viernes, 10 de octubre de 2014

El poder de la RISOTERAPIA


"La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: La risa" (Mark Twain)

Soy una enorme fan de reir. Me encanta reir y suelo rodearme de personas que me hacen reir, pues me atraen exageradamente las personas risueñas. Todos conocéis personas así, y sabéis la energía tan positiva que transmiten. Si me pongo a pensar, todos mis amigos y amigas, así como mi familia y mi novio, son personas que tienen en común esa cualidad. Por otro lado, me encanta hacer reir. He sido una payasa toda mi vida. Es una satisfacción enorme ver reir a los demás. Tengo un humor muy fácil y una risa bastante escandalosa pero muy sincera. Mucho, sí, pero nunca demasiado.

Lo que no sabía yo hasta que me metí en el mundo de la psicología era el enorme poder terapéutico que tenía la risa. En mi caso particular no creo que necesite jamás esta terapia, ya que la practico naturalmente a diario (aunque la realizaré para aprender a enseñarla). Pero viendo a menudo, por ejemplo los días laborables en el transporte público a hora punta, seres que caminan con cara larga durante días, serios, mustios, regocijados en el arte fácilmente dominable de la queja, creo firmemente que muchas personas necesitan con urgencia una terapia del humor, y un tipo representativo de ésta se ofrece desde hace ya años y se ha demostrado en numerosas ocasiones su efectividad: la risoterapia.

Por ser una terapia nueva y aparentemente sencilla, suele tomarse poco en serio en la sociedad, ignorando los amplios resultados positivos de esta estrategia y el enorme poder que tiene en la prevención de trastornos, en la reducción de síntomas y en la promoción de salud y bienestar. La razón es casi evidente: sus beneficios se desconocen.



Hoy os traigo al blog a un psicólogo experto en el tema, José Carlos Vázquez Calvo, que ofrece este tipo de terapia en Torrejón de Ardoz, Madrid, en el centro CEPSIT, que lleva operando desde 1979. He tenido el honor de realizarle una entrevista así que voy a dejar que sea él quien nos cuente en qué consiste la risoterapia, para poder introducirnos brevemente al tema.

miércoles, 1 de octubre de 2014

La relajación muscular progresiva de Jacobson

Buenas tardes a todos,

me encanta el otoño. Es una manera bastante estúpida de empezar un artículo, lo sé. Pero como las circunstancias me obligan a escribir menos a menudo de lo que me gustaría, de alguna manera tengo que romper el hielo. Es algo así como la mítica frase "qué buen día se ha quedado" tras una conversación en grupo que culmina en un silencio incómodo. Y este artículo es la ruptura a mi silencio incómodo.

Pero lo prometido es deuda, y aquí estoy de nuevo disfrutando de la entrada al otoño (si es que en algún momento hubo verano) y dispuesta a introduciros un poco la primera técnica de relajación que estoy poniendo en práctica tras años de leer y memorizar su teoría. Y sí, estoy tan contenta con los resultados que mi objetivo es transmitiros el procedimiento de la mejor manera posible para que podáis empezar vosotros desde casa. Estoy hablando de la relajación progresiva de Jacobson. Los que seguís El mono de Harlow* en Facebook sabréis que he empezado un curso a mediados de Septiembre, siguiendo los pasos de una psicoterapeuta brillante que me dijo una vez: Jamás enseñes a tus pacientes algo que no hayas hecho primero tú misma.



La relajación progresiva de Jacobson

El médico Edmund Jacobson desarrolló en los años 20 una técnica de tratamiento del control de la activación (fíjate si hace años que la descubrió y todavía es a día de hoy una técnica ampliamente empleada debido a sus maravillosos beneficios). Su argumento era básicamente que la ansiedad se acompañaba de tensión muscular, y dado que esto era así, uno podía reducir su ansiedad aprendiendo a relajar esta tensión de los músculos. ¿Y qué hizo? Convencido de esta teoría, entrenó a sus pacientes para relajar voluntariamente ciertos músculos del cuerpo, agrupados en diferentes "categorías". Los resultados fueron fantásticos y es por ellos por lo que continúa siendo una de las técnicas más enseñadas y realizadas. Originariamente fueron dieciséis grupos de músculos pero se ha avanzado en el desarrollo de la técnica concluyendo que es más efectivo reducir este número a siete (cuestión de tiempo y de complejidad). La elección os la dejo a vosotros, ambas versiones son igualmente válidas.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Relax, take it easy...

