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lunes, 24 de junio de 2013

Por fin un artículo sobre relaciones sanas.

¿En qué se diferencia este artículo de otros artículos sobre relaciones de pareja? Generalmente se habla (y he escrito yo también) sobre dinámicas insanas o problemas frecuentes en una relación: celos, infidelidad, falta o errores de comunicación, etapas de la relación, atracción, problemas sexuales, etc.

La temática de este artículo sin embargo se ciñe a un prototipo de relación de pareja carente de todos estos problemas. Digamos que hasta la relación más sana y con menos problemas sufre de "daños bidireccionales". Hasta el que ama de forma más pura y sincera puede y de hecho hace con frecuencia daño "sin querer". Un comentario poco afortunado, una actitud esperada que no sucede, un momento o día de susceptibilidad extrema (por ejemplo las mujeres antes o durante la menstruación, ¿os suena, no?).

Da igual si estamos recién enamorados, en una relación de poco tiempo o en una relación de muchos años: En toda relación existen pequeños daños bidireccionales que aparecen casi a diario, aunque nos esforcemos y dediquemos toda nuestra atención a no cometerlos. Encontramos una y otra vez un punto hiriente en nuestra pareja.
Este hecho no se puede evitar, pero como mis artículos se enfocan en la psicología positiva y en el crecimiento personal, vamos a recalcar que esto puede ser también percibido como una gran oportunidad que la vida nos regala para crecer y madurar tanto a nivel individual como a nivel de pareja.

Sea como sea estas heridas duelen, a veces incluso de manera desproporcionada y de forma persistente en el tiempo, y si no las superamos a tiempo van minando poco a poco tanto la relación como el amor.


El estilo de relación de pareja que todos (o debería decir una gran parte) hemos aprendido desde pequeños y al que todos aspiramos es el de una relación armoniosa y estable. Y es por esto por lo que tendemos a minimizar o quitar importancia a estas pequeñas heridas, a hacer como si no hubiera pasado nada, a intentar seguir dejándolas en el olvido siguiendo el refrán "el tiempo lo cura todo". Pero este comportamiento solo produce acumulación del dolor que han ido produciendo estas heridas, acompañándonos en el tiempo y saliendo finalmente a la luz en momentos totalmente inapropiados o inesperados.
Es como si tuviéramos un cajón donde vamos guardando todos los hechos y actitudes de nuestra pareja que nos duelen y que no han sido resueltos. En algún momento, llega la gota que colma el vaso y abrimos ese cajón, dejando salir todo lo que hemos ido guardando dentro, y el amor está tan debilitado que no tiene la fuerza ya de soportar toda esta montaña de hechos dolorosos que salen al ataque.