lunes, 27 de enero de 2014

¿Jugamos a trabajar?



De mayor quiero ser...


...¡¡médico, astronauta, peluquera, veterinario, cuentista!!




Ahora tienes veinti- o treintaytantos años y te encuentras sentado ocho horas en una oficina, de becario en una empresa que no te convence y/o con un compañero/jefe que te cae mal.



Consideras que el tiempo que pasas en el trabajo es tiempo tirado a la basura y que podrías estar invirtiendo en tus hobbies, en tu familia, en tus amigos o en tu pareja.

Si te digo además que pasarás tres cuartos de tu vida trabajando, ya te empiezan a entrar sudores fríos.

Pero claro, en este sistema capitalista para (sobre)vivir uno necesita ganar dinero y para ganar ese dinero, uno necesita trabajar. Continuando esta rueda de hamster, uno debe trabajar para vivir. Efectivamente, en esta dirección gira la rueda y no al revés. 

Desgloso este punto: NO SE DEBE VIVIR PARA TRABAJAR.

Si con algo de lo anterior te has sido mínimamente identificado, sigue leyendo.


Además de tener que trabajar para vivir, el ser humano avanza en la vida con ayuda de un motor, las metas, luego nos pasaremos la vida laboral motivados por ascender hasta convertirnos en aquellos tiranos a los que tanto detestábamos. Ley de supervivencia.

¿Por qué nadie te avisó de que ser adulto no era solo libertad e independencia? ¿de que tu tiempo se convertía en oro? Ya no recuerdas a qué edad alguien pisó el acelerador de tu vida y ahora los años parecen pasar muy deprisa, tan deprisa, que se escapa totalmente de tu control. Lo que antes era un periodo eterno, ahora es un suspiro. Lo que antes era poesía, hoy es narrativa. ¿Por qué nadie te contó lo de los madrugones, las horas extras, lo del jefe cabrón, lo de los fines de semana hasta las tantas, lo de llegar justo a fin de mes porque tu sueldo es una ruina? ¿En qué momento se decidió prohibir socialmente que un adulto dedique su tiempo a jugar? Jugar a observar, jugar a salvar vidas, a curar, a defender a los buenos, a crear, a diseñar, a experimentar, jugar a peinar, a vender y comprar... Esto puede sonar insultantemente ridículo."¿Cómo que por qué? Pues porque jugar no es productivo. ESO es perder el tiempo".

Vale. Esa es la creencia en la que se nos educa. Entonces parece que solo nos quedan dos opciones, ¿no? por suerte hay dos y como siempre, Tú tienes la oportunidad y la suerte de decidir cuál de ellas eliges. 
Una opción es ir al trabajo con el modo automático puesto, con ninguna expectativa de la rutina, pasar las horas allí ocupando tu mente con otras cosas más placenteras y aprovechar las pocas horas que te quedan en el día para hacer lo que te gusta. Y la otra opción, es elegir un trabajo que incluya en sus tareas aquello que te gusta y te permita disfrutar esos tres cuartos de tu vida.

Jugar no es por tanto un verbo infantil. Seguimos jugando toda la vida.

¿Tu trabajo actual no es perfecto ni fruto de tu elección? En esto último es probable que te equivoques. ¿Quién te ha obligado a escogerlo? En algún momento tomaste la decisión de hacerlo tuyo. Bien, pues ahora viene la buena noticia: NINGÚN TRABAJO ES PERFECTO, ni siquiera ese que te imaginas siempre como trabajo perfecto, pero sí podemos acercar TODOS, y enfatizo todo tipo de trabajos, a la perfección. 

¿Cómo? 

Adoptando una actitud de persona con trabajo perfecto y cambiando el modo automático por el "modo aprender".
Abandonando la idea de individuo pasivo y asumiendo la responsabilidad como ser activo capaz de hacer de su vida un hobby.

Empieza con afirmaciones tipo "Mi trabajo me encanta" y sucedáneos. Todo trabajo, hasta el que menos te gusta y no consideras "el trabajo de tu vida" tiene una experiencia que ofrecerte y una lección que enseñarte. Todos, te van a dar la oportunidad de crecer como persona y como profesional. Si encuentras la manera de disfrutar de aquello a lo que te dedicas, el dinero viene solo. No vendrá sin embargo a los que viven con ansia de dinero y efectúan sus movimientos en función de éste. O sí, pero entonces tendrán solo dinero y no felicidad. Y nosotros buscamos, a ser posible, las dos cosas.


Ahora piensa. Si te ayuda escribe una lista. No veas el trabajo como un lugar al que tú aportas cosas de tí sino como una fuente de la que tú te vas a aprovechar y que te va a regalar conocimiento, crecimiento, experiencia. Averigua. ¿Qué me puede ofrecer este trabajo? ¿Qué puedo APRENDER aquí? Es tu misión descubrirlo. Busca tu interés, tu curiosidad, esos que te olvidaste hace tiempo, jugando...





...y cuando los hayas encontrado, disfruta, logra eso que los modernos llaman "Work-Life-Balance" (esta palabra a mi jefe le encanta por cierto), es decir, mantén el equilibrio entre lo personal y lo profesional, y sobretodo... JUEGA.




¡Hasta muy pronto!






y hablando de jugar, hoy comparto con vosotros una canción de Sabina que tiene un verso exquisito, me encanta y me recuerda mucho a mi padre, con el que la escuchaba yendo al colegio, así que a él le dedico mi post de hoy. 

De él he aprendido mucho porque es un gran profesional, pero sobretodo, a dedicarme a lo que me gusta, haga lo que haga me apoya siempre, me admira y se siente orgulloso, nunca me juzga y respeta mis decisiones aunque me equivoque, así que la que siente orgullo soy yo por tener este pedazo de padre. ¡Un saludo!

"Hacen falta cosquillas para serios,
pensar despacio, para andar deprisa...
dar serenatas en los cementerios,
muriéndonos de risa..."




4 comentarios:

  1. Trabajar para vivir o vivir para trabajar, he ahí el dilema en cuestión

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  2. Qué dilema? Trabajar para vivir SIEMPRE!! :-)

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  3. Esta claro que trabajar para vivir, pero siempre encontrando la motivación. Muy buen articulo. Me recuerda a mi articulo de flow, fluir, y lo comparto en mi facebook -.viva40mas.

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  4. Cuando he empezado a leer todo me iba sonando... y la verdad es que me ha sonado hasta el final. Es el eterno de: todo depende del cristal con que lo mires. Al final nosotros somos dueños de nuestra felicidad y en nuestra mano está ver solo las cosas negativas, o rascar un poco y sacar lo positivo también y quedarnos con ello. A veces es complicado, está claro, es mucho más sencillo revolcarse en la autocompasión y quejarse, que asumir que nosotros mismos somos los que tomamos decisiones y por tanto los responsables de nuestro estado de ánimo. Yo misma tuve una época en que tenía, menos trabajo, menos dinero y menos pareja que ahora, y sin embargo algo había en mi que me hacía ver el mundo de color de rosa. Hemos de recuperar las sensaciones de esa gran época e implantarla en la que vivimos ahora y siempre

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