viernes, 24 de marzo de 2017

La CRISIS de los millennials

O la crisis de los 30, o la crisis existencial, a secas. No soy muy partidaria de ponerle edad, pues puede presentarse en cualquier momento vital. Puede repetirse en el tiempo, puede permanecer, o ser temporal. Durar un día o también años, por qué no.
Pero los de la generación de los millennials (generación Y, o los nacidos a mitad de la década de los 80 - principios de los 90), o al menos es la percepción sesgada que tengo ahora de mi entorno más cercano, tenemos hartos motivos para generar una crisis al finalizar la década de los veinte. Sin pretender ser demasiado pesimista, intento reflejar una realidad que me golpea cada día al hablar con mis amistades cercanas de los sentimientos más profundos que acechan a principios de la treintena, así que este artículo va dedicado a todos ellos.

jueves, 23 de febrero de 2017

¿Existe la adicción a VIAJAR?

No has terminado de hacer un viaje y ya estás planeando el siguiente.

Tu vida en un avión. Así podrías definirla.

Escribir este artículo podría suponer tirar piedras contra mi propio tejado, pues yo soy la primera que se pasa la vida montada en un avión, pero asumo el riesgo. Me parece que la reflexión es importante, aunque sea para plantearse las causas.

Viajar es una de las actividades más placenteras, además de producir un cambio y un crecimiento significativo en la persona que lo realiza. Es aventura, desequilibrio, un constante devenir. Se olvidan las preocupaciones, se alivian las tensiones, se reconecta con uno mismo y si se va acompañado de amigos o familia, se refuerzan los vínculos. Todo esto es maravilloso, pero si solo piensas en hacer la maleta existe la posibilidad de que tengas un trastorno psicológico o mejor dicho, el riesgo de padecerlo, y muy posiblemente subyazca un problema, el cual estás evadiendo porque no lo sabes/quieres enfrentar. ¿Alguna vez te has planteado si tus ansias de viajar están dentro de lo normal? ¿Si tu conducta es adaptativa o por el contrario abusiva? Después de leer este artículo quizá puedas hacer un análisis más detallado y, quién sabe, quizá conocer una parte de tí que ignorabas.

sábado, 18 de febrero de 2017

Sensation-Seekers: "Frisky, but more risky"

¿Alguna vez has escuchado el término "sensation-seeking"? ¿Sabes lo que significa? No te dejes engañar por la terminología inglesa, la razón de su uso es puramente pragmática. Literalmente podríamos traducirlo como "búsqueda de sensaciones". Para mí este concepto fue personalmente relevante el día en el que un compañero de carrera me lo planteó para definir su necesidad imperiosa de aprender y vivir nuevas experiencias: Sensation-seeker. Lo dijo de broma, pero me encantó y me motivó a investigar. El concepto corresponde a un rasgo de personalidad, descrito por primera vez por Marvin Zuckerman en 1969, que consiste en la tendencia de un individuo a buscar placer sensorial, cambio, novedad, a experimentar sensaciones complejas e intensas. Estas personas que suelen ser tachadas de "inestables" o "impulsivas", no son más que seres necesitados de un continuo aprendizaje, de vivir experiencias enriquecedoras, de salir una y otra vez de su zona de confort. En ausencia de estímulos intensos se aburren fácilmente y un profundo sentimiento de vacío les impulsa o motiva a buscar desesperadamente este tipo de experiencias con cierto grado de riesgo, real o percibido, ya sea a nivel físico, psíquico, financiero, legal o emocional. Esto es, lo mismo se aventuran a realizar un viaje en solitario a un país en vías de desarrollo como se sumergen en una relación de pareja pasional inestable, se adiccionan a un deporte de riesgo o emprenden invirtiendo todas sus fuerzas y energías en el proyecto.