8:00 h. Suena el despertador. Me cuesta levantarme, anoche me acosté tarde.
8:15 h. Duchada y vestida, desayuno a toda prisa a la vez que miro el reloj y controlo el paso de los minutos, tengo que salir a y media.
8:45 h. Al final me lié doblando la ropa limpia y no he llegado a coger el tren. Ya no llego puntual al trabajo. Espero al siguiente tren. En cuanto salga del trabajo me voy a la biblioteca a estudiar. Y hoy quiero ir al gimnasio. De hoy no pasa. Mierda, hoy había quedado para cenar con Andrea. Bueno, le puedo decir que quedamos a las ocho y así me da tiempo a ir al gimnasio. Entonces tendré poco tiempo para estudiar... 
9:15 h. Llego al trabajo. Mi jefe tiene muchísimas tareas para mí. Tienen que estar terminadas para mañana. Me va a tocar salir un poco más tarde y ya voy a tener que elegir entre estudiar, quedar con Andrea o ir al gimnasio. Empiezo a sentir que mi día tiene menos horas de las que necesito para hacer todo lo que me gustaría.


¿Te suena? Este tipo de rumiaciones las hacemos todos, principalmente a lo largo de la mañana, momento cumbre de la planificación del día.

Tendemos a exigirnos más de lo que somos capaces de dar
Hay personas organizadas, personas muy organizadas, personas tremendamente eficientes, y luego estamos el resto de los mortales, que nos organizamos "lo normal", o eso nos gusta creer, salvando la semana como podemos. El problema de la gran mayoría de las personas es que queremos dividir el día en minutos y aprovechar cada uno de ellos haciendo algo productivo. Pretendemos estar al 110%. Y claro, como somos personas y no máquinas, "no nos da tiempo a hacerlo todo".

Qué exigentes somos con nosotros mismos y qué mal nos tratamos a veces.

¿Qué es eso que comienza a sentir la persona que protagoniza este fragmento? Efectivamente, está experimentando una situación de estrés, y la causa de su estado es en este caso fácil de identificar: La planificación de su día es bastante poco realista. A estas alturas, y después de vivir bombardeados y saturados de información por doquier sobre esta palabra, veo prescindible detenerme a definir el concepto de estrés y a explicar los signos, síntomas y factores desencadenantes, pues creo que no queda nadie en el planeta que no lo haya vivido o que no sepa de sobra en qué consiste.

¿Tengo estrés o ansiedad?

Como la sociedad utiliza abusivamente esta palabra, sí me gustaría centrarme en delimitar el concepto, en describir qué no es estrés.
Existen diversos modelos y teorias que intentan explicar su mecanismo y sus consecuencias tanto negativas como positivas, pues como ya os comenté hace meses, el estrés tiene una función adaptativa y hasta cierto grado es una emoción beneficiosa. Para introduciros el tema no veo pertinente adentrarme en autores, fechas y datos que no vais a recordar, pero sí cabe hablar dentro de un marco teórico -en base a los distintos modelos existentes-, para que os podáis hacer una representación mental del proceso simplemente.

Volviendo al foco de atención del artículo de hoy, para saber qué no es estrés, es conveniente diferenciar éste de otros conceptos similares. Así, es importante que hagamos una breve distinción entre estrés y ansiedad. Jugamos alegremente con estas palabras en el lenguaje común, añadiendo otras como pánico, nerviosismo o angustia al abanico de alternativas que disponemos para referirnos a lo mismo. Todas ellas parecidas, pero cada una tiene ligeros matices que las hace diferir en significado, el cual conviene conocer, para así la próxima vez que definas cómo te sientes, hacerlo con mayor propiedad. Ambos conceptos comparten síntomas físicos, pero concretamente difieren en lo siguiente:
El estrés proviene del latín stringere y significa provocar tensión. Cuando sientes estrés sabes qué es lo que te preocupa. Puedes identificar los estresores, los acontecimientos que te están haciendo sentir así. La ansiedad es por el contrario un estado más difuso, de causa menos identificable. Cuando le preguntas a alguien con ansiedad por qué se siente así, lo más probable es que te conteste: "No lo sé, por todo en general".

