martes, 19 de marzo de 2013

O eres mía... o de nadie.

            Los celos comienzan a experimentarse a edades muy tempranas. Todo empieza cuando un amigo tiene un juguete mejor, nuestro hermano pequeño recibe más atención o un compañero de clase saca mejores notas. Los celos más estudiados y conocidos son los que suceden con frecuencia en las relaciones de pareja. Están relacionados con envidia, resentimiento, miedo y sospecha. Si bien son el mayor enemigo del amor, ¿Quién no ha experimentado nunca esta sensación? Aunque sentirlos es importante e indicativo de que la otra persona nos importa, es en exceso un problema y un sufrimiento tanto para el que lo padece (la persona celosa), como para el que sufre sus efectos. Pero, ¿A partir de qué momento pasa de ser algo normal a rozar lo enfermizo?

Las últimas investigaciones demuestran que son un sentimiento habitual propio de todos los seres humanos, y que sentirlos no nos convierte en malas personas. En este sentido, Aaron Ben-Ze'ev afirma en su artículo Jealousy and Romantic Love publicado en The Handbook of Jealousy que "la mayor parte de las personas no consideran a su amado una propiedad, sin embargo se sienten celosos cuando consideran la posibilidad de perderlo". Boris Sokoloff ya afirmaba en 1947 que los celos "no sólo están imbricados en la naturaleza humana, sino que se trata de la emoción básica y omnipresente en todos los aspectos de las relaciones humanas". 

Las explicaciones habituales invocan la baja autoestima, la inmadurez o los trastornos de personalidad y afectividad para explicarlos. Según esta línea de pensamiento, los adultos que gozan de alta autoestima, madurez y solidez psicológica no deberían padecer estos sentimientos. Si los trastornos de personalidad/afectividad generan celos, curar esos trastornos debería eliminarlos. Pero es posible que eso sea solo un mito.


¿De dónde vienen?


La mayor parte de definiciones coinciden en un elemento: la sensación de amenaza provocada por una tercera persona. Raramente tienen relación con la infidelidad, ya que suelen surgir previamente o en ausencia de ésta y en la mayor parte de casos, dicha traición no llega a consumarse: es una falsa historia en la cabeza del celoso. Bastante lógico claro... que si tu pareja está un día sin dar señales de vida, es porque se ha enamorado de otro/a, ha quedado con él/ella, se ha casado, comprado una casa, un perro y ahora viven felices con dos hijos. Si aparece un mensaje en su móvil/facebook con titular del sexo opuesto lo más probable es que tenga una aventura o se vea/escriba/tontee con esa persona. Algunas parejas (o en algunos casos solo un componente de la pareja) viven bajo el lema "la confianza está bien; el control está mejor".
Para Ben-Ze'ev, los celos amorosos tienen que ver con la EXCLUSIVIDAD, que emana de la propia naturaleza de los sentimientos.
Es evidente que en estos casos excesivos los celos son negativos: diversas encuestas revelan que la primera gran pelea de una pareja suele ser provocada por los celos, y su persistencia daña tanto la salud personal como la relación, pudiendo llegar incluso a acabar con ella. Además de esto, los celos patológicos son considerados una enfermedad, y pueden llevar al maltrato físico o psicológico, tanto de la pareja como de uno mismo. Esto es lo que se conoce como síndrome de Otelo —por el personaje de Shakespeare que acababa con la vida de su mujer Desdémona— y en el que la deformación de la realidad es tal que suele acabar en tragedia: gran parte de los crímenes pasionales tienen su origen en la enajenación causada por los celos.



Sin embargo, la psicoanalista Jane G. Goldberg defendía en The Dark Side of Love que los celos no son nada excepcional ni muestran maldad del que los siente, sino que de hecho es más conveniente tratarlos con cautela y verlos de forma natural que negarlos y reprimirlos. La expresión abierta de sentimientos subjetivos es imprescindible. Para ello, la comunicación asertiva es un recurso muy importante. Consiste en comunicarle a la pareja aquello que estamos sintiendo de la manera más llana posible, sin ataques, sin reproches, desde el yo (yo siento, yo creo, yo pienso...). El objetivo de este tipo de comunicación y lo que pretendemos conseguir, es la comprensión por parte de la otra persona y su ayuda o colaboración para combatir esta sensación desagradable, negativa e irreal. Es importante reconocer primero que se padece el problema para poderle pedir a la otra persona que nos brinde su paciencia y su ayuda. Se puede pactar mutuamente un estilo de afrontamiento, como dar explicaciones o aclaraciones en caso agudo -aún no teniendo por qué darlas-, tranquilizando a la persona verbalmente, etc. 
Origen desde otras perspectivas 