lunes, 9 de enero de 2017

Los TICS y su origen psicológico

El otro día iba ensimismada (¿o no será enmimismada?), inmersa en mis pensamientos como es habitual entre nosotros los "empanados", cuando de repente veo que el hombre que se sienta delante de mí en el metro me guiña un ojo. No es la primera vez que me pasa algo así en un metro, en el de Madrid en concreto ya he vivido de todo, pero no por eso disminuye mi rabia cuando alguien me hace sentir intimidada. Cambio el rumbo de mi mirada, observando la nada en movimiento por la ventana, e intento evitar un nuevo contacto visual, pero la curiosidad por comprobar su abandono me pica y en un cruce fugaz de miradas vuelvo a captar un guiño de ojo. "¿Será asqueroso el tío este, que podría ser mi padre?". Vuelvo a cruzar mirada... Guiño. Cuando ya la ira me está haciendo insoportable la vida, me decido a poner en evidencia al sátiro hijo de su madre delante de todo el vagón. Voy a abrir la boca cuando veo que está mirando a otro lado y continúa guiñando el ojo, así, al tuntún, sin camino ni destino. Tiene un tic. Y yo me siento imbécil. Pero aliviada.

Entonces me quedo mirándole con calma, espero que discretamente aunque conociéndome seguro que no, mientras me pregunto por qué hay personas que desarrollan repentinamente un impulso nervioso involuntario, o un tic, para los amigos.

sábado, 22 de octubre de 2016

Por qué nos gusta tanto HALLOWEEN

Cuando yo era pequeña, en España casi nadie celebraba la noche del 31 de Octubre como tal. De toda la vida celebrábamos el 1 de Noviembre como día festivo, conocido como el Día de todos los Santos, o difuntos. Halloween como tal, tradición originariamente pagana se celebraba la noche del 31 de Octubre sobretodo en la esfera anglicana (Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda o Canadá), empleando símbolos como la calabaza (desconozco todos los detalles del origen de la calabaza como tradición aunque deduzco que será porque es la época estacional de esta verdura), los fantasmas, las brujas, y otros personajes fantásticos.

El morbo que produce el miedo, el terror, el pánico, ha ido in crescendo y ha ido ganando seguidores de todo el mundo, extendiéndose la fiesta de Halloween como una especie de virus por miles de países del mundo en las últimas décadas. En la década de los 90, a mis siete u ochos años ya empezamos a celebrarlo también en Madrid. Los primeros años, viendo películas de terror, disfrazándonos y yendo por las casas pidiendo caramelos. No todo el mundo conocía la fiesta y sobretodo las últimas generaciones muchas veces nos miraban desconcertados cuando abrían la puerta y nos veían de esa facha. Me acuerdo de un año en el que me disfracé del personaje de Scary Movie con una careta que echaba un líquido creando efecto "sangre", y yendo casa por casa, un abuelito nos abrió su puerta y tras mi terrorífico "bu" de niña pueril ingenua e inocente, éste se cayó de espaldas del susto -literal- y miraba al infinito muy afectado. Yo me quité la careta rápido traumatizada, no fuera que a aquel abuelito le diera un infarto esa noche por mi culpa. Mis amigas me miraban con cara de: "¿Qué has hecho?" y mi sentimiento de culpabilidad iba creciendo por segundos. Al verme el señor, se le fue pasando el microinfarto y nos preguntó por qué íbamos así vestidas. "¡Es Halloween!" "Jalo ¿qué?". Ni idea.

jueves, 13 de octubre de 2016

Mi psicólogo me dirá lo que tengo que hacer

Hay artículos densos, otros largos pero ligeros, otros largos y densos, y otros breves, pero intensos. A esos les llamo articulines, y son de lectura obligatoria (ja ja).
La frase que titula el articulín de hoy, tanto si eres psicólogo como si no, querido lector, la habrás escuchado con alta probabilidad a algún amigo, compañero o familiar de tu entorno cercano. Muchos ni siquiera reparan en lo absurdo de esta frase, y esto es debido al posible desconocimiento que tendrán y de hecho tiene un escalofriante número de personas (cada vez menor esta cantidad, gracias a Dios y a mi madre que me dio la paciencia), de la función que tiene un psicólogo en realidad.