El estrés hace referencia a aquello que nos sobrepasa, que nos desborda, pero que podemos todavía hacer frente. La ansiedad está sin embargo más relacionada con la emoción de miedo, con la impotencia, con la sensación de ausencia de control absoluto.
Y por último un detalle epidemiológico, pequeño pero muy relevante. El estrés lo sentimos por igual ambos géneros. La ansiedad, por desgracia e igual otros trastornos como la depresión, afecta en un porcentaje muchísimo mayor a mujeres que a hombres. Los motivos exactos no se conocen pero me puedo imaginar perfectamente que algunos factores externos sean las excesivas demandas del entorno que sufre este género (hijos, trabajo, casa, etc.) y los internos, las fluctuaciones hormonales que supone nuestra condición. Digamos que el hecho de ser mujer, es ya un gran factor de riesgo para padecer algún tipo de trastorno de ansiedad y un factor de vulnerabilidad a experimentar en mayor medida la emoción estresante.

Las mujeres tienen un mayor riesgo de padecer
trastornos de ansiedad y experimentan un mayor nivel de estrés

El mecanismo del estrés

Bien, ahora que ya sabemos llamar a las cosas por su nombre, vamos a analizar el POR QUÉ. Cuál es la cadena, el proceso, el ciclo del estrés.

Ante cualquier amenaza o situación demandante de nuestros recursos, nuestro cuerpo y nuestra mente se preparan para hacerle frente. Se aumenta el nivel de glucosa en sangre y se liberan ciertas hormonas como la adrenalina, noradrenalina y la famosa hormona del estrés, el cortisol, que producen los síntomas físicos propios del estrés (estado de alerta, aumento de atención, taquicardia, sudoración, aumento de la presión arterial, etc.). Mientras esto sucede, se deja temporalmente de lado la función del sistema inmunitario. Para que nos entendamos, al cuerpo en ese momento lo único que le importa es hacerle frente a la amenaza y todo lo demás le importa un pepino. Este efecto colateral no tiene mayor importancia cuando el estado se mantiene un tiempo corto y limitado, puesto que al satisfacer la demanda, la respuesta de estrés desaparece y el cuerpo se autorregula volviendo a su estado fisiológico normal.
Sin embargo, esto supone un problema cuando la exposición a la situación estresante se da de forma prolongada o frecuente. La mejora de la atención disminuye drásticamente y la capacidad de concentración puede verse mermada o incluso completamente bloqueada. No se si estaréis empezando a atar cabos y a entender por qué en situaciones de un alto nivel de estrés coméis y dormís peor, estáis más despistados que de costumbre, cogéis de repente un resfriado, os sale un herpes en el labio o dejáis de ir al baño con regularidad.


Podréis deducir entonces que si ese estado pasa de una temporada corta a formar parte de nuestro dia a día, ya no estaremos hablando de un resfriado, sino que la situación tenderá a tornarse más grave.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) asegura que el estrés participa en el 85% de las patologías que conocemos, y vivimos inmersos en un sistema que nos exige mucho más de lo que somos capaces de gestionar, luego sí es importante aprender estrategias que nos ayuden a tomarnos la vida con más calma y disminuyan nuestros niveles diarios de estrés. No es casualidad que en los países en los que el ritmo de vida es más tranquilo, el nivel de felicidad sea mayor y haya una menor tasa de suicidios.

Así que tras esta pequeña introducción al qué, al qué no, al cuándo y al por qué, vamos a abandonar la enfermedad como foco y vamos a movernos a hablar en términos de salud y bienestar.

Reducir el estrés, aumentar el bienestar

Este mes de Septiembre es un buen momento para empezar a aprender estrategias de relajación, disminuir la frecuencia, la duración y la intensidad de la experiencia de estrés, prevenir sus efectos negativos y aprovechar los positivos. Tu cuerpo y tu mente merecen ser cuidados y mimados, no permanentemente castigados. Vivir calmado no es malo y divertirse no es pecado. Muchos tienen estas creencias negativas bien arraigadas en su sistema de creencias, esto por suerte es todavía susceptible de ser cambiado.

