones.

1. Irse a la cama al mismo tiempo.

A medida que pasa el tiempo es frecuente que cada uno tenga su propio horario para meterse en la cama. La resistecia a ese cambio y el querer compartir este momento del día con nuestra pareja, es indicativo de una relación saludable.

2. Cultivar los mismos intereses.

Pasar tiempo juntos y soñar, tener proyectos en común, los mismos gustos, aficiones, es otro punto a tener en cuenta. Cuando estos no abundan, suelen buscarse intereses comunes, siempre cuidando y respetando el espacio propio de la pareja para no convertir el vínculo en dependiente.

3. Caminar uno al lado del otro.


Este gesto tan sencillo y aparentemente banal es importante mantenerlo, pues fomenta el sentimiento de unión y de identidad como pareja.



4. Confianza y perdón mutuo.

Ante un desacuerdo, las parejas felices reaccionan anteponiendo su confianza y su amor ante cualquier problema, lo solucionan juntos y perdonan sin rencores ni mala gana.

5. Concentrarse en los aspectos positivos de la pareja.

Si quieres buscar aspectos negativos en tu pareja, los vas a encontrar (y de hecho él en tí también). Es un ser humano, no un traje hecho a medida. Los pensamientos configuran tu realidad, luego cuida centrarte siempre en sus cosas buenas, es un aspecto clave para mantener la llama del amor encendida.

6. Abrazarse.

La piel tiene memoria de "buenas" (cariños), "ausentes" (descuido) y "malas" (abuso) caricias. Tanto éstas como los abrazos y el contacto físico, estimulan y salvaguardan el vínculo amoroso.


7. Decir "te amo" y "que tengas un buen día" cada mañana.

No importan el estrés o las prisas. Quien guarda medio minuto de su mañana para transmitir y recordar verbalmente el amor que siente a su pareja, estimula a recibir el día con fuerza y a superar sus adversidades con serenidad y un talante más positivo.

8. Decir siempre buenas noches.

Independientemente de cómo se sientan ambos, de buen ánimo o después de haber discutido durante la cena, desearse buenas noches es una manera de reafirmar y confirmar que el amor que se siente por la pareja está por encima de cualquier incidente rutinario.

9. Llamar o escribir un mensaje durante el día.

La comunicación durante el día es un aspecto clave en las rutinas de las parejas felices. No hay que ser excesivo, pero saber cómo se encuentra el otro, cómo le va el día (por ejemplo en el trabajo) y comprender sus emociones es positivo para poder así al reencontrarse de nuevo compartir las experiencias y situaciones que han sucedido sin el otro.

10. Sentirse orgulloso en público de tu pareja.

Las parejas que en público no se cortan en hacerse algunas caricias, mostrar cariño y gestos de complicidad o hablan con orgullo de su pareja demuestran estar satisfechos y felices con ella. El contacto físico (a veces casi inconsciente) es indicativo de que se aman, de que les encanta compartir el tiempo juntos y su felicidad con el mundo.


¿Qué os ha parecido? ¿Añadiríais o quitaríais algún punto?

Yo personalmente añadiría el sentido del humor. Para mí es un aspecto importantísimo. Poder reirte con tu pareja, compartir el sentido del humor y generar complicidad en este campo es un indicativo inequívoco de una relación saludable.




¡Hasta muy pronto!



"En la vida conyugal, la pareja unidad no tiene que formar más que una sola persona moral, animada y gobernada por el entendimiento del hombre y por el gusto de la mujer". 

martes, 4 de febrero de 2014

¿Me ayudáis con vuestro voto?

Premios 20 blogsEste año he presentado el blog al concurso 20Blogs, del periódico 20 minutos. El mono de Harlow* nació hace exactamente un año y su éxito ha ido creciendo y generando muchos lectores, muchos de ellos me han expresado abiertamente que les está sirviendo de gran ayuda, por lo que me sigo sintiendo muy motivada y me gustaría contar también con el reconocimiento oficial en estos premios. Es por eso que me sería de gran ayuda contar con vuestro voto. ¿Me ayudáis? ¡Sólo tardaréis un par de minutos!

