viernes, 5 de diciembre de 2014

10 acciones para tener las mejores Navidades de tu vida

Buenas tardes.

Se acabaron los viajes de este año 2014, que ya está bien. Estoy recién llegada de Praga, llena de energía y dispuesta a plasmar impresiones. Mi próxima parada ya es Madrid, pues como buena expatriada, vuelvo a casa por Navidad. El adviento ha comenzado y con él los últimos preparativos para los días festivos de Navidad. Por un lado las quejas han robado el protagonismo de las conversaciones triviales o smalltalks. Mis compañeros de trabajo llevan semanas compartiendo su estrés abiertamente: que si los regalos, las reuniones en familia, los planes con los niños, etc.

Por otro lado, las ciudades se transforman, se iluminan con motivos navideños y la gente sale a la calle a gastar su dinero alegre y descontroladamente así como a pasear por los mercadillos de Navidad. La Plaza Mayor y alrededores sería la zona madrileña que me vendría primero a la cabeza. En República Checa y en Alemania, entre otros países del centro-norte de Europa, abundan los mercadillos de madera invadidos por un fuerte aroma a castañas tostadas y a fruta garrapiñada.
El olor a canela inunda las calles y el frío polar invita a pedir un Glühwein (vino caliente con especias) o un buen chocolate caliente, con el fin de calentar las manos cuando uno empieza a sentir que van a desintegrarse. Eres incorporado casi sin quererlo a la organización de diversas comidas/cenas de Navidad en la que se producen los encuentros más entrañables. Qué cambiado está fulanito, qué bien le va a menganito. Familia lejana, cercana, amigos del colegio, de la universidad y de Erasmus. Ese que hace tanto que no ves y ese otro al que viste antes de ayer.

Todo esto que suena tan bonito es percibido y expresado por muchos como una auténtica tortura.
Las causas de esta distorsión tan gratuita de la que se supone es una de las más agradables épocas del año las desconozco, pero sí me gustaría enviarle una perspectiva algo más optimista a toda esa gente que con motivo o sin motivo, tanto se estresa. Diez son los puntos en los que he dividido estas acciones que a mí personalmente me sirven muchísimo. Una décimonovena acción podría ser el hecho de volver a casa, en mi caso este hecho envuelve a todos los demás, pero parto de la base de que este punto no es generalizable, pues muchos de vosotros o no volvéis a casa, o ya estáis en ella.

Bueno... ¿Vamos a ponerle algo de banda sonora a esto no?


Ahora bien, ponte cómodo que comenzamos...






1. - Dedícale tiempo a la gente que quieres y no ves a menudo. 


El mejor regalo que le puedes hacer a alguien: Tu tiempo. Muchas veces ocupamos nuestra rutina con tantas citas, tareas y demás quehaceres que cuando queremos darnos cuenta, pensamos en una persona y resulta que llevamos sin verle o saber de él una eternidad. Por alguna extraña razón hemos glorificado y sobrevalorado el hecho de "estar ocupado". Pues basta. Que vivan los que todavía tienen tiempo de aburrirse. De hecho, olvídate de Facebook o de enviar Whatsapps. No seas cutre. Llama. Si hace tiempo que no ves o no sabes de alguien, éste es el momento para hablar, veros y poneros al día. Nada tan satisfactorio como estar en compañía de personas que amas, quieres, echas de menos o de algún modo aprecias.

2. - ¿Solidario que en Navidad brilla, solidario de boquilla? 

Sea como sea, y aunque el cinismo reine entre líneas, la Navidad es una buena oportunidad para recordarnos un valor que a menudo tenemos en el olvido. ¡Ayudar al prójimo! Ignora ese impulso a consumir deliberadamente, desconecta un poco de los medios de comunicación y céntrate en compartir parte de tu tiempo con quienes más lo necesitan. No has de irte muy lejos, la ayuda empieza desde el prójimo más cercano. Si además tienes vacaciones ya no existe la excusa de la falta de tiempo. Las opciones son infinitas, desde ayudar en comedores sociales hasta visitar residencias de ancianos (muchos de ellos pasan las navidades solo porque nadie va a visitarles). Créeme, dedicar tu tiempo y tu persona a este tipo de acciones es a veces más útil, eficiente y satisfactorio que enviar cómodamente dinero desde casa, lo cual es también aceptable (algo es mejor que nada), pero generalmente es más un mero silenciador de la conciencia.

3. - Si tienes que hacer regalos, que sean personalizados. 

No se trata de que le regales un dibujo a tu madre, que ya tienes una edad, sino de que tus regalos hablen más del tiempo que ha dedicado tu mente a pensar en esa persona tan especial para tí. Muchas veces los regalos de menor valor económico y mayor valor emocional son los que más ilusion hacen, muy lejos del mensaje que la sociedad pretende vendernos. 
Regala. Tu. Tiempo.

4. - Pasa tiempo individual con cada miembro de tu familia.

Independientenente de que las comidas y cenas familiares sean un must de esta temporada (ironizando esta mítima frase ridícula de blogs de moda), es importante además de satisfactorio pasar cierto tiempo con cada miembro de la familia. Ellos son los que, al fin y al cabo, están y estarán para tí siempre e incondicionalmente. Una tarde de compras con tu madre, ir al cine con tu hermano, hacer un pastel con tu primo pequeño... El principio es el mismo que el del punto 2: Regala tu tiempo a quien más se lo merece. Todo momento que crees hoy con quien quieres, es el recuerdo que tendrás y que tendrán ellos de tí el día de mañana.


5. - Recuérdale a las personas que quieres, que las quieres.

Expresar lo que uno siente tal y como uno lo siente es la mejor medicina tanto para uno mismo como para el implicado. Si sientes cosas positivas hacia otras personas, compártelo con ellos, hazlo saber. No des nada por hecho. De nada te sirve jugar a ser el frío sin sentimientos al que nada le duele. Déjate la vergüenza y el miedo en casa y abre un poco la puerta a tu mundo de emociones, pocas cosas te harán sentir mejor. Y sí. Los sensibles somos más.


Te quiero, te amo, abrazar, besar, tocar... ¡¡Que no falten expresiones de amor hacia todas las personas que son importantes en tu vida!!

6. - ¡¡Sonríe!! 

Tan sencillo y tan poco practicado cuando uno va a contrarreloj. Regala tus sonrisas por la calle, a quien espere contigo el autobús, a la cajera del supermercado, a los transeúntes... ¿Sabes lo bien que le hace sentir a una persona recibir una expresión afectiva positiva, aunque sea un desconocido el emisor de ésta? Puedes ser tú el reparador de días malos, el responsable de que alguien tenga un dia mejor. Pocas personas son conscientes de esto. Son estos pequeños detalles los que acumulados, producen bienestar. No te preocupes por quien piense que estás loco, ¡Solo estás feliz! Y si en un principio no te sientes feliz, no dejes de practicar esto, pues sonreir a menudo contribuye a la liberación de hormonas de la felicidad. 

¡¡ FAKE IT, TILL YOU MAKE IT !!


7. - Toma conciencia de aquello que tienes y da GRACIAS. 

Dar gracias es una de las mayores fuentes de satisfacción con el mundo y con uno mismo. Esto es algo que parece que está de más pero que a menudo merece ser recordado, porque se nos olvida. Observa a tu alrededor y da gracias por todas aquellas cosas (y no tan cosas) positivas que estén a tu alcance. Todo lo bueno que posees, tangible e intangible, es digno de ser agradecido. No todo el mundo tiene la suerte que tienes tú de tener todo lo que tienes, ¡así que toma conciencia y siéntete agradecido por tener la oportunidad de disfrutarlo! La maravillosa familia que tienes, tener comida de calidad y de sobra, tus amigos, tu pareja, tu trabajo, tu hobby, tus logros, tu mascota... Cada uno tiene 1.OOO motivos personales por los que dar GRACIAS.

8. - Cambia de excesos. 

¿Hasta las narices de ver artículos en revistas que te recuerdan "cuidado con los excesos"? Pero vamos a ver, pensarás, ¿De verdad pretendéis que me pase las Navidades comiendo verduritas a la plancha y bebiendo agua mineral? Es entonces cuando piensas que el que inventó el título estándar para este tipo de artículos navideños debía ser un alma sin vida social. Tanto tú como yo sabemos que después de la maratón de comidas y cenas que te vas a pegar (con los amigos del cole, con los de la uni, con los del equipo de fútbol, con los del trabajo, con tu familia lejana, con tu prima la de Cuenca...) te vas a algo más que exceder en excesos. Da gracias si tu digestión sobrevive a la primera semana y si tu amnesia post-fiesta te deja algún recuerdo del ridículo que hiciste intentando ligar con tu compañero de trabajo del departamento de recursos humanos.
Pero siendo algo más realistas, lo que sí puedes hacer, por qué no, es contrarrestar este tipo de excesos con otros. Si eres de los que se tajan como una rata en cada celebración navideña, intenta compensarlo mientras puedas con un pequeño abuso de frutas y verduras (al menos mientras seas persona, es decir, durante el día). El tomate es, en todas su variantes, el mejor aliado para las resacas. Si te piensas poner como un bollo suizo relleno, intenta salir a hacer ejercicio a diario en cuanto tengas un hueco. Todo vale: patinar (solo apto para ciudades sin nieve, hazme el favor), correr, nadar, ir al gimnasio, jugar a algún deporte de equipo, etc. Haz aquello que te guste y te haga sentir bien. 
Éste no es por supuesto un estilo de vida aconsejable, pero más adaptado al plan de supervivencia de estas fiestas.

9. - Aprovecha la vulnerabilidad que produce el aura navideño.

Porque sí, nos guste o no somos parcialmente víctimas del fin capitalista de estas fiestas, que pretende tornarnos vulnerables para que aumente el consumismo, y esto remueve de paso ciertas emociones que teníamos adormiladas o en standby. Es una época en la que la suma de reencuentros familiares, laborales y amistosos da lugar a recuerdos, memorias, momentos... Aparece de repente tu pasado por donde menos lo esperas o tus emociones se encuentran a flor de piel. Si además notas cierta melancolía, estás siendo la víctima perfecta.
Si sientes algo, quieres algo, hay algún deseo reprimido en tí, ¡no te frenes y hazlo! ¿Años sin hablar con un familiar? Llama. ¿Meses enamorada en silencio de tu compañero de trabajo? Toma las riendas y enfréntate a ello. ¿Os acordáis de esta famosa escena de Love Actually? Muy inspiradora...


Pero eso sí, aquello que hagas, hazlo con pasión.

10. - Meditación: Dedícate tiempo a Tí. 

La persona más importante de tu vida eres Tú. No te olvides de tí tampoco y dedícate no solo tiempo sino mucho amor. La meditación (en todas sus variantes) es un recurso muy sencillo de poner en práctica y tiene mil beneficios. Entre ellos, te ayuda a conectar contigo mismo, con tus emociones, a tomar conciencia de tu ser, es un camino hacia el autoconocimiento y fomenta entre otros la seguridad en uno mismo y el autocontrol, aumentando la capacidad de relajación así como el bienestar contigo y con tu entorno. 



Ya me contaréis qué acciones habéis puesto en práctica y cuáles os han servido...




¡¡Hasta muy pronto!!





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