¡Nunca es tarde para aprender! Nunca. Aunque te consideres mayor para ello. Aprendemos todos los días de nuestra vida.

Aquí nos vamos a dedicar a aprender y a compartir esas estrategias. Este mes vamos a pasar de la teoría a la práctica. Como bien dijo una psicoterapeuta muy reconocida: "Jamás enseñes a tus pacientes a practicar algo que no hayas practicado antes tú mismo". Así que en dos semanas empiezo un curso de relajación progresiva (ya os contaré en qué consiste) e iré escribiendo y compartiendo cada experiencia con vosotros.



¡Hasta muy pronto!


"Las dificultades reales se pueden superar, solo las imaginarias son invencibles" (Theodore N. Vail)






viernes, 8 de agosto de 2014

El intrusismo en psicología

Buenas tardes a todos,

El tema de hoy es breve pero muy importante, analizado desde el marco legal y ético de la profesión para la que estoy estudiando. Me gustaría de nuevo aclarar esto ultimo, debido a un par de mensajes recibidos últimamente pidiendo ayuda y en concreto terapia. Yo soy estudiante de último curso de psicología, escribo este blog por mero disfrute y como complemento de aprendizaje de la carrera, ya que como muchos sabéis, trabajo a la vez que estudio así que intento aprender de la forma más didáctica que se me ocurre, y el único fin es el de compartir, explicar y aprender sobre todos los temas que abarca la disciplina que estudio y que me entusiasma tanto. Digamos que soy prácticamente graduada en psicología, pero NO estoy cualificada para hacer terapia clínica, no de momento al menos.

Y para un futuro me gustaría también aclarar, que el día que sí esté legal y moralmente capacitada, no ofreceré ni consejos ni coaching ni terapia arbitrariamente por e-mail, por teléfono ni mucho menos por Facebook. He estado participando en un proyecto de psicología-online en una empresa durante muchos meses y como ya experta que me considero en ese área, observando lo verde, poco estudiando y lo poco delimitado que está todavía, prefiero seguir considerándolo como una vía de comunicación que a nivel terapéutico no se le debe perder el respeto y que debe cumplir una función complementaria y en ningún caso sustituir a una terapia presencial.

En España no está todavía regulado el ejercicio de la psicoterapia (al contrario que en el resto de Europa) y por desgracia cualquier recién graduado puede colgarse el cartel "psicólogo y psicoterapeuta" sin sufrir consecuencias legales, pero cabe mencionar que un recién graduado en psicología NO TIENE ni la formación ni la experiencia suficiente para ofrecer psicoterapia, lo comento y lo aclaro para que la elección del profesional en caso de necesidad de asistencia psicológica, sea acorde a las competencias esperadas del mismo.
Además de esto destaco, estando cada vez más sorprendida, la inmensa cantidad de instrusos con los que nos tenemos que enfrentar en esta profesión. Desde que se hizo evidente la crisis económica son cada vez más los economistas, periodistas, arquitectos y otros miembros de profesiones alejadas de la nuestra -o incluso sin formación alguna, lo que es aún peor-, que lejos de encontrar un puesto de trabajo en el pais, ofrecen "coaching", "terapias" y "psicoterapia" para ganarse la vida a costa de la ignorancia, incultura e inocencia de las personas. Especialmente el "coaching" se ha convertido en la gallina de los huevos de oro.

CUIDADO CON ESO.

La titulación mínima de un psicoterapeuta debería ser de máster y específicamente en psicoterapia, como bien se viene haciendo aquí en Alemania, o bien que sea graduado en medicina con especialidad en psiquiatría.

Espero y confío en que cada vez seamos más los que sepamos distinguir un buen profesional de un oportunista, una persona con formación de un cuentista y que aprendamos a elegir con criterio antes de que nos elijan a nosotros.



¡Hasta muy pronto!




Otras fuentes que os pueden interesar:

http://psicofrikadas.blogspot.de/2014/01/intrusismo-en-psicologia-ii-terapias.html

http://www.mundopsicologos.com/articulos/el-intrusismo-laboral-en-psicologia.html







martes, 29 de julio de 2014

El poder del lenguaje

Porque no es lo mismo decir que una persona es interesante que decir que es interesada. No es lo mismo decir "tengo depresión", que "estoy deprimido".