Desde una perspectiva evolucionista los celos provienen, al igual que otras emociones, de nuestra necesidad de adaptarnos al entorno. El objetivo sería garantizar la reproducción y propagación de los propios genes. Desde este enfoque, la principal amenaza para los hombres es que su pareja tenga hijos de otro hombre; es decir, la infidelidad sexual es la más amenazante. Para las mujeres, el hecho de que su pareja se implique emocionalmente en una relación puede poner en peligro los recursos necesarios para la supervivencia de su descendencia. Por tanto, en las mujeres los celos se producirán en mayor medida ante una infidelidad emocional.
Para comprender esta perspectiva, podemos comparar los celos con otra emoción adaptativa: la emoción de ansiedad. La ansiedad es una emoción natural no necesariamente negativa a un nivel moderado, pues cumple una función muy importante: nos avisa del peligro. Cuando la ansiedad se experimenta en exceso o en ausencia de peligro existente, estamos hablando de un trastorno de ansiedad, entendiéndolo entonces como una emoción negativa que es perjudicial para la salud. Paralelamente, los celos se encuentran en el mismo nivel.


Desde la perspectiva cultural los celos se conciben en función de las normas sociales existentes en una determinada cultura y en un momento concreto acerca de la propiedad sexual. Es decir, la percepción de amenaza es diferente en hombres y mujeres debido a que en el proceso de socialización adquieres distintas creencias sobre el tipo de infidelidad que implicará en mayor medida al otro tipo. Así, los hombres creen que si una mujer mantiene relaciones sexuales con otra persona es porque está vinculada emocionalmente con ella, pero no al contrario. Las mujeres por su parte, creen que si un hombre es infiel emocionalmente también lo será sexualmente pero no al revés, es por esto que perciben como más estresante la infidelidad emocional.


Las características de rival es uno de los aspectos en relación con los celos más investigados en los últimos años. Desde esta perspectiva, la reacción de celos se genera cuando, mediante la comparación social, son cuestionados, frente a un rival, aquellos ámbitos que son importantes para el autoconcepto de la persona.


Una investigación actual sobre los las características del rival

García-Leiva, Gómez-Jacinto y Canto realizaron un estudio para conocer las diferencias de género en las situaciones desencadenantes de celos. El análisis de los resultados puso de manifiesto que:

a) Las mujeres sentían los celos con más intensidad
b) los hombres tienden a manifestar una preocupación menor por la infidelidad emocional, pero perciben amenaza a su autoestima ante la infidelidad sexual
c) las mujeres perciben una mayor sensación de peligro para la continuidad de la relación ante la infidelidad emocional
Respecto al proceso de comparación social, se encontró que un rival no valorado suscita un mayor sentimiento de inferioridad. Parece que la autoestima tanto de hombres como de mujeres corre mayor peligro ante rivales que no son sobresalientes en aquellos ámbitos que las personas consideran pilares de su identidad (inteligencia, belleza, etc.). Esto podría explicarse porque es más aceptable que nuestra pareja sea infiel con una persona valorada, ya que una aventura con una persona no deseable supone un mayor insulto y amenaza a la autoestima.

A lo largo de la semana publicaré otro artículo sobre el tema "celos". Este tema es amplio, y quedan puntos en los que me gustaría profundizar como los celos inducidos, los celos como conducta adictiva, los celos hacia una persona que no es la pareja, los celos fraternales...

Si tenéis alguna sugerencia, opinión, crítica, comentario en general, historia... Cualquier comentario será bienvenido.


¡Hasta muy pronto!



"El que es celoso, nunca es celoso por lo que ve. Lo que se imagina basta" (Jacinto Benavente)






2 comentarios:

  1. Me encanta el articulo. Es verdad que se podría hablar de los celos en muchas otras situaciones por ejemplo cuando te gusta alguien y le ves con otra, cuando tu mejor amiga tiene se lleva mejor con una nueva amiga que contigo... muy bueno, si puedes escribe mas!!!!

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  2. Hola Rocío, te felicito por tu blog, muy interesante y profesional, hice un recorrido por él y me alegro mucho de conocerlo y poder percibir esa energía que dejas en tus publicaciones. Ante la falta de una definición podríamos decir que una relacion “sana” de pareja debería tener tolerancia, trasparencia, coincidencia, fidelidad, sinceridad, complementariedad, respeto mutuo, complicidad, humor, espacio vital, confianza, amor recíproco, honestidad, armonía, comunicación…etc, etc…y no debiera haber dominación, posesión, falsedad, infidelidad, dependencia, engaño, control etc. ¿Mucho no? Pero bueno, somos humanos
    También es una alegría saber que aprecias mi trabajo, al que le pongo mucha pasión. Un fuerte abrazo y estamos en contacto.

    Ernesto Moya : http://www.psicologiasocialsocial.blogspot.com.ar

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