Únicamente hay que seguir 2 pasos:

1) Si no votásteis el año pasado: Registrarsehttp://www.20minutos.es/usuarios/registro/

Sólo hay que rellenar los campos marcados con “*”. Recibiréis un email, hay que picar en el primer link para activar la cuenta. 
Si ya estabais registrados podéis acceder a la cuenta en este link:http://www.20minutos.es/usuarios/identificacion/ Si no recordáis la contraseña clicad donde pone “¿Has olvidado tu contraseña?
2) Una vez registrados, hay que clicar en el siguiente enlace para votar a El mono de Harlow*: :http://lablogoteca.20minutos.es/el-mono-de-harlow-43062/0/
Hay que darle en el cuadrito azul (“Vota a este Blog”)
TAMBIÉN OS FACILITAN EL PROCESO PERMITIENDO QUE VOTÉIS DESDE VUESTRO PERFIL DE FACEBOOK, PARA LO QUE SOLO TENDRÉIS QUE PULSAR EL BOTÓN AZUL ARRIBA A LA DERECHA; DONDE APARECE "CONECTAR" Y EL SÍMBOLO DE FACEBOOK.
(Nota: El cuadrito azul donde pone "Votar a este blog" sólo aparece cuando habéis iniciado sesión, si no aparece es que no habéis realizado bien el paso 1. En ese caso volved a repetirlo o picad directamente en la parte superior derecha de la pantalla, en los botones “Iniciar sesión” o “Regístrate”).

!! MILLONES DE GRACIAS !!

!Hasta muy pronto!

domingo, 2 de febrero de 2014

No tengas miedo del miedo.

Esperar a que las cosas sucedan es como no salir de la cama y contemplar el día pasando hasta su fin. Yo decidí hace tiempo que debía tener algo siempre claro: Si quiero algo, tengo primero que reconocerlo, expresar que lo quiero, luego buscar la vía, planificar la actuación y luego ir a por ello. Y no siempre en ese orden. Todo aquello que quería iba a perseguirlo además con perseverancia. Y mi experiencia ha ido confirmándome eso que siempre escuché, sospeché pero nunca creí: que el que lo sigue lo consigue.
Pero no basta con seguirlo y quedarte observando. HAY QUE ACTUAR. Introducirte en tu meta, hacerla tuya antes de que realmente lo sea.
No sé si me entendéis. Para conseguir algo primero hay que verse en/con ello. Dar por hecho que eso va a ser así, porque tú así lo quieres.

Hasta ahora mal del todo no me ha ido, estoy donde quería estar, y acepto la responsabilidad de que mi vida esté tal y como yo la he construido.

Caminar tomando la vida con humor es esencial y más aún ejercer una virtud que pocos cultivan y que es fundamental para la aceptación y en definitiva para ser feliz, la flexibilidad, al fin y al cabo, los fracasos se inventaron para aprender y como dice siempre mi amor, todo tiene solución menos la muerte.

Somos personas activas, nacemos con un cerebro, extremidades, boca y voz. Tenemos las herramientas adecuadas para pensar, actuar y comunicar. ¿Quieres algo? Reconócelo y comunícalo. No hace falta que sea verbalmente, puedes permitirte ser sutil, pero es conveniente que el mundo sepa lo que quieres. Nadie puede adivinar tus deseos. Actúa. Y hagas lo que hagas no dejes de caminar, avanza, nunca te quedes parado. Mejor no esperes nada de nada ni de nadie, sin expectativas siempre serás sorprendido para bien. Los NOes puede ser SÍes, si te lanzas a tu meta, al hueso, sin anestesia.
Antes de terminar sonando a artículo de frases psicológicas motivadoras baratas vamos a plantear el tema de otra forma.