Algunas personas se presentan de tal forma que parecieran estar diciendo: "Hola. Soy depresión. Siempre fui depresión y siempre lo seré". Su identidad de Manolo Pérez pasa entonces a un segundo plano, pues nosotros, receptores activos de información, ya hemos generado instantáneamente la categoría: "depresión" en la que incluimos a Manolo. Toda la información que llegue detrás constituirá subcategorías de esa dimensión mayor, pero difícilmente pensaremos en Manolo sin que una de las palabras que primero nos venga a la mente sea "depresión". A otros se les etiqueta oficialmente de esquizofrénicos y no vuelven jamás a ser vistos como seres humanos pertenecientes a una red social sino que pasan a ser meras muestras representativas de una enfermedad biológica cerebral. Si tu niño es hiperactivo, no te bastará con decir que es energético, pues tú sientes la imperativa necesidad de ponerle un nombre a todo lo que te rodea. No es lo mismo decirle a tu hijo que tiene una enfermedad que decirle que tiene un trastorno, o comentarle que es más nervioso que los demás. No es lo mismo. No es lo mismo tratar a alguien "que no come" que tratar a un anoréxico. No es lo mismo.


Es impresionante, a la par que peligroso, el abuso gratuito que hacemos del lenguaje para ciencias tan delicadas como son o deberían ser la medicina o la psicología. Encasillar es en muchos casos retirar el derecho al cambio, es negar la posibilidad de desarrollo. El extremo contrario tiene el riesgo de no tomar en serio los sentimientos de una persona. Pero el problema no suele ser la persona, el problema suele ser más bien el problema. Tendemos a ser amigos de lo estático y nos olvidamos del enorme poder que tenemos para cambiar la realidad en función del nombre que le demos. Centrarse en un problema es una garantía asegurada de quedar ciegos para siempre ante un amplio abanico de soluciones.

La aceptación debe primar siempre ante la culpa y las narraciones han de ser cuidadosamente formuladas, de forma que lo positivo siempre quede enfatizado porque, ¿de qué sirve lo contrario?

Este lenguaje cuidadosamente elegido, flexible, relativo, enfatiza la posibilidad de escoger, de ser quien más nos gusta ser. Si conocemos nuestras herramientas además de nuestros defectos podemos, sin lugar a dudas, tirarnos de cabeza a la espiral de cambio que conduce al objetivo que más nos apetezca conseguir, hacia el reto que más deseemos superar.

Mediante la externalización y a través de los adjetivos adecuados, logramos deshacernos del quiste que supone el problema y alejarlo visualmente de nuestra identidad, de nosotros, para poder tratarlo como lo que es, un problema. Y los problemas, (muy a lo Calderón de la Barca), problemas son.



¡Hasta muy pronto!

viernes, 18 de julio de 2014

La obediencia a la autoridad: El experimento de Milgram

Buenos días de viernes.

Hace relativamente poco os hablaba del experimento de la familia Harlow con los monos para estudiar el apego humano. A prácticamente todos nos parece una barbaridad, cómo podían emplearse crías de mono y someterles a tanto sufrimiento con el fin de probar ciertas hipótesis científicas. El vídeo de los experimentos nos ponían los pelos de punta. Ciertamente el tema de la experimentación con animales genera desde hace décadas muchísima controversia.

Pero, ¿y cómo se te ponen los pelos entonces, cuando te paras a pensar en los múltiples experimentos de ética cuestionable que se han realizado a lo largo de la historia con seres humanos? Incluso con niños, como fue el caso del pequeño Albert. ¿Cómo te quedas cuando te recuerdo la inmensa cantidad de aberrantes pruebas y experimentos a los que fueron sometidas millones de personas durante la II Guerra Mundial? Peor aún te quedarías si desmontara el mito de que aquellos experimentos tan espantosos han quedado atrás en el tiempo y te comentara que algunos han sucedido hace no tanto, tanto tiempo como te imaginas. Y no solo se han seguido poniendo en marcha experimentos de dudosa moral, sino que se han obtenido resultados tan escalofriantes, tan difíciles de creer, como los que te voy a enseñar a